Usted está aquí: martes 8 de febrero de 2005 Opinión El pacto de transición en México

Marco Rascón

El pacto de transición en México

Sin decir dónde ni cuándo lo firmaron, desde 1996 la cúpula burocrática del PRD viene hablando de un "pacto de transición" que debe ser cumplido. Cuando la clase política pretende teorizar sobre el actual periodo, habla de esa "transición" en la que Vicente Fox inscribe su política de "cambio" y los priístas su derecho a volver.

Estamos más en una disputa de formas que de contenidos y los grandes o pequeños conflictos y contradicciones entre partidos no obedecen a cuestiones ideológicas de fondo, sino a la lucha de intereses económicos y políticos que pretenden representar.

En esta hora el empresariado sustituyó de lleno y se apropió del concepto de "sociedad civil", y aparecen como candidatos "ciudadanos" de uno u otro partido. ¿Ha sabido, usted lector, de un candidato ciudadano, intelectual, maestro, obrero o filósofo? Por lo general son empresarios, gerentes o artistas que ofrecen su rating a la política.

Cada vez es más obvio que la llamada "transición pactada" tiene reglas muy específicas y claras, casi inviolables. Que sus acuerdos se vienen cumpliendo desde 2000 casi al ciento por ciento y que, salvo excepciones, la clase política se ha subordinado.

Se vale patalear entre el Legislativo contra el Ejecutivo y éste ante el Judicial o viceversa. Se vale hablar mal de todos contra todos y hacer de la "libertad" el campo de conflictos insustanciales. Gracias a ellos, todo el país fue puesto a pleito de barandilla, a la retórica procesal de los coyotes de juzgado, a un supuesto legalismo que no es más que un método para que se olvide el origen de los problemas. Bajo el "pacto de transición" la clase política se desarmó intelectualmente y llena el espacio de los medios de comunicación a través de escándalos y de una lucha para ver quién es peor.

Los puntos principales de este pacto de transición son:

1. Respetar los criterios macroeconómicos. La política económica, la paridad cambiaria, la vigencia y hegemonía del dólar, el pago de la deuda interna y externa, las reservas monetarias, el control de la inflación y de los salarios, todo está blindado y es intocable.

2. Se puede hacer política social con el gasto, siempre y cuando vaya dirigido a beneficiar al sector privado nacional y trasnacional. El gasto gubernamental no podrá ser usado para cambios estructurales, no podrá inmiscuirse en la actividad bancaria y de seguros. Todo gasto y manejo de los recursos fiscales no podrá orientarse al sector social o cooperativo, sino al empresarial privado.

3. Las empresas y el gobierno fusionarán su filosofía social por conducto de la filantropía. Para la "transición pactada" la política social genera derechos, que a su vez generan costos y reducen la capacidad del gobierno para contratar deuda y hacer los pagos correspondientes.

4. La transición pactada será un sistema de partidos nacionales cerrado, con partidos confiables que acepten las reglas anteriores. Estos tendrán financiamiento gubernamental para poder mantener el control interno en cada partido. Para las facciones excluidas habrá una "segunda división" de asociaciones políticas locales a fin de ampliar la nómina e impedir rebeliones de políticos locales y nacionales excluidos. Para todos habrá fondos.

5. Todos aceptarán y ayudarán a que la sociedad acepte a los medios de comunicación y las encuestas como el instrumento central de medición de la política, los políticos y la pluralidad democrática. Los medios serán el árbitro central y de línea en los conflictos.

6. El pacto de transición incluye reparto inicial de una fuerza geopolítica que los partidos podrán acrecentar o disminuir de acuerdo con su inversión y sus estrategias particulares. Los partidos podrán hacer alianzas locales sin ninguna restricción; los bloques o alianzas electorales son intercambiables y no ameritan juicios de ética política.

7. El Distrito Federal será para una fuerza política distinta a la presidencial a fin de hacer equilibrio. El que tenga mayoría en el Congreso no tendrá la Presidencia de la República ni el Distrito Federal.

8. Nadie disputará ni apertura de medios de comunicación ni regulaciones al sistema financiero ni fuerza en el Ejército Mexicano. Estos tres sectores están blindados y no se tocan, pues son la garantía de que se mantengan las reglas de la transición.

9. Todos deberán aceptar gradualmente el proceso de privatización. Todas las fuerzas políticas tendrán beneficios directos e indirectos. La última palabra en los conflictos es la estabilidad del pacto y el respeto a sus reglas.

10. El IFE está para garantizar la estabilidad de cada partido y sus prerrogativas, siempre y cuando respeten las reglas.

Después de la reciente elección en Estados Unidos corre un dicho pesimista: "si las elecciones sirvieran para cambiar algo, no nos dejarían votar". Para que haya democracia en México lo central es buscar que las elecciones sí cambien y rompan ese orden y las estructuras.

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