Usted está aquí: domingo 6 de febrero de 2005 Economía AL y el Caribe, impreparados ante desastres naturales: BID

La pobreza agrava vulnerabilidad; más de 45 mil muertos en 10 años de catástrofes

AL y el Caribe, impreparados ante desastres naturales: BID

DAVID ZUÑIGA

Ampliar la imagen Trabajadores del programa de alimentaci�e la ONU, varados cerca de Gonaives, Hait�la zona m�afectada por el hurac�Jeanne en septiembre pasado FOTO AFP

América Latina y el Caribe siguen siendo muy vulnerables a sufrir grandes pérdidas humanas y económicas por desastres naturales, advirtió el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Según el organismo, todos los países de la región están prácticamente reprobados, pues ninguno alcanza una efectividad de 60 por ciento para enfrentar catástrofes.

Inundaciones, terremotos, huracanes, erupciones volcánicas, deslizamientos de tierra y sequías han dejado en América Latina más de 45 mil muertos, 40 millones de damnificados y daños superiores a 32 mil millones de dólares en los 10 años recientes.

El BID diseñó un sistema de indicadores de riesgo que evalúa la identificación y reducción de riesgos, la capacidad de respuesta y la recuperación ante catástrofes.

Uno de los registros, el índice de gestión de riesgo, mide la capacidad de los países para identificar y reducir amenazas de desastres naturales y para responder ante ellos y recuperarse de sus efectos. El IGR considera factores como la vigilancia y detección de amenazas, el cumplimiento de normas de construcción, la coordinación de operaciones de emergencia y el funcionamiento de redes de seguridad social.

El BID señala que si bien se han observado algunos avances desde 1980, el nivel de efectividad aún es inadecuado en la mayoría de los países analizados. México se encuentra en cuarto lugar general, detrás de Chile, Costa Rica y Jamaica.

Chile y Costa Rica están en los primeros lugares de la tabla, pero con resultados sólo "apreciables". República Dominicana y Ecuador ocupan los últimos lugares, mientras que Jamaica, México, Colombia, Perú, Guatemala, El Salvador y Argentina están a la mitad de la lista.

El índice de déficit por desastres (IDD) evalúa el impacto económico que puede tener una catástrofe en un país y su capacidad financiera para hacerle frente. También mide las consecuencias presupuestales de los desastres y muestra la necesidad de asegurar bienes públicos y privados, crear reservas financieras contra pérdidas, contratar créditos contingentes e invertir en medidas de prevención y mitigación.

El índice de desastres locales (IDL) calcula los riesgos sociales y ambientales provocados por desastres de pequeña escala, e incluye número de víctimas, personas perjudicadas y daños a viviendas y cultivos.

A diferencia del IDD, este índice comprende desastres que ocurren en zonas aisladas y cobran pocas vidas, pero que al ocurrir con frecuencia pueden socavar el desarrollo de un país. El IDL puede ayudar a tomar decisiones sobre asentamientos humanos, redes de seguridad social y gestión de riesgo en el ámbito local.

El índice de prevalencia (IPV) mide la exposición de un país a sufrir pérdidas humanas y económicas por desastres, su fragilidad social y económica y su capacidad para absorber impactos y financiar recuperaciones. Sus tres indicadores compuestos consideran factores como el crecimiento demográfico, la densidad poblacional, los niveles de pobreza y desempleo, la degradación de suelos causada por la acción humana, el gasto social y los seguros de infraestructura y vivienda.

Según el IPV, Guatemala, El Salvador, Ecuador y República Dominicana han sido los países más vulnerables de las dos últimas décadas, mientras que Chile, Costa Rica y Colombia muestran niveles más bajos.

Entre 1996 y 2002 los países de América Latina y el Caribe solicitaron al BID 3 mil 200 millones de dólares para financiar proyectos de prevención de desastres; 41 por ciento ha sido destinado a prevención y mitigación, 6 por ciento a responder emergencias y 53 por ciento a rehabilitación y reconstrucción.

El BID señala que mientras los desastres naturales son cada vez más frecuentes y destructivos -lo que podría estar relacionado con el cambio climático- la asistencia global para situaciones de emergencia no ha dejado de disminuir desde 1992.

"Debido a estas tendencias, es indispensable que la región salga del círculo vicioso de destrucción y reconstrucción y que aborde las causas fundamentales de su vulnerabilidad, en vez de limitarse a tratar los síntomas y esperar hasta que se produzca un desastre".

El organismo financiero identifica algunos de los problemas económicos que agravan la vulnerabilidad de los países latinoamericanos a los desastres naturales: urbanización rápida y no regulada, persistencia de la pobreza urbana y rural generalizada, degradación del ambiente por el mal manejo de los recursos naturales, políticas públicas ineficientes, así como rezagos y desaciertos de las inversiones en infraestructura. "En la región se invierte muy poco en la mitigación de amenazas naturales, puesto que la política en materia de desastres se ha centrado principalmente en la respuesta a situaciones de emergencia", señala.

 
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