Germaine
Gómez Haro
RICARDO
MAZAL: LA
TUMBA DE LA REINA ROJA
En
el Museo Nacional de Antropología e Historia se presentaron el año
pasado dos exposiciones de arte contemporáneo que llamaron la atención
en ese espacio dedicado exclusivamente a las culturas precolombinas y a
la etnografía. Cuerpos terrenales reunió el trabajo
de creadores cuya escultura en cerámica revela ciertos lazos con
el México antiguo. La obra variopinta de Francisco Toledo también
convivió en ese recinto con piezas precolombinas y objetos de arte
popular. Actualmente se presenta la muestra La tumba de la Reina Roja.
De la realidad a la abstracción,
de Ricardo Mazal, que reúne
fotografía, dibujo, pintura y una instalación, inspirados
en el soberbio ajuar funerario del Templo
XIII de
Palenque. Es digno de mención el criterio no ortodoxo de los directivos
de este museo que ha hecho posible que, a través de exposiciones
de esta naturaleza, el público pueda establecer diálogos
metafóricos afortunados y evocadores entre el arte antiguo y los
lenguajes contemporáneos.
Ricardo Mazal (1950) se formó como
arquitecto y ha desarrollado un trabajo plástico de una gran solidez
y reconocimiento. En 1986 se instaló en Barcelona, donde su estilo
pictórico se desprendió poco a poco de las referencias figurativas
para instalarse plenamente en la abstracción gestual. Desde 1990
vive y trabaja en Nueva York, y en los últimos tiempos ha incorporado
a su quehacer artístico nuevas inquietudes conceptuales que lo han
llevado a experimentar con procesos digitales altamente sofisticados. La
exposición que aquí nos ocupa se presenta paralelamente a
otra titulada Rostros mayas. Linaje y poder que reúne una
selección de las más hermosas máscaras y rostros escultóricos
del Imperio maya, asociados a algunas otras obras maestras provenientes
de ofrendas funerarias.
La
exhibición de Mazal está ubicada al final de la muestra prehispánica
y da inicio con un video documental en el cual el propio creador explica
cómo se originó esta serie inspirada en la Tumba de la Reina
Roja de Palenque, descubierta en 1994. El artista visitó la zona
arqueológica en 2003 y se enamoró de sus edificios y de la
exuberante belleza natural. Un minucioso registro fotográfico de
las superficies pétreas de los templos y de la frondosa maleza de
su entorno constituyeron la materia prima de este trabajo. En el video,
Mazal muestra cómo fue manipulando las fotografías digitalmente
a partir de ediciones y reconstrucciones, hasta crear unas especies de
bocetos virtuales que dieron origen a las pinturas y monotipos. Es fascinante
constatar cómo el artista consigue combinar y fusionar diversas
técnicas hasta llevar las formas sintéticas que captó
su cámara a lienzos de grandes dimensiones. Para ello utiliza herramientas
no convencionales como unos grandes rodillos de esponja que le permiten
aplicar la pintura sobre las vastas telas mediante movimientos libres y
gestuales.
La Tumba de la Reina Roja lo cautivó
por el misterio que despierta y por el dramatismo que provoca el cinabrio
que utilizaron los antiguos mayas para recubrir el cuerpo y la ofrenda.
El color rojo fue fundamental en la cosmogonía mesoamericana por
los códigos simbólicos que encierra, asociados a la vida
y a la regeneración, a los puntos cardinales del Oriente y del Sur
que marcan el trayecto del sol del levante al ocaso, y a la sangre, alimento
divino de los dioses. Ricardo Mazal crea su propia ceremonia ritual con
explosiones de rojos descarnados y fulgurantes en lienzos de gran formato
y en su instalación realizada a base de pigmentos, obras que evocan
sintéticamente, en un lenguaje no figurativo, la cámara mortuoria
y el entierro.
De la realidad a la abstracción,
Mazal recorre un itinerario metafórico para entonar visualmente
un canto poético a la grandeza de nuestros ancestros mesoamericanos
cuyo imponente legado sigue siendo fuente de inspiración para los
creadores contemporáneos.
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