La CTM: Ƒmás viva que nunca? Daniela Pastrana La central obrera que guió los destinos de los trabajadores en el país está tan cansada como sus octagenarios líderes, aseguran los estudiosos. Aunque hace mucho no garantiza triunfos electorales, su fuerza sigue intacta en las juntas laborales y los organismos tripartitos. Es en esas estructuras, intocadas por la administración de Vicente Fox, donde la vieja central concentra su todavía enorme poder. Lo saben sus dirigentes: "El día que agredan de frente a la organización sindical regresa el México bárbaro"
ES UN EDIFICIO QUE SE INAUGURO en el ocaso del último gobierno de la Revolución (José López Portillo, dixit). En noviembre de 1982, tres días antes de entregar el poder, López Portillo participó en una esplendorosa fiesta de estreno de "la máxima obra a nivel latinoamericano" para un edificio sindical.
Hoy, una enorme estatua del legendario líder destaca al pie de la escalinata de entrada al inmueble. "Por la emancipación de México", dice el lema del escudo cetemista.
En el segundo piso despacha su sucesor, Leonardo Rodríguez Alcaine, más conocido por el mote que le puso un ex presidente: La Güera. Ahí se pueden hacer solicitudes de audiencia con un secretario que parece de la misma edad que él (cumplió 85 años en mayo). Los muebles de piel y caoba en las oficinas de los dirigentes nacionales dan cuenta de que, al menos, crisis financiera no tienen. Y la eficiencia en el trato explica en buena medida cómo han podido sobrevivir a la caída del PRI.
"El partido le debe la vida a la CTM y su estructura organizativa. Los dos nos necesitamos, en distinta medida: ellos (los priístas) no existen sin nosotros, pero nosotros sí podemos existir sin el partido", dice de buen ánimo Patricio Flores Sandoval, secretario general del Sindicato Industrial de Trabajadores y Artistas de Televisión y Radio (Sitatyr) y responsable de comunicación del Comité Ejecutivo Nacional.
Con sus 68 años recién cumplidos, la Confederación de Trabajadores de México es aún la principal central obrera del país.
Aunque su fuerza no es la que presume Flores Sandoval. En los últimos cuatro años, por ejemplo, ha perdido la mitad de sus afiliados y, según los registros de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), hoy por hoy no llegan a 500 mil.
"Es una central agotada", dice Javier Aguilar García, integrante del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM y autor del libro Historia de la CTM.
Según Aguilar, uno de los que más ha estudiado los números del sindicalismo mexicano, la CTM enfrenta los costos de su sumisión al gobierno y su incapacidad para renovar a sus cuadros dirigentes.
El gobierno de Vicente Fox, por cierto, también perdió la oportunidad de acabar con una estructura de corrupción organizada para mantener el poder.
Cambiar a todos
Visto en números brutos, el escenario es aterrador: el poder adquisitivo de un trabajador común en el país es 80% menor que el que tenía en 1986. El PIB, que antes se distribuía entre el capital y los trabajadores en una proporción de 60-40%, ahora se reparte en una relación de 80-20.
El sindicalismo mexicano, en general, ha perdido la fuerza de movilización que tenía. Ningún dirigente puede garantizar votos a ningún partido político.
La CTM, según los registros de la STPS, agrupa actualmente a 311 sindicatos, que suman 429 mil 102 afiliados. Es el número más bajo desde su creación, si nos atenemos a los datos del investigador Lorenzo Arrieta (600 mil afiliados en 1936).
Las dos agrupaciones cetemistas con más miembros son el Sindicato de Trabajadores de la Industria Azucarera (42 mil afiliados) y el Sindicato de Trabajadores Petroleros (28 mil), pero este último es tan poderoso que se maneja al margen de la CTM. En cambio, tiene muchos sindicatos con largos nombres y muy pocos afiliados (el más pequeño es el Sindicato de Carreteros en Carga y Mudanzas, de Ciudad Victoria, con 21 socios).
Hasta mediados de 1990, la CTM se ufanaba de contar con 5.5 millones de trabajadores afiliados, lo que equivaldría a que más de 30% de los trabajadores amparados por contrato colectivo pertenecieran a esa central. Los registros, sin embargo, no eran públicos, por lo que no había forma de comprobar la veracidad de los datos.
