Usted está aquí: jueves 10 de febrero de 2005 Ciencias De apariencia apacible, los hongos libran agresivos combates en busca de alimento

Maestros del reciclaje, liberan los nutrientes contenidos en el tejido muerto

De apariencia apacible, los hongos libran agresivos combates en busca de alimento

THE INDEPENDENT

Ampliar la imagen Algunos hongos son mejores peleadores que otros FOTO Roberto Garcia Ortiz

Un tranquilo paseo por los bosques puede ser el antídoto para la difícil, ruidosa y contaminada vida en la jungla urbana. Mientras en la superficie todo aparenta calma y serenidad, entre las hojas putrefactas y ramas muertas, se libran mudas batallas con terrible ferocidad. Este es el oscuro, misterioso y sorprendentemente violento mundo de los hongos, organismos que viven buscando nuevas fuentes de alimento y, cuando dos se encuentran frente al mismo pedazo de madera muerta o montón de hojas, puede iniciarse una guerra por la supremacía.

En la Universidad de Cardiff, la profesora Lynne Boddy se ha dedicado al estudio de los hongos por más de 20 años. Trata de lograr un entendimiento más completo de las interacciones de estos organismos, del papel que desempeñan en la vida forestal y de la de los 3 mil 400 millones de hectáreas de la Tierra que están cubiertas por bosques. "Después de todo -dice- antes de que podamos salvar al planeta debemos saber cómo funciona."

Los hongos son maestros del reciclaje. Liberan los nutrientes contenidos en el tejido muerto y los vuelven utilizables. Por ello son vitales para el espectro total de la vida y salud de los bosques.

La profesora Boddy ha orquestado conflictos entre hongos de diferentes especies. "Hemos organizado peleas entre series de hongos distintos y hemos creado una especie de tablero marcador. Algunos son mucho mejores peleadores que otros. Pero el que un hongo esté hasta arriba en el tablero, no significa que será el vencedor en todas las batallas. Al igual que cualquier equipo deportivo, algunos hongos tienen a su oponente de pesadilla, al que simplemente no pueden vencer."

Finos filamentos llamados hifas

Cuando pensamos en un hongo, usualmente viene a nuestra mente un champiñón o una típica seta, o tal vez un moho que cubre el lado de un árbol, pero estas manifestaciones son sólo el fruto carnoso, las estructuras que producen las esporas. El cuerpo principal del hongo está constituido por finos filamentos llamados hifas, y el conjunto de ellas se denomina micelio, el cual se expande por el lecho forestal en busca de nuevos recursos.

Cuando una parte del micelio encuentra una nueva fuente de alimento, manda un mensaje químico, con el cualse genera la acumulación de recursos para crear enzimas que digerirán un grupo de hojas.

"Durante su crecimiento y caza de nuevos recursos, los hongos inevitablemente se cruzarán unos con otros. Un hongo puede atacar a otro de manera muy agresiva, no sólo para asegurar alimento, sino para defender un territorio completo."

Si los dos hongos son de la misma especie, pueden aparearse. Si la reproducción ya ha ocurrido, generalmente llegan a una especie de tregua y se aíslan el uno del otro, sin invadir el territorio contrario. Si se trata de diferentes especies -en los bosques ingleses hay cientos de especies distintas- la batalla comienza. Si son luchadores de fuerzas iguales a veces se llega a un punto muerto donde se estancan.

"Si se toma una rama muerta de un árbol o del suelo del bosque y se hace una sección transversal, se observarán pautas elaboradas de líneas negras o anaranjadas; esto marca los límites entre los territorios, son los campos de batalla donde los micelios se han estado batiendo", precisa la profesora.

Los investigadores en Cardiff realizan experimentos de laboratorio, en los que bandejas con tierra o platos con agar se inoculan con distintos hongos y se registran sus interacciones.

"Una de las posibilidades (del encuentro) es un combate mano a mano: una hifa de uno de los hongos se enrolla alrededor de la de su oponente y la penetra, succionándole la vida." Este fenómeno es conocido como micoparasitismo.

Otras batallas se libran con armamentos químicos. "Cuando las hifas o filamentos del micelio se encuentran ocurre una liberación de químicos de los que no conocemos su identidad por completo, pero hay mucho interés de las compañías químicas, pues estas sustancias podrían ser utilizadas como fungicidas naturales. Está claro que durante la pelea se producen sustancias químicas bastante extrañas. Algunas muestran una pigmentación espectacular.

"En ocasiones, en una interacción muy cercana entre hifas contrarias, se observa cómo sueltan de manera sutil químicos que obligan a una de las dos a retirarse, con riesgo de morir. Por otro lado, puede ocurrir una liberación masiva de enzimas muy poderosas que derrotarán al enemigo rápidamente. Todas las hifas de esa región serán destruidas", explica Boddy.

Curiosamente, durante las peleas a veces las hifas liberan químicos volátiles que atraen a los insectos. "Todavía no sabemos si existe algún interés de los hongos en atraer a estos insectos o es mera coincidencia -agrega la investigadora-. Por ejemplo, algunos colémbolos son atraídos por ciertos hongos luchadores y se movilizan en la zona donde los micelios interactúan. Realizamos investigaciones al respecto para determinar si esto produce alguna ventaja para alguno de los combatientes o para el insecto."

Constante comunicación

El equipo de Cardiff ha mostrado que distintas partes del sistema del micelio son capaces de comunicarse entre sí, y que durante las peleas existe constante comunicación dentro del organismo.

"Preparamos un hongo para luchar contra un oponente y lo inoculamos con un compuesto de fósforo, el cual puede ser rastreado. Cuando el micelio se encuentra con su adversario observamos que el fósforo se había movilizado de todo el organismo y se había concentrado en el frente de batalla. El organismo estaba dedicando grandes cantidades de recursos internos a la pelea. Sin embargo, cuando se pudo advertir que estaba perdiendo la batalla, rápidamente confinó sus recursos lo más lejos posible, presuntamente para que el enemigo no pudiera capturarlos."

Al trabajar con el doctor Jonathan Leake, de la Universidad de Sheffield, el equipo de Cardiff presenció las estrategias de batalla de unos hongos hongos que forma asociaciones con plantas, llamados micorricicos. Estos hongos viven en íntimo contacto con las raíces de las plantas, proveyéndolas de nutrientes y agua del subsuelo y recibiendo azúcar a cambio.

"Lo que hemos visto es que cuando el hongo micorricico se encuentra con un enemigo en la tierra, el porcentaje de carbono en la zona de interacción rápidamente se ve reducido. Suponemos que esto ocurre para evitar que este recurso se vea en peligro. No está claro si es la planta, que es la que provee el carbono, la que controla esta decisión, o si ésta es causada por el hongo", puntualiza la profesora Boddy.

Inclusive cuando un hongo no está involucrado en una pelea, el micelio responde constantemente a los estímulos externos. "Hemos visto, por ejemplo, que si una parte del micelio se encuentra con una nueva fuente de alimento, la colonizará y mandará mensajes a otras regiones del micelio que le permitan iniciar la digestión."

Hasta hace 25 años, los estudiosos de los hongos consideraban que la vasta red de micelios en la tierra era una simple masa de materia micótica. "Apenas recientemente hemos empezado a apreciar que los hongos son organismos individuales que interactúan entre sí de la misma manera que otros, pero todavía pasarán muchos años para que podamos comprender en su totalidad estas interacciones."

© The Independent

Traducción: Miranda Romero

 
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