Usted está aquí: jueves 10 de febrero de 2005 Sociedad y Justicia La entrada de OGM a México, nueva colonización

Ignacio Chapela

La entrada de OGM a México, nueva colonización

VICTOR RUIZ ARRAZOLA CORRESPONSAL

Oaxaca, Oax., 9 de febrero. La apertura de las fronteras de México a productos transgénicos, que sería posible si el Senado aprueba la ley de bioseguridad de organismos genéticamente modificados, es un asunto de soberanía nacional e independencia, en el que deben opinar todos los mexicanos, y no exclusivamente los científicos, dijo el investigador de la Universidad de California, Ignacio Chapela.

Al dictar la conferencia magistral Soberanía y Libertades Genéticas, en la sede del Congreso local, el doctor en ciencias del ecosistema -quien publicó en 2001 sus descubrimientos sobre la contaminación con transgénicos de los maíces criollos de la Sierra Norte de Oaxaca- advirtió que los países en desarrollo "estamos entrando en una nueva era de colonización, estamos como en aquel tiempo, cuando llegó Colón a bordo de sus barcos al continente americano".

Ante unos 200 representantes de organismos civiles, instituciones educativas y de investigación, Chapela señaló que desde la década de los 70, las grandes empresas trasnacionales de biotecnología han aplicado más de 270 mil millones de dólares en investigación sobre transgénicos, inversión que hasta ahora no han podido recuperar.

Por ello, las empresas han sido vendidas "pero las deudas alguien las tiene que pagar", y han decidido que ese dinero salga de países en desarrollo donde hoy se impulsa el consumo de productos transgénicos, de lo cual es prueba que en Turquía, Perú y México se promueven leyes que permitan consumir y comercializar con organismos genéticamente modificados (OGM).

Naciones europeas y entidades estadunidenses, libres de transgénicos

Agregó que la mayoría de las naciones europeas, así como algunas entidades de Estados Unidos, han sido declaradas libres de transgénicos, pues al momento no hay certeza de los efectos nocivos de estos productos.

Según Chapela, introducir maíces criollos a México no sólo implica manipular genéticamente a cereales sino también a personas, "porque todos los mexicanos estamos hechos de maíz y si se interviene a la gente, se trata de un intervención cultural".

Luego de la conferencia magistral de Chapela, habló el director del Instituto Estatal de Ecología, José Luis Bustamante del Valle, quien sostuvo que el ingreso de transgénicos a México representa una pérdida de soberanía.

Por su parte, a nombre de la Unión de Organizaciones de la Sierra Juárez de Oaxaca, Aldo González Rojas argumentó que la ley de bioseguridad que se discute en la actualidad en el Senado fragmentará el territorio nacional, por incluir la idea de identificar centros de origen del maíz. Explicó que con esta postura se aislarán pequeñas zonas productoras de maíces criollos, y el resto del país será invadido con organismos genéticamente modificados.

 
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