GARROTES Y ZANAHORIAS
LAS RAICES DE LA DESIGUALDAD
La disparidad regional del
desarrollo es una realidad bien
conocida de la geografÃa mexicana. También lo es su
carácter
persistente. Aunque en todo el territorio nacional se observan fuertes
contrastes entre sectores económicos y sociales, en las
décadas
recientes se ahondó la brecha de desarrollo que separa a los
estados
del sur del resto del paÃs.
Cualquiera que sea el indicador
del desarrollo que se compare entre
el sur y las demás regiones geográficas, se observa que
el rezago de
los estados meridionales tiene hondas raÃces estructurales. Las
diferencias de desempeño son notables en algunos rubros
fundamentales,
como la productividad de las unidades económicas, que resume en
muchos
sentidos la profundidad y la naturaleza de las brechas intrarregionales
de México.
El nivel de la productividad del
trabajo de la región sur equivale
a 53 por ciento del promedio nacional. En la base de este enorme
contraste está el peso extraordinario de las microempresas en
las
entidades del sur, donde estas unidades generan una proporción
equivalente a casi 60 por ciento de la actividad económica, pero
con
una productividad que es considerablemente menor a la de las empresas
de mayor tamaño. De acuerdo con algunas estimaciones, la
productividad
laboral de las microempresas de los estados del sur sólo
representa 15
por ciento de la productividad promedio de las microempresas a escala
nacional. La información disponible deja ver que en los otros
tamaños
de empresa (pequeña, mediana y grande) los niveles promedio de
este
indicador son muy parecidos entre el sur y el resto del paÃs.
Otro contraste que ayuda a
explicar la persistencia de las
diferencias económicas regionales es la estructura del sector
industrial. Dos terceras partes del producto industrial del sur son
alimentos, bebidas, tabaco, textiles, prendas de vestir y
artÃculos de
cuero. En la economÃa nacional estas industrias contribuyen con
poco
menos de 40 por ciento del total. La productividad de las actividades
industriales que prevalecen en el sur es menor a la promedio de todo el
paÃs.
Varios factores externos a las
empresas también cuentan en el
desempeño diferenciado de la productividad regional. Uno de
ellos es el
acceso a los mercados de los productores y sus unidades. El rezago de
la infraestructura fÃsica en el sur del paÃs es un caso
prototÃpico de
atraso y subdesarrollo. Se manifiesta de múltiples maneras, pero
una de
especial importancia económica es la infraestructura de
transporte y
comunicaciones. Su precariedad en términos de redes y densidad
afecta
la productividad al restringir el acceso al mercado. El pobre estado de
la infraestructura fÃsica representa costos crecientes para las
unidades económicas: se calcula que en el sur éstos
ascienden a 30 por
ciento del PIB regional, frente a un promedio de 18 por ciento en el
resto del paÃs (un promedio que de suyo es del doble del
estimado para
los paÃses de la OCDE). La pobre condición de las redes
de caminos y
carreteras en el sur también afecta la eficiencia operativa de
los
servicios de transporte, elevando los costos regionales de esta
actividad en una proporción de 25 y 30 por ciento respecto a los
otros
estados del paÃs.
Las restricciones al desarrollo
económico del sur son
reales. Su
persistencia es evidente, como también lo es la falta de
eficiencia de
los programas y polÃticas públicas para revertirlos. A
propósito,
¿alguien recuerda el Plan Puebla-Panamá?§
|