En su investigación sobre la CTM, Javier Aguilar logró revisar los registros y sumó 926 mil afiliados en 1997.
Ahora, el investigador asegura que la disminución del número de agremiados es un fenómeno generalizado en el movimiento sindical mexicano (la tasa de sindicalizados en México disminuyó de 20 a 10%, mientras que la población económicamente activa aumentó en 502 mil personas entre 1993 y 2000), producto tanto de las políticas económicas aplicadas desde la administración de Miguel de la Madrid Hurtado, como de la incapacidad de las organizaciones obreras para renovarse.
"Los trabajadores los seguían porque los líderes más o menos conseguían aumentos salariales, casas, muebles. Entonces, aunque eran nefastos y corruptos existía la percepción popular de que: 'bien que mal, roban, pero nos dan'. Pero a partir de 1982, con el deterioro económico cada vez mayor, los dirigentes han perdido esa legitimidad".
A eso se agrega una estructura vertical y muy rígida del sindicalismo oficialista, que no permite dar respuestas eficaces a problemas como el desempleo, sigue Aguilar. "No tiene posibilidades de dar una respuesta distinta para defender los intereses de los trabajadores en un entorno diferente".
El especialista traza la curva del poder adquisitivo de los mexicanos desde 1940 y concluye: "el punto más alto fue 1976, después empezamos a bajar".
El resto de la explicación cabe en un ejemplo: con un salario mínimo se podía comprar 20 kilogramos de huevo en 1976; ahora se pueden comprar tres.
"Y vamos para abajo -sigue. La CTM y el Congreso del Trabajo (CT) han permitido esta política y, digan lo que digan, son los principales responsables de las condiciones económicas de los trabajadores".
-ƑQué tendría que ocurrir para que esto cambiara?
-Lo que necesita el sindicalismo mexicano es cambiar a todos estos líderes, para empezar. Las cifras son muy claras: ni la CTM ni la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), ni la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), ni la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) han hecho nada para resolver la baja del poder adquisitivo. No están pensando en los trabajadores. Son una generación de líderes que no sirve para nada.
El "triángulo del horror"
En un acto de amor a sus vástagos, en su lecho de muerte, el ex dirigente cetemista en el estado de México, Jesús García Lovera, heredó a su hijo el cargo y a su hija el local sindical. Los empresarios mexiquenses se vieron forzados a pagar nuevamente las cuotas sindicales para que la CTM pudiera recuperar el inmueble, a nombre de la hija de García Lovera.
Puesto frente a esta historia, Patricio Flores concede: "No lo dudo, esas han sido prácticas comunes en los gobiernos locales, donde la organización sindical tiene una enorme fuerza, pero es algo que ya no tan fácilmente puede ocurrir, porque ahora, si yo tengo una pluma Mont Blanc, debe haber una factura que la respalde".
Más allá del folclor, lo cierto es que justamente en los estados donde la estructura organizativa de la central obrera sigue intacta, donde concentra todo su poder.
Es lo que el abogado laborista Arturo Alcalde llama "el submundo de la CTM", que se vive en los juzgados y en las juntas de conciliación.
"Hay dos cetemes. La de los sindicatos nacionales, del Comité Ejecutivo Nacional y de la interlocución con el gobierno, y otra que es la de este submundo que opera a través de los contratos de protección", dice.
Alcalde es probablemente uno de los abogados que mejor conoce los vericuetos de ese submundo. Tiene más de 30 años asesorando trabajadores subasalariados y pequeños sindicatos independientes. Las historias de golpeadores que toman asambleas sindicales o juzgados laborales, que al lector podrían parecerle pasajes de un libro de historia, no son ajenas a su trabajo cotidiano.
Alcalde resume la estructura de ese submundo en un triángulo, que denomina "el triángulo del horror".
El primer vértice, dice, es el control del registro de asociaciones, que está en poder de la Secretaría del Trabajo, la junta federal y las juntas locales. Esas instancias determinan cuáles sindicatos existen y cuáles no.
El segundo vértice es la contratación colectiva, pues en México las condiciones están dadas para que el patrón elija al sindicato que quiere.
