El periodista, testigo clave en el juicio que realiza España
Robert Cox rebate declaración del presunto genocida Adolfo Scilingo
ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL
Madrid, 28 de enero. El veterano periodista estadunidense Robert Cox fue un testigo de excepción de los métodos de represión y aniquilación instaurados por la dictadura de las juntas militares argentinas (1976-1983), gracias a su condición durante aquellos años de corresponsal en el Cono Sur para el periódico The Washington Post y el semanario Newsweek. En ese contexto, Cox declaró hoy ante el tribunal de la Audiencia Nacional española que juzga al capitán de corbeta de la Armada argentina Adolfo Scilingo, que enfrenta un proceso por los delitos de genocidio, secuestro y torturas.
El testimonio de quien también fue director del prestigioso rotativo estadunidense era de singular importancia para la defensa de la acusación popular, una vez que Cox es una de las pocas personas que vieron con sus propios ojos la llegada de algunas de las centenares de personas que fueron recluidas, torturadas y asesinadas en la Escuela Mecánica de la Armada (Esma) durante aquellos años.
El hecho de que Robert Cox haya podido constatar la llegada de personas maniatadas y encapuchadas al centro de exterminio, incluso estando fuera de él, desbarata una parte significativa de la declaración de Scilingo, quien ha reiterado en numerosas ocasiones que la llegada de los presos a la Esma se hacía con absoluto secreto.
El juicio contra Scilingo es el primero que se abre en los tribunales españoles contra un supuesto responsable de las políticas de aniquilación y represión perpetradas por las dictaduras latinoamericanas durante la segunda mitad del siglo pasado, por lo que es la primera vez que un juzgado de otro país acata el concepto jurídico de "justicia universal" para desarrollar el proceso. Este principio también será la base para el enjuiciamiento de otro supuesto represor argentino y figura clave de la desaparición y aniquilación de miles de personas, Ricardo Miguel Cavallo, quien fue extraditado por México en abril de 2003 y ahora se encuentra en una prisión de alta seguridad.
Scilingo se encuentra preso en España desde 1998, tres años después de que él mismo decidiera confesar su implicación en la represión y el asesinato de algunos detenidos en la Esma, de la que era jefe de motores y electricidad. Sin embargo, Scilingo decidió negar su autoinculpación y modificar sustancialmente su declaración, al defender su presunta inocencia y narrar una serie de hechos inverosímiles que, según él, explican la motivación de su declaración original.
Scilingo, que se enfrenta a una condena de más de 6 mil años de cárcel, alegó en su defensa que en todo el tiempo que estuvo destinado en la Esma únicamente realizaba actividades relacionados con la mecánica y la electricidad, por lo que no participó en los hechos denunciados y, según su testimonio, ni siquiera era capaz de saber lo que pasaba en la "zona reservada" del centro exterminio. Agregó que los agentes de los llamados "operativos especiales" actuaban con absoluto hermetismo, por lo que nadie estaba autorizado para ver la llegada de los detenidos ni ingresar en las celdas de tortura y reclusión.
El testimonio del periodista de The Washington Post hirió la medular de uno de las coartadas centrales de Scilingo, una vez que Cox narró con detalle su experiencia en la Argentina de aquellos años. El informador estadunidense admitió que en los primeros días del golpe militar él mismo estaba convencido de que "los militares eran gente de honor y no mentían cuando decían que sólo querían que volvieran la democracia, el orden y la ley a Argentina", incluso reconoció su convencimiento de que había sido "un golpe sin sangre".
Pero su propia experiencia y los testimonios que fue recabando por el país le hicieron cambiar su versión de los hechos y, sobre todo, empezar a investigar qué era lo que en realidad estaban haciendo la dictadura militar. Cox explicó que llegó a entrevistarse en varias ocasiones con Emilio Massera y Jorge Rafael Videla, quienes le habrían pedida ayuda para difundir por el mundo "la nueva democracia argentina". Pero todo cambió cuando Cox publicó una serie de noticias sobre los habeas corpus presentados por decenas de abogados argentinos para conocer la situación de los desaparecidos y sobre las reivindicaciones de Las Madres de Plaza de Mayo.
Tras recibir numerosas amenazas de muerte, Cox fue detenido y trasladado al centro de reclusión de la Superintendencia de Seguridad Federal, donde permaneció tres días desnudo y sometido a torturas. Logró salir con vida gracias a las presiones diplomáticas, por lo que una vez en la calle empezó a recabar datos sobre la represión. Luego de ser informado de que la Esma era uno de los centros de reclusión y tortura clandestinos, Cox se traslado al inmueble, en cuyas inmediaciones permaneció varias horas.
Sobre lo que atestiguó, recordó: "De repente llegó un camión sin placas y se abrió el portón de la Esma; en ese momento pude ver con claridad cómo se bajaban del vehículo personas maniatadas y encapuchadas, que eran vigiladas todo el tiempo por policías vestidos de civil". Este testimonio podría ser clave para desmontar la versión que defiende Scilingo desde que se arrepintió de su autoinculpación.
