Usted está aquí: jueves 10 de febrero de 2005 Opinión El plan para un festival ambicioso

Leonardo García Tsao

El plan para un festival ambicioso

Ampliar la imagen Nino Cerruti, Andrei Kurkov, Franka Potente, Bai Ling, Ingeborga Dapkunaite, Wouter Barendrecht, miembros del jurado de Berlinale, y Roland Emmerich, presidente del festival FOTO Reuters

Berlin, 9 de febrero. Con cero títulos hispanoamericanos en su competencia oficial, inicia hoy el 55 Festival de Cine de Berlín. En compensación para con el tercer mundo, el tema de Africa es recurrente en algunos de sus títulos, comenzando con la película de inauguración, Man to man (Hombre a hombre), coproducción franco-británica-sudafricana del poco entusiasmante realizador francés Régis Wargnier, sobre la excursión de unos antropólogos en busca del eslabón perdido.

Los únicos títulos nacionales en todo el festival son Voces inocentes, de Luis Mandoki, que abrirá el próximo sábado la sección competitiva 14plus del Kinderfilmfest, dedicada a películas para adolescentes; El conejo en la luna, el poco convincente thriller político de Jorge Ramírez-Suárez, a exhibirse en función especial hacia el final del festival, y El inmortal, nueva realización de Mercedes Moncada, coproducida entre España, México y Nicaragua, que se proyectará dentro del Foro Internacional del Cine Joven.

La representación mexicana más nutrida en la Berlinale será el grupo de estudiantes del Centro Capacitación Cinematográfica (CCC) y del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) que participará en el llamado Talent Campus, dedicado en esta ocasión a la dirección de arte. Como es el mismo tema de la retrospectiva, la proyección de películas de Kubrick, Scorsese y Tarkovski, entre otros, acompañará las conferencias impartidas por Christiane Kubrick y Jan Harlan, viuda y cuñado del cineasta, respectivamente, así como de los diseñadores Ken Adam, Anna Asp y Dante Ferretti.

Otros conferencistas en el Talent Campus serán Ridley Scott y su hija Jordan, la provocadora cineasta Catherine Breillat, el cinefotógrafo Christopher Doyle y el brasileño Walter Salles. Curiosamente, es en el Campus y no en la competencia donde se han reunido los nombres más prestigiosos.

Una constante de la Berlinale que se ha mantenido, por suerte, es la proyección de películas mudas restauradas con música en vivo. En esta ocasión los honores corresponden a El acorazado Potiomkin, el clásico de Serguei Eisenstein, y Spione, el thriller de Fritz Lang, así como a la menos conocida Schlagende Wetter, de Karl Grune.

Un homenaje adicional se hará al veterano realizador coreano Im-Kwon Taek, de quien se proyectarán siete largometrajes repartidos en las diferentes secciones. Taek recibirá un Oso de Oro honorífico después de la proyección de Chunhyang, vista en Cannes hace cinco años. Otro Oso de la misma categoría se otorgará al aún más veterano actor español Fernando Fernán Gómez, cuya reciente película Para que me recuerdes, de Patricia Ferreira, tendrá proyección especial.

Para ver otras películas de Hispanoamérica habrá que acercarse a Amor idiota, de Ventura Pons, quizás hablada en catalán, en la sección paralela Panorama (que celebra su vigésimo aniversario) y Cómo pasan las horas, de la argentina Inés de Oliveira Cézar, incluida en el Foro. (Por cierto, el Foro es la sección que muestra un interesante cambio de estrategia, reduciendo en 25 por ciento su otrora extensa programación. Ahora se proyectará la cifra más razonable de 39 largometrajes, entre títulos de ficción y documentales.)

Vamos a ver si la 55 Berlinale cumple con sus variados propósitos.

 
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