El tercero son los obstáculos para obtener la titularidad de los contratos, porque en los estados las juntas ya no admiten los juicios.
"Es el círculo en el que se mueve este submundo y en torno al cual hay un halo de protección que es la justicia parcial", dice Alcalde.
El asunto no es menor.
Dicho de otro modo: la CTM tiene el monopolio de la representación legal de los trabajadores en las juntas de conciliación, donde se resuelven los juicios laborales, y en los organismos tripartitas (que tienen un consejo representado por el gobierno, empresarios y sindicato).
Es una estructura cuestionada por los abogados progresistas, pero que en México ha permitido que el gobierno tenga el control sobre las resoluciones laborales. Sobre todo a escala estatal, es común que las juntas respondan a los intereses de los gobernadores.
"Todo está avalado por la Ley Federal del Trabajo, por eso en la discusión de la reforma las juntas son innegociables", dice Alcalde.
El poder en las cámaras
La dirigencia cetemista se incorporó a las instancias de poder en el gobierno mediante un sistema de cuotas sobre determinadas posiciones políticas. Así se erigió en uno de los pilares de la estructura del sistema político mexicano.
Javier Aguilar está convencido de que además del control sobre los tribunales laborales, la CTM conserva poderío en las cámaras legislativas.
"El sector obrero ya no tiene fuerza electoral y puede ser que eso merme en número sus posiciones en las cámaras. Quizá ahora no tiene más de 10 o 15 diputados federales, pero controlan, por ejemplo, la Comisión de Trabajo y Previsión Social (el presidente de dicha comisión es el ex gobernador de Querétaro, Enrique Burgos) y con eso tienen para dar y repartir. ƑPara qué necesitan 30 diputados si con los que tienen pueden negociar, por ejemplo, la reforma a la Ley del IMSS?"
Pensar joven
Para la edad que tiene, pues, la CTM se ve con buena salud.
"Estamos mucho más vivos que antes", dice Patricio Flores (y uno se imagina que se refiere al inicio de la gestión de Vicente Fox). "Tal vez no nos hacemos notar como otras organizaciones que usan el derecho de huelga irresponsablemente para llamar la atención, pero estamos activos y trabajando. ƑO acaso nos ves cara de estar cansados?"
El dirigente del Sitatyr, que tiene en su poder, entre algunos otros, el contrato colectivo de los trabajadores de Televisa, habla con la tranquilidad y el desenfado de quien se mueve a sus anchas en los círculos del poder. Es uno de los jóvenes (tiene 53 años) en el Comité Nacional de Rodríguez Alcaine, y pone su caso y el de Joaquín Lezama, secretario de la Juventud, como ejemplos de que el octagenario líder "piensa joven".
"ƑCuándo crees que iba a haber alguien de 30 años (se refiere a Lezama) en el Comité Nacional?", insiste.
Flores tiene un catálogo de respuestas para defender las posiciones de su dirigente nacional, quien el pasado 6 de noviembre abrió la puerta a la posibilidad de inversiones privadas en la industria eléctrica.
"Un sindicalismo a ultranza tendría el país paralizado. La lucha sindical ha perdido credibilidad frente a fenómenos como la globalización y la comunicación abierta. Ahora la lucha requiere una acción más inteligente, porque la fuerza bruta ya no sirve. Ahora existe China en el mercado, con obreros que trabajan en condiciones infrahumanas, y si nosotros endurecemos más nuestras posiciones vamos a acabar con lo poco que tenemos, porque ya hay otras alternativas para los inversionistas"
-ƑPerdieron la oportunidad de convertirse en una central independiente?
-No. Decidimos apoyar institucionalmente a Fox por el bien del país, pero el señor no lo ha entendido. Ese es su problema. Nosotros no hemos perdido el objetivo principal, que es defender lo que tenemos y tratar de crecer hacia adelante.
-Hasta que vuelva el PRI...
-No podemos renunciar a lo que somos políticamente. Seguimos creyendo en esa declaración de principios, en la estructura ideológica del partido, que es donde debemos estar. En la izquierda no cabemos porque donde gobiernan se parten. Y con los azules (panistas), pues nunca.
