|
¿De cabeza y sin protección?
Mientras
se les sigue regateando la información sobre sexualidad y el acceso a los
métodos anticonceptivos y de prevención, las y los adolescentes están lanzando
en su vidad sexual sus propias apuestas , calculan los posibles riesgos y
recurren a técnicas que a su entender, los protegen. En una palabra, en
el sexo se la están jugando echando mano del conocimiento a su alcance, que
no es siempre el más correcto y adecuado.
El
siguiente texto expone diversos testimonios de jóvenes y adolescentes que
explican las estratégias a las que recurren para asumir o evitar riegos en
el terreno sexual.
Por Antonio Medina
Quizá
en ninguna otra edad cobra tanta importancia el sexo como en la etapa adolescente.
La sexualidad pasa a ocupar un lugar central en la vida de las y los adolescentes
no sólo por razones de desarrollo corporal, sino también por la necesidad
de construirse o dotarse una identidad de género propia. Este proceso muchas
veces está influenciado por situaciones que exhiben los medios de comunicación
en donde se ven imágenes de cuerpos esculturales que invitan al sexo y a
la pasión, que las y los adolescentes incorporan a su imaginario colectivo
como una premisa de la felicidad. Así pues, en el diario acontecer de la
vida adolescente, la intimidad se acompaña de los "íconos de placer y sensualidad"
que la publicidad exacerba en los espacios mediáticos, en donde pocas veces
se plantean relaciones igualitarias entre los géneros o se ofrecen a la par
del "delirio por el sexo" mensajes preventivos o relacionados con el ejercicio
de derechos y la responsabilidad que implica una vida sexual activa.
En
esta etapa que va, según el Conapo, de los 11 a los 19 años, se tiene por
lo regular dificultad para conversar de sexualidad con los padres, con la
misma pareja o con alguna autoridad en la materia en espacios como la escuela,
la iglesia o los centros deportivos. A esto se agrega la dificultad de acceso
a los métodos anticonceptivos y la vulnerabilidad que generan los ambientes
de pobreza e ignorancia, propicios para las conductas sexuales de riesgo,
exacerbadas por el consumo de alcohol y drogas.
Entre
la negativa, la ambigüedad y la confusión de mensajes que reciben de las
instituciones estatales, de las familias, de la Iglesia y de los medios de
comunicación, las y los jóvenes adolescentes están haciendo sus propias apuestas,
realizan cálculos y desarrollan técnicas para asumir o evitar riesgos, según
sea el caso, en su actividad sexual. Así, muchos jóvenes valoran la oportunidad
"única" de una experiencia sexual desprotegida por encima del posible riesgo,
o recurren al sexo anal o al coito interrumpido para evitar embarazos sin
percatarse de otros riesgos.
En los siguientes
testimonios de jóvenes entrevistados por Letra S se da cuenta de éstas y
otras estratagemas a las que están recurriendo algunos jóvenes en su vida
sexual.
Si me la canta, le entro
Iván,
estudiante de tercero de preparatoria, describe que más de una vez se ha
visto entrelazado en el delicado y suave cuerpo de Britney Spears durante
su clase de matemáticas, historia o biología, lo que provoca que salga disparado
del salón de clases rumbo al baño para "hacerse justicia con su propia mano".
"Si algún día una chava, aunque no se parezca tanto a Britney, me aflojara,
qué chingados me importaría el condón... oportunidades solo hay una y sería
muy güey si no la aprovecho, aunque sea sin condón, que al fin y al cabo
se siente más chingón", contesta seguro a la pregunta expresa del reportero.
Al
extender su respuesta, Iván, de 17 años, precisó que ya había tenido "sesiones
locas" con una amiga con la que se faja "solamente por encimita" sin eyacular,
pero que prefería esperar a encontrar una chava más "seria" con la que pueda
tener una vida sexual "sin broncas", y, de esta manera, dejar de ser "un
chaquetero de tiempo completo", como él mismo se definió.
La
experiencia de Iván no dista mucho de la de Sandra, estudiante del primer
semestre de la carrera Trabajo Social de la UNAM, pues dijo que si el Brad
Pitt o el Luis Miguel de la Facultad se le insinuara para tener relaciones
sexuales, no dudaría en entrarle. "Tener una experiencia con el chavo de
tus sueños es lo que toda chava desea, aunque no lo digan".
Al
responder sobre la "hipotética" falta de condón en el momento del coito,
respondió que no le importaría, ya que "de un embarazo te puedes librar con
pastillas", y al sida o alguna otra infección de transmisión sexual la adolescente
las ve realmente lejanas, pues "el sida le da principalmente a los gays".
"Yo creo que el condón no te garantiza nada al cien por ciento, y la verdad
es de hueva estar primero en el faje y después que se te baje la excitación
por estar colocando el condón en el pene", remató.
Sandra
inició su vida sexual a los 16 años con un tío con quien duró 2 años y posteriormente
con un par de novios, por lo que "sabe" que muchas veces los chavos son inexpertos
para colocarse el condón y se les zafa, por ello siente que "es más emocionante
así, sin nada y conocer en qué días sí puedes y cuáles no, pero si el chavo
de mis sueños me la cantara... ¡yo sí me arriesgaría!", concluyó.
