El papel del trabajo: México | 13 de diciembre de 2004 |
SEGURIDAD Y SALUD: UN VINCULO DEBIL Está abierto el debate sobre la reforma laboral en México. En los últimos años, la discusión ha soslayado los efectos negativos de la falta de estabilidad y la precariedad en el empleo, al igual que las condiciones de la seguridad y la salud en el trabajo. Estos factores generan un frágil nexo entre el trabajador y la empresa en que presta sus servicios. Salarios bajos y malas condiciones no son la salida para elevar la productividad de las unidades económicas y tampoco para aumentar el consumo e impulsar la economÃa. Carmen Castellanos Gaytán Tener hoy en México un trabajo que, además de suficientemente remunerado, cuente con los esquemas de la seguridad social y de atención a la salud, es decir, que permita un nivel de vida razonablemente decente, constituye un privilegio del que goza menos de una tercera parte de la población empleada del paÃs. El vÃnculo laboral de largo plazo con una empresa y la posesión de un empleo como parte de un proyecto de vida son condiciones que se debilitan rápidamente. En cambio, las relaciones laborales tienden a ser cada vez más precarias. Las leyes correspondientes son muy rÃgidas y no contribuyen a la creación de puestos de trabajo. Los proyectos de reforma laboral no han logrado proponer un esquema distinto con el consenso de las partes involucradas en los contratos laborales. Las iniciativas que promueve la SecretarÃa del Trabajo generan fricciones y se desconoce el destino que correrán tanto en el Congreso, que finalmente debe aprobarlas, como en el terreno concreto del mercado laboral.
Además, una economÃa deprimida que enfrenta mayor competencia externa también ha obligado a las empresas a reducir costos, afectando de manera adversa el empleo y las prestaciones sociales de los trabajadores, en especial las asociadas con la salud. Por esta razón miles de dÃas laborales se pierden anualmente, la mayorÃa relacionados con enfermedades como depresión, ansiedad, estrés, obesidad, diabetes y cáncer. Esto afirma Neil Sullivan, gerente de recursos de salud de la ClÃnica Mayo. Esto ocurre en el contexto de cierto grado de irresponsabilidad y la falta de motivación de los empleados, por el frágil vÃnculo que establecen con las empresas donde trabajan, lo que acrecienta el ausentismo y los costos para los empresarios y el gobierno, señala Arturo Alcalde, abogado laboral de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT). "Se considera que de cada tres empleos que se generan dos son precarios. AsÃ, cuando no se reciben prestaciones también se hace precario el vÃnculo con el trabajo, en un cÃrculo vicioso que afecta al mercado laboral. En los paÃses desarrollados contar con un trabajo todavÃa es tener proyecto de vida. En México hay una indefensión generalizada, sobre todo porque el conjunto de las personas sin empleo ejerce fuerte presión", explicó Alcalde. Actualmente, empresas y trabajadores carecen de los estÃmulos económicos necesarios para modificar las condiciones que permitan aumentar el número de empleos, elevar los salarios mediante incrementos de la productividad y ajustar la duración de las jornadas de trabajo. Uno de los aspectos que no se discuten abiertamente respecto a las condiciones laborales en México tiene que ver con el desgaste fÃsico y emocional de obreros y empleados, lo que repercute no sólo sobre su desempeño, sino sobre la relación que establecen con sus empleadores. De 43 millones de personas que comprenden la población económicamente activa, menos de la mitad tiene empleo estable; de esa porción cada vez aumenta la de carácter precario. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha identificado en los centros laborales una modalidad de violencia relacionada con la amenaza de perder el empleo, que se asocia con la creciente competencia que enfrentan las empresas en el mercado global. Entre las formas de presión sobre los trabajadores destaca la exigencia de hacer frente a las nuevas tecnologÃas, el redimensionamiento y la relocalización de las empresas y la coerción que significa el surgimiento de plazas donde se pagan cada vez menores salarios, lo cual incide sobre la precarización del empleo. "El estrés y las distintas formas de violencia que se advierten en los centros de trabajo cuestan a la comunidad mundial 3.5 por ciento del producto que se genera. Si a esto se suma el incremento en el uso de alcohol y drogas como forma de afrontar el estrés, el panorama es bastante sombrÃo", afirmó Valentina Forastieri, gerente de Medicina Laboral de la OIT en América Latina. "Las mujeres se encuentran en condiciones de mayor precariedad, ya sea en el empleo formal o informal", agrega. De esta manera la salud y el derecho a un trabajo digno en un paÃs como México aún están muy lejos de la vida de la mayor parte de los trabajadores. Prevención ausente Está comprobado que invertir en el bienestar y la salud del trabajador no sólo incrementa la productividad individual, sino la de la empresa en su conjunto, generando un mayor apego y lealtad, lo que redunda en ventajas a largo plazo. Pese al debilitamiento de las prácticas de prevención que se empieza a observar en los paÃses más desarrollados, es todavÃa muy grande la distancia ante la situación mexicana. "No podemos hablar aún de una cultura preventiva; es frecuente que los patrones consideren excesivo el establecimiento de medidas de prevención y control de los riesgos en el trabajo, asà como servicios de salud preventiva en las empresas. Pero el costo de no invertir en proteger la salud y la vida de los trabajadores acaba siendo mucho mayor", aseveró Forastieri. "Muchos factores incrementan los costos laborales en las empresas, como los asociados con la salud de los trabajadores. Pero hay que poner atención en que 7 por ciento de las enfermedades se puede prevenir sólo por medio del estilo de vida. Es decir, caminando, teniendo cuidado con lo que se come, no fumando, no tomando demasiado alcohol", explicó por su parte