-ƑNo se les está pasando la mano? ƑNo están trasladando el poder a los empresarios con la propuesta de reformas a la Ley Federal del Trabajo?
-Vamos a esperar a que salga y luego hablamos. Para empezar, no necesitamos que se reforme la ley, porque ya en la práctica son cosas que se están haciendo. Pero, insisto, vamos a esperar...
"Casi añoramos a don Fidel"
ƑPor qué los gobiernos del PAN y PRD tampoco han intentado desmantelar el poder cetemista en las juntas locales de sus estados?
Un funcionario de la Secretaría del Trabajo, que pide el anonimato, responde: "El poder de facto de las juntas es impresionante. Los gobiernos federal y locales han tenido miedo de penalizar las conductas delictivas de los líderes sindicales, y eso les ha dado un campo de impunidad".
Hay casos, como el de la BMW en Baja California.
En otras épocas el contrato hubiera sido sin discusión para la CTM, pero ahora los asesores de Carlos Abascal decidieron correr el riesgo y dárselo a sindicatos independientes de Monterrey.
En otro ámbito está la decisión de la Suprema Corte de Justicia en contra de la cláusula de exclusión (que impide a los trabajadores organizar un sindicato distinto al que está registrado). Va en su tercera resolución ejecutora y con cinco sienta jurisprudencia.
Los cambios, empero, son muy lentos en un país que ha bajado a la mitad su registro de sindicalizados.
"Antes la controlaba el Estado, ahora el control de la patronal sobre la CTM es mucho mayor. Hay una dejadez, un cansancio de La Güera, que no ha sabido más que poner en manos de la patronal y del gobierno el reducido espacio que ha quedado para acceder a los contratos por medio de los emplazamientos a huelga", asegura Arturo Alcalde.
"Casi añoramos a don Fidel", dice, no tan en broma.
Es un país distinto.
A Fidel Velázquez, los presidentes le consultaban antes de aplicar algún plan económico. En correspondencia, los trabajadores del oficialismo aplaudían al Presidente.
En febrero pasado, durante el Congreso Nacional de la CTM, las huestes de Rodríguez Alcaine le recetaron memorable -e inédita- rechifla a Vicente Fox y a Carlos Abascal, su secretario del Trabajo.
"Es una relación difícil -evalúa Aguilar. Por un lado la CTM no ha sabido ser oposición, no ha sabido exactamente qué camino seguir, y por el otro, el gobierno de Fox dejó ir la oportunidad de debilitarla más, desaparecerla incluso, y no lo hizo porque bien o mal es la instancia que le puede ayudar a sacar cosas. Fox, cuando entró, pensaba que no servía para nada y ya vio que sí le sirve".
-ƑQué gana la CTM?
-Dinero. Estabilidad. Para la CTM es importante que el gobierno la siga reconociendo como la central para firmar acuerdos. Ninguna otra central tiene organización en 32 entidades. La CTM tuvo la oportunidad de ser independiente y tampoco quiso.
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-ƑHace falta otro Fidel?
Flores Sandoval ni siquiera se incomoda: "Hacen falta muchos Fideles y muchos Rodríguez Alcaine. Antes de que muriera Fidel ya lo cuestionaban porque se había suavizado y ahora lo extrañan, pero La Güera es como es y es mejor que sea así, natural, porque así sabes con quién estás hablando".
Relecto para un segundo periodo que terminará en 2010 (cuando tenga 90 años), Rodríguez Alcaine es la cabeza de un grupo de líderes octagenarios que controla los hilos de una central en la que la mayor parte de los trabajadores agremiados tiene entre 18 y 30 años. En el gobierno federal se tiene la percepción de que el Comité Nacional está hueco, pero que en todo caso es "el mal menor". Las cifras de desempleo (hay 26 millones de mexicanos en la actividad informal, que no se cuentan entre los desempleados) siguen creciendo y el poder adquisitivo de los trabajadores va en picada.
Pero en la CTM no hay, por el momento, aires de renovación. Claro, siempre y cuando el gobierno no afecte sus estructuras.
Porque, como dice Flores Sandoval, "el día que agredan de frente a la organización sindical regresa el México bárbaro".
Numeralia cetemista
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