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6 de diciembre de 2004
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GARROTES Y ZANAHORIAS

LAS RAICES DE LA DESIGUALDAD

La disparidad regional del desarrollo es una realidad bien conocida de la geografía mexicana. También lo es su carácter persistente. Aunque en todo el territorio nacional se observan fuertes contrastes entre sectores económicos y sociales, en las décadas recientes se ahondó la brecha de desarrollo que separa a los estados del sur del resto del país.

Cualquiera que sea el indicador del desarrollo que se compare entre el sur y las demás regiones geográficas, se observa que el rezago de los estados meridionales tiene hondas raíces estructurales. Las diferencias de desempeño son notables en algunos rubros fundamentales, como la productividad de las unidades económicas, que resume en muchos sentidos la profundidad y la naturaleza de las brechas intrarregionales de México.

El nivel de la productividad del trabajo de la región sur equivale a 53 por ciento del promedio nacional. En la base de este enorme contraste está el peso extraordinario de las microempresas en las entidades del sur, donde estas unidades generan una proporción equivalente a casi 60 por ciento de la actividad económica, pero con una productividad que es considerablemente menor a la de las empresas de mayor tamaño. De acuerdo con algunas estimaciones, la productividad laboral de las microempresas de los estados del sur sólo representa 15 por ciento de la productividad promedio de las microempresas a escala nacional. La información disponible deja ver que en los otros tamaños de empresa (pequeña, mediana y grande) los niveles promedio de este indicador son muy parecidos entre el sur y el resto del país.

Otro contraste que ayuda a explicar la persistencia de las diferencias económicas regionales es la estructura del sector industrial. Dos terceras partes del producto industrial del sur son alimentos, bebidas, tabaco, textiles, prendas de vestir y artículos de cuero. En la economía nacional estas industrias contribuyen con poco menos de 40 por ciento del total. La productividad de las actividades industriales que prevalecen en el sur es menor a la promedio de todo el país.

Varios factores externos a las empresas también cuentan en el desempeño diferenciado de la productividad regional. Uno de ellos es el acceso a los mercados de los productores y sus unidades. El rezago de la infraestructura física en el sur del país es un caso prototípico de atraso y subdesarrollo. Se manifiesta de múltiples maneras, pero una de especial importancia económica es la infraestructura de transporte y comunicaciones. Su precariedad en términos de redes y densidad afecta la productividad al restringir el acceso al mercado. El pobre estado de la infraestructura física representa costos crecientes para las unidades económicas: se calcula que en el sur éstos ascienden a 30 por ciento del PIB regional, frente a un promedio de 18 por ciento en el resto del país (un promedio que de suyo es del doble del estimado para los países de la OCDE). La pobre condición de las redes de caminos y carreteras en el sur también afecta la eficiencia operativa de los servicios de transporte, elevando los costos regionales de esta actividad en una proporción de 25 y 30 por ciento respecto a los otros estados del país.

Las restricciones al desarrollo económico del sur son reales. Su persistencia es evidente, como también lo es la falta de eficiencia de los programas y políticas públicas para revertirlos. A propósito, ¿alguien recuerda el Plan Puebla-Panamá?§

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