Sullivan, de la ClÃnica Mayo. Según sus datos, "77 por ciento de los empleados utiliza medicamentos y 36 por ciento requiere asistencia médica. Estos costos están asociados. Si se puede lograr que estas personas no se salgan de los programas se puede obtener una diferencia en los costos y entonces se mostrará el ahorro para las empresas", agregó. El especialista considera que las empresas son responsables de otorgar al trabajador medicina preventiva y de ofrecer un ambiente laboral positivo. "Lo que se debe preguntar es: ¿cómo crear un ambiente sano de trabajo?, ¿cómo puedo ayudar a mi empleado con los problemas que tiene en casa, con sus hijos o padres?, ¿es que necesita mi empleado mayor flexibilidad de horario? La empresa deberÃa ser responsable de generar tanto una protección para sus empleados a nivel de salud como de otorgarle un ambiente positivo a escala laboral." El programa Trabajo Seguro de la OIT estima que el gasto vinculado con los accidentes y enfermedades del trabajo asciende a 4 por ciento del PIB mundial. En América Latina el promedio es de 12 por ciento. "Ningún paÃs ha demostrado que puede aumentar su productividad con un bajo nivel de seguridad y salud en el trabajo; ninguna empresa con beneficios puede demostrar a largo plazo un alto nivel de productividad con un bajo nivel de seguridad y salud. El recurso más importante de un paÃs es su gente; se podrÃa economizar mucho en términos de vida y hasta de recursos económicos si se invirtiera un mÃnimo porcentaje de lo que se pierde por no hacerlo; se salvarÃan muchas vidas humanas y serÃan más productivas", explicó Forastieri. Los sindicatos laborales tampoco han mostrado interés en el tema de la medicina preventiva, pudiendo ser clave para alcanzar un cambio en esta dirección, sin embargo esto no figura entre sus prioridades. En paÃses como Estados Unidos se ha comprobado que los gastos que tienen las empresas por enfermedades de sus empleados están siendo muy altos, rebasando su capacidad para atenderlos al grado de que han decidido cambiar de estrategia e implementar programas relacionados con la prevención y el cuidado de la salud de los trabajadores. En México la mayorÃa de las empresas, incluyendo los grandes corporativos y otras compañÃas que cuentan con servicios médicos, no se están involucradas en la atención de la salud preventiva y se concentran en los tratamientos primarios de los trabajadores y sus familiares.  Alto costo humanoLas pérdidas no sólo se traducen en menores ingresos y altos costos en las empresas por no adoptar incentivar al trabajador a prevenir enfermedades y patologÃas, sino que también se expresan en pérdidas humanas. De acuerdo con Forastieri, los datos más recientes de Trabajo Seguro de la OIT indican que en el mundo mueren alrededor de 350 mil trabajadores al año, en un entorno en que ocurren 250 millones de accidentes de trabajo anualmente, mientras que las enfermedades relacionadas con la actividad que se desarrolla afectan al año a 160 millones de trabajadores. "Si sumamos todas las muertes por accidentes y enfermedades de trabajo estarÃamos llegando a 2 millones de decesos por año en el mundo. Hago hincapié en que las estimaciones de la OIT son conservadoras, pues se basan en información de los paÃses miembros, donde persisten sistemas ineficientes de registro de los accidentes y las enfermedades relacionadas con el trabajo", aclaró Forastieri. A estas cifras se deben sumar las que encierra la economÃa informal, de la cual no hay datos precisos, pero se presume que pueden ser similares. "Cuando en un paÃs no se conoce la magnitud del problema resulta difÃcil enfrentarlo y hacer una prevención adecuada a escala nacional y por sector", agregó la especialista. Trabajo en conjunto
Si bien las empresas juegan un papel preponderante como proveedoras de programas que protejan a los trabajadores, éstos también deben poner empeño para mostrar compromiso y corresponder al patrón. Arturo Alcalde subraya que en México existe una serie de prejuicios Âcomo pensar que los empleados "son muy flojos" aun cuando se les dé un buen contrato que han servido de pretexto a las empresas para no ofrecer las prestaciones básicas. "Entre las empresas de Estados Unidos que operan en el paÃs estamos considerados como trabajadores responsables y con salarios muy bajos. Dos tercios de la población gana menos de cuatro salarios mÃnimos, unos 181 pesos diarios", explica Alcalde. Estas concepciones son las que de entrada se deben eliminar. "Se tiene que recuperar el sentido de la salud en el trabajo, que en las relaciones laborales es uno de los aspectos más abandonados, especialmente en nuestra sociedad. La tendencia es que el empleo que se está creando esté privado de seguridad social, y se pasa a formas precarias de contratación bajo la modalidad de "honorarios", que es totalmente indebida. La idea es privarte de la seguridad social y de prestaciones como aguinaldo, vacaciones y prima vacacional", agrega. Es urgente, explica Alcalde, hacer un diagnóstico sobre los problemas laborales, sin desligarlos del conjunto de los patrones de funcionamiento de la economÃa. Debe reflexionarse sobre los efectos de tener salarios bajos, lo que inhibe el mercado interno porque reduce el consumo y eso no beneficia a las empresas ni al crecimiento económico. También el gobierno tiene la obligación de incentivar a las empresas a ofrecer las prestaciones básicas y programas de medicina preventiva, explicó Neil Sullivan, de la ClÃnica Mayo, entre las que figuran el pago de menores impuestos o recompensas por aplicar este tipo de programas. En cuanto al trabajador, éste tiene qué eliminar su escepticismo y dar el valor real a este tipo de programas, pues en ocasiones "lo perciben como algo que forzosamente tienen que hacer cuando trabajan en una determinada compañÃa", aseveró Sullivan. "Es difÃcil cambiar el comportamiento y la mentalidad de las personas; eso requiere de un largo tiempo, al igual que construir en las empresas prácticas de salud laboral", afirmó el especialista § |