A falta de condón, simular la penetración
Juan
Carlos, estudiante de enfermería en el Conalep Culhuacán, consideró que si
a él se le presentara la situación de tener una relación de repente con una
chava, sí lo pensaría. No obstante, explica: "ya me ha pasado que estás bien
caliente y la neta no se te ocurre lo del condón o de plano no lo traes...
y si se te ocurre, la verdad te da por valerte madres y no lo usas".
El
adolescente considera que "si ya te estás dedeando a la chava, está cabrón
que salgas con la ocurrencia de sacar el condón, si lo único que falta es
que la penetres y si te pones a retrasar todo, se te baja o ella se arrepiente
y entonces se sala el asunto".
Explicó que a
sus 19 años ha tenido alrededor de seis relaciones sexuales y que cuando
menos en tres ocasiones le ha sucedido que comienza jugueteando y cuando
menos se da cuenta ya está a punto de penetrarlas, pero su "técnica" es solamente
simular que las penetra entre las piernas y cuando siente que eyacula, se
retira, pues "de esa forma evito cualquier pedo".
En
el caso de Daniela, quien se asume como una Vampira underground, sentir la
piel de su novio es lo más importante, pues "la verdad yo creo que estar
cuerpo a cuerpo es lo más chingón". Explicó que a su chavo y a ella no les
gusta usar condón, "primero porque a él lo deja muy rozado y creo que es
alérgico al hule o a 'la cremita' que le ponen a los condones; segundo, porque
lo hacemos cuando yo puedo sin broncas; y tercero la verdad es mucho más
placer sentir todas las sensaciones al natural, sin barreras". La adolescente
de 19 años y empleada de una tienda de ropa dark, dijo que cuando se les
antoja a su novio y a ella tener relaciones sexuales en los días que le baja
la regla, lo hacen sin penetración y solamente "nos masturbamos mutuamente
o yo le hago sexo oral... no es a huevo la penetración", concluyó.
En
este sentido, Rodrigo de 21 años y quien pertenece a un batallón del Ejército
Mexicano, coincidió con Daniela sobre las sensaciones cuerpo a cuerpo, y
a falta de condón él prefiere la penetración anal y el sexo oral para evitar
embarazar a las chicas. Relató que le ha sucedido que cuando está "franco"
él y sus amigos del Batallón se van con chavas que rondan la zona militar
y "una vez entradas en el desmadre" sí le han "aflojado" y, como siempre,
no ha tenido condón a la mano. Para ello, dice que hay otras formas, "las
puedes cachondear por atrás". "A muchas no les gusta, pero hay que saber
hacerlas sentir que no es malo, al contrario, que sí hay placer tanto para
ella como para uno". Y la gran ganancia, concluye: "no hay nada de riesgo
de que salgan panzonas".
Para evitar un embarazo,
Arturo, de 21 años y estudiante de química en la UNAM, relató: "Sí me ha
pasado ya estando pedo o medio pacheco que de repente la más buenona te afloja
todo y no traes condón, pero la verdad, yo si prefiero mejor jalármela que
embarcarme o que vaya a salir cualquier otra cosa como sida o sífilis".
En
el caso de los adolescentes gay la percepción del riego del sida está más
latente, pues por ser el sector más afectado por la pandemia están más cerca
de esa realidad, algunos de ellos conocen a alguien que lo padece, a pesar
de ello, las conductas de riesgo aún persisten.
Francisco
Javier, joven gay de 20 años, narra que él recurre sobre todo al sexo oral
por ser una práctica de menor riesgo, y en algunas ocasiones ha experimentado
la penetración anal sin condón, pero solamente con "un chavo que a leguas
se ve sano". "La verdad, después del beso negro lo único que quieres es que
te penetren y si no hay condón, poco o nada me ha importado, ya que me da
una especie de ansiedad que lo único que quiero es eso".
¿Cómo bella durmiente del bosque?
Los
testimonios recabados para este reportaje son de adolescentes y jóvenes de
clase media y media baja, y por su nivel de estudios demostraron conocer
diferentes tipos de métodos anticonceptivos y la manera de evitar infecciones
de transmisión sexual. Pero también indican que, a pesar de ese conocimiento,
por diversas motivaciones y situaciones deciden en un momento dado correr
riesgos en sus relaciones sexuales. Lo que representa todo un desafío para
las políticas de educación y salud sexuales.
Luego
de años de educación sexual, se ha logrado aumentar el número de adolescentes
que usan condón en su primera relación sexual, pero el reto es lograr que
persistan en sus prácticas sexuales protegidas y para ello es necesario conocer
esas motivaciones que los o las llevan a valorar más la oportunidad por encima
del riesgo o a realizar cálculos muchas veces basados en información errónea
o incompleta, así como rescatar aquellas técnicas y prácticas preventivas
que ellos y ellas mismos han desarrollado.
Lo
que ya no puede admitirse es seguir pretendiendo que la sexualidad adolescente
permanecerá adormecida, como una bella durmiente del bosque, si impedimos
que algún príncipe la despierte con su lascivo beso. Negar o regatear información
y servicios de salud sexual a las y los adolescentes y jóvenes sólo aumentará
su vulnerabilidad a las consecuencias indeseadas en el ejercicio de su sexualidad.
Sobre todo, teniendo en cuenta que en la actualidad los medios de comunicación
son una fuente de información preponderante en las poblaciones jóvenes, las
cuales cada día se ven en la encrucijada de íconos e imágenes cargadas de
sexualidad sin tener el referente educativo que les permitan formarse juicios
propios.
|