Usted está aquí: jueves 10 de febrero de 2005 Política Descartó Renán Castillo en 2000 la existencia de bandas contrainsurgentes

Descalificó acusaciones de diversas organizaciones que lo vinculan con esos grupos

Descartó Renán Castillo en 2000 la existencia de bandas contrainsurgentes

Firmó el convenio de apoyo a Desarrollo, Paz y Justicia para mostrar el lado humano del Ejército

JESUS ARANDA

En entrevista con La Jornada, realizada el 11 de noviembre de 2000, el general Mario Renán Castillo Fernández, ex comandante de la séptima Región Militar (1995-1997), con sede en Tuxtla Gutiérrez, rechazó que el Ejército Mexicano arme a civiles o los adiestre en labores de contrainsurgencia contra los zapatistas, y aseguró que en Chiapas no existen grupos paramilitares.

Castillo Fernández, quien formó parte de la terna que aspiró a dirigir la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) con la llegada de Vicente Fox, descalificó las acusaciones de diversas organizaciones no gubernamentales que lo vinculan con el grupo Desarrollo, Paz y Justicia, a raíz de que firmó como '''testigo de honor'' en un convenio suscrito en julio de 1997, entre el gobierno de Chiapas y esa organización, por un monto de 4 millones 600 mil pesos, destinados a impulsar obras de infraestructura y proyectos productivos para el desarrollo rural.

El general de división retirado indicó en aquel entonces que ese acuerdo fue suscrito entre el gobierno local y dicha organización con el propósito de distender los conflictos que había entre las comunidades pro zapatistas y las afines al gobierno, involucrando a estas últimas en proyectos productivos, además de que su firma fue de buena fe, como una forma de mostrar a todos el ''lado humano'' del Ejército.

Castillo Fernández, quien ha sido acusado de ''alentar'' a grupos paramilitares cuando fue jefe de la séptima Región Militar, respondió en breve entrevista (la última concedida a un medio de información) que el Ejército se limitó, durante su gestión, a realizar acciones de labor social y ayuda a las comunidades indígenas enfrentadas entre sí, pero nada más. ''En Chiapas no existen los grupos paramilitares, como afirman los defensores de derechos humanos; lo que hay son grupos de civiles que están o estuvieron armados por los conflictos intercomunitarios que se dieron a partir del estallamiento del conflicto en 1994'', subrayó.

Insistió en que los militares han contribuido a mantener la paz social en Chiapas. Recordó que, cuando fue comandante, del 15 de febrero de 1995 a noviembre de 1997, en Chiapas hubo distensión y prueba de ello fue que no hubo necesidad de establecer puestos de control (retenes). No había problemas para la salida y entrada de personas hacia la llamada zona de conflicto, y además tuvieron lugar los diálogos de San Andrés.

Asimismo destacó que en ese periodo la Sedena no recibió ninguna queja de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) por la actuación del Ejército en Chiapas.

En lo que se refiere a las acusaciones de que mantenía vínculos con la organización Desarrollo, Paz y Justicia -habían sido detenidos 11 de sus integrantes, acusados de portación ilegal de armas, asociación delictuosa, motín, delincuencia organizada, lesiones, daños y despojo-, el general de división aseveró que cuando se desempeñó como comandante militar en Chiapas mantuvo acercamientos con los distintos grupos y organizaciones indígenas y campesinas, ''quienes solicitaron apoyo a la Sedena, principalmente para el traslado de sus productos agrícolas en helicópteros militares para evitar el coyotaje y que recibieran mejores precios por sus cosechas''.

Sin embargo, el militar descalificó cualquier aseveración en el sentido de que la colaboración de los soldados con estos grupos tuviera otros fines. Tradicionalmente, explicó, en Chiapas han existido grupos indígenas o religiosos que tienen o han tenido armas, y las utilizan cuando alguno de sus miembros es agredido por otros o en venganza por agravios cometidos, pero ninguno de esos grupos cuenta con la estructura, orden o disciplina suficiente como para considerarlos un grupo paramilitar.

Además, concluyó, el Ejército Mexicano nunca ha armado ni adiestrará civiles para labores en contra del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

 
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