Usted está aquí: miércoles 2 de febrero de 2005 Opinión POESIA PARA LLEVAR

POESIA PARA LLEVAR

Ricardo Yáñez

Del saudoso vinho verde

EN LA PAGINA 60 de Portugal pequenino que pudiéramos llamar la ribera portuguesa de Francisco Cervantes (Lunarena, El Secreto, Puebla, 23 de enero de 2003, dos años exactos antes de su fallecimiento), se lee: ''Este sueño y esta vida que es la mía./ Pero, ¿algo es mío, ayer y hoy o todavía?"

SE TRATA DEL final de un texto leído al recibir la brasileña Orden de Rio Branco, final que deja o casi la página, y con ella la mirada, vacía también.

NO SE A qué se deba: tarde, un día después de difundida la noticia, me entero de su muerte. Busco este libro, cuyos versos comienzan, luego de la muy breve introducción, así:

''SEÑORA HOY se me ha muerto/ Aquel que en vos vivía/ Y que os amaba."

NO SE A qué se deba, digo, lo más seguro es que a la casualidad, pero si no recuerdo mal al hojear el libro los textos que primero aparecieron fueron los citados y, aunque no necesariamente en el orden aquí expuesto, el siguiente, cuya presentación (página 72) es un tanto dubitativa entre verso y prosa. Elijo para reproducirlo esta última:

''CAMINABA POR su barrio, en Lisboa. Alguien se le acercó. O Cervantes morreu fue la noticia.

''SEGURAMENTE SE la dieron en la Rua Almirante Reis. Sobrecogedora. Pero necesaria y saludable.

''-AHORA PODRE ser Hugo Vidal.

''LA LUZ DEL sol caía vertical y le daba sed.

''ENTRO EN UN sitio Os Moinhos. Almorzaba y yantaba ahí Cervantes. Los camareros no lo reconocieron. Apenas si notaron su presencia.

''EL VINHO VERDE refrescó su garganta. Comió con abundante apetito, que recordaba Cervantes había ido perdiendo últimamente."

EN EL YA muy lejano abril de 1978, Fado dos meus quarenta anos, había reconocido, algo melancólicamente:

''MINHA PALABRA é tão antiga", y en Camões agoniza, a dos hojas de distancia de esa línea en el libro comentado, anotó:

''ALGUNAS PALABRAS que nadie retiene/ Mientras la muerte avanza sobre el tapiz de fiebre/ Que le da la bienvenida en ese cuerpo lusitano/ O, mejor, en ese cuerpo que es toda Lusitania./ El mismo no sabe de su altura/ Y el hambre le roe, una dolencia más./ Sabemos que al pie de su astroso lecho,/ Si lo tuvo,/ Acaso un esclavo estaba,/ Mas diríamos que sucumbía la flor de Portugal,/ Igual que había sido segada en Alcazarquivir./ Pero una vez más moría en la carne de Camões."

EN ALMA MINHA gentil... (página 67), el poeta queretano se compara por cierto que graciosamente con el peninsular renacentista:

VEAMOS: ''DOM Luiz, que somos si no iguales/ En algo semejantes, Vos Camões y yo, Cervantes."

''SO EL ARBOL tendidas,/ De nos tan temidas/ Eran despedidas.// Un viento las iba/ Y otro las venía/ Eran despedidas.// So el árbol tendidas,/ Que nadie las cuida,/ Eran despedidas."

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