Usted está aquí: domingo 6 de febrero de 2005 Política PRI y PAN pactan para desacreditar nuevas propuestas de nación, dice el jefe de Gobierno

Son como la Coca-Cola y la Pepsi, no quieren que haya Jarritos, afirma

PRI y PAN pactan para desacreditar nuevas propuestas de nación, dice el jefe de Gobierno

Sostiene: los de arriba nos van a quitar el fuero, pero falta saber la decisión del pueblo

LEOPOLDO RAMOS CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Andr�Manuel L� Obrador present� Torre�u libro Un proyecto alternativo de naci�OTO Guillermo Avila/Notimex

Torreon, Coah., 5 de febrero. Andrés Manuel López Obrador, jefe de Gobierno del Distrito Federal, advirtió que su desafuero parece inminente, pues los partidos Acción Nacional (PAN) y Revolucionario Institucional (PRI) "son lo mismo" y "acostumbran hacer acuerdos" para evitar que surjan nuevas propuestas de nación.

"A veces el PRI y el PAN se ponen de acuerdo, son como la Coca-Cola y la Pepsi, no quieren que haya Jarritos", comentó.

Por ello, reiteró su llamado al pueblo de México para estar atento e iniciar una resistencia civil si la comisión instructora de juicio político en la Cámara de Diputados decide proceder en su contra y retirarlo del cargo, ya que "no se puede permitir un atropello de ese calibre.

"No podemos dejarnos ni cruzarnos de brazos. No podemos darnos por vencidos", señaló ante unos 2 mil simpatizantes que se reunieron en el teatro Isauro Martínez, donde presentó su libro Un proyecto alternativo de nación.

Ataviado con chamarra de cuero café oscuro, con la que mitigó el frío de cuatro grados centígrados en esta Comarca Lagunera -donde se juntan Coahuila y Durango-, el perredista insistió en que no deben darse por vencidos ni siquiera quienes confiaron en "el gatopardismo" del presidente Vicente Fox y del PAN, el cual surge "cuando las cosas cambian para seguir igual".

Explicó que la comisión instructora está copada por legisladores de PRI y PAN, por lo que la aprobación del dictamen para que el pleno legislativo discuta si debe ser desaforado o no, resulta inminente.

Sin embargo, con un dejo de confianza, señaló que su defensa se basa en la certeza de no haber violado la ley en torno al problema del predio El Encino y a que de su lado se encuentran millones de mexicanos.

"Nos van a quitar el fuero, eso es lo que dicen los de arriba, en la cúpula, pero todavía falta la decisión del pueblo", señaló en medio de una ovación.

López Obrador consideró que su propuesta de gobierno, publicada en el libro editado por Grijalbo, se sostiene en tres columnas principales: generar empleo y crecimiento impulsando la industria de la construcción, el fomento al campo, al turismo y a las manufacturas; modernizar el sector energético sin privatizarlo, y reducir al máximo el costo operativo de la estructura gubernamental.

Sin embargo, reconoció como "casi imposible gobernar esta nación en el océano de la desigualdad que impera", por lo que anticipó que programas acusados de populistas, como el apoyo económico mensual a los adultos mayores, se pondría en marcha en todo el país.

Al llegar al teatro Isauro Martínez, el jefe de Gobierno prometió escuchar las quejas de un grupo de personas a quienes hace un par de meses el gobierno de esta ciudad incendió los tejabanes donde vivían, a un costado de las vías del ferrocarril.

Los manifestantes se concentraron en la calle para interceptar y pedir el apoyo del perredista, pero en su intento tuvieron que luchar contra un tumulto de simpatizantes, periodistas y mujeres que demandaban la atención del político.

La situación se complicó cuando empleados del ayuntamiento perredista de San Pedro, convertidos de pronto en improvisados guardaespaldas, intentaron controlar a empujones las muestras de apoyo para López Obrador.

Doña Margarita quedó en medio de los empellones, pero no dejaba de pedir a gritos la oportunidad para intercambiar unas cuantas palabras con el tabasqueño y poder explicarle su problema y el de sus compañeros desalojados.

López Obrador se detuvo antre los descontentos y con una sonrisa lanzó la promesa: "ahorita vengo mujercita, ahorita, nomás terminando ahí adentro".

Una hora y media después se plantó en las escalinatas exteriores del teatro. Lo hizo para saludar desde lejos a quienes ya no encontraron cupo adentro, pero también para estar en condiciones visibles de ubicar a la mujer a la que le había entregado su promesa. "Aquí estoy", pareció decir doña Margarita, quien levantó su mano derecha para llamar la atención del funcionario.

El jefe de Gobierno se acercó, la escuchó, le prometió estudiar el caso y se llevó consigo una carpeta con documentos y copias de notas periodísticas en las que se relata la odisea de los colonos y su esfuerzo por conseguir que las autoridades locales los reubiquen en un nuevo terreno.

 
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