El Presidente
rechazó que los diputados modificaran, así
sea
marginalmente, su proyecto de presupuesto para 2005. Pero los
legisladores mantuvieron en el decreto una cláusula que permite
a la
Secretaría de Hacienda hacer ajustes y reasignar partidas de
gasto,
hasta por 10 por ciento del total, sin recurrir a la
autorización del
Congreso. Para operadores de portafolios de inversión en Wall
Street
hay "mucho ruido", pero poca sustancia en la disputa económica.
Roberto González Amador
Entre los aficionados al beisbol
existen máximas que no
deben ser objetadas si se desea sobrevivir. Una de las más
recurridas
reza que cuando el equipo está dando resultados no debe ser
alterado ni
el orden de los bateadores ni el plan de juego. El reciente duelo de
vencidas a que el presidente Vicente Fox Quesada quiere llevar a la
Cámara de Diputados, a propósito de la discusión
presupuestal, muestra
que el juego de pelota no es una de las pasiones en Los Pinos.
Para legisladores que estuvieron
involucrados en la
elaboración del
decreto de Presupuesto de Egresos de la Federación, aprobado por
la
Cámara de Diputados el 18 de noviembre y que el mandatario
decidió
"impugnar jurídicamente", los cambios introducidos al proyecto
del
Ejecutivo buscan subsanar carencias en la aplicación del gasto público como mecanismo de fomento a la
actividad económica.
Explica Alfonso Ramírez
Cuéllar, diputado por
el Partido de la
Revolución Democrática (PRD) y miembro de la
Comisión de Hacienda: la
mayoría de la Cámara de Diputados "modificó la
propuesta de presupuesto
del Ejecutivo porque en cuatro años no ha habido resultados
positivos,
ni siquiera modestos, en la estrategia económica". Los cambios
al
documento que constituye el plan de juego sobre la forma en que el
gobierno dispondrá de los recursos, buscan, a decir del
legislador,
"dar un paso, así sea pequeño, para fomentar el
crecimiento".
Sin duda la visión no es
compartida por el gobierno
federal, al que
desde diferentes ámbitos se ha señalado de falta de un
equipo o de un
orden al bat, por seguir la analogía con capacidad para
construir
acuerdos con la oposición política en la Cámara de
Diputados o en la de
Senadores. El PAN, partido del presidente Fox, es minoría en
ambos
órganos del Congreso.
En la llamada cámara
baja, Acción Nacional vio
disminuida su
presencia después de la elección federal del año
anterior, por lo que
resulta un tanto sorprendente que el Ejecutivo busque imponer su punto
de vista a un Congreso donde es minoría.
Del debate de las últimas
dos semanas ha quedado claro
que la
disputa no es económica. El documento aprobado por los partidos
opositores al PAN ha sido recibido por los mercados financieros, tan de
la preocupación del gobierno federal, con un tono bastante
más
moderado, alejado de la visión catastrófica de la
Secretaría de
Hacienda. Esta dependencia ha considerado que "el gobierno se
paralizaría" con la propuesta aprobada por los legisladores.
"La controversia entre el
Ejecutivo y la Cámara de
Diputados por el
presupuesto de 2005 puede generar bastante ruido, pero tiene un escaso
significado en términos macroeconómicos", opinó
Carlos Peyrelongue,
primer vicepresidente de Merrill Lynch, uno de los principales bancos
de inversión del mundo, con una abultada cartera de intereses en
México.
El punto de desencuentro a que
han llegado el Ejecutivo y la
oposición en la Cámara de Diputados tiene su origen en la
decisión de
los legisladores de modificar la propuesta original de presupuesto. El
proyecto del presidente Fox estimaba un gasto de un billón 744
mil 400
millones de pesos, que fue aumentada por los diputados a un
billón 818
mil 400 millones. La instancia legislativa decidió
reasignaciones de
gasto por 111 mil 844.3 millones de pesos, 2.1 por ciento del total.
Según el gobierno, los
recursos adicionales tienen un "origen
incierto", determinado por variables fuera de control interno, como el
mercado petrolero. O, se queja, los diputados piden reducir gasto
corriente cuando ya no es posible prescindir de personal sin afectar
las tareas operativas de la administración.
"En realidad lo que hicimos fue
buscar que se generaran
condiciones
de crecimiento económico mediante proyectos de inversión
específicos en
carreteras, infraestructura hidráulica e hidroagrícola,
así como de
salud y en el campo", comentó Ramírez Cuéllar. "La
Cámara de Diputados
consideró que mediante algunas modificaciones se podía
hacer que el
gasto público sirva para generar crecimiento económico,
algo que se
había abandonado", señaló.
El gobierno federal reconoce la
estrechez presupuestal. En un
documento de 150 páginas que contiene las 66 "observaciones
específicas" al decreto aprobado por la Cámara de
Diputados, el
Ejecutivo admite que 93 de cada 100 pesos de gasto está
comprometido.
Es un hecho que ejemplifica la limitación del sector
público para
emprender acciones que detonen crecimiento económico.
Según el sentido de las
quejas expresadas por el presidente Fox
y sus
secretarios de Gobernación y Hacienda, Santiago Creel y
Francisco Gil,
respectivamente, las reasignaciones al presupuesto decididas por los
diputados impedirían, de ser acatadas, atender actividades que
consideran estratégicas, entre otras, los viajes presidenciales:
"no se
contaría con los recursos suficientes para cumplir el programa
de giras
presidenciales y cubrir la operación y mantenimiento adecuado de
las
aeronaves de la flota aérea presidencial".
Los recursos reasignados al
presupuesto de 2005 comprenden
2.1 por
ciento del total, según los legisladores. El decreto de los
diputados,
que el Presidente se ha negado a ordenar que se publique en el Diario
Oficial,
mantiene intacta la facultad de la Secretaría de Hacienda de,
una vez
iniciado el ejercicio fiscal, adecuar el gasto sin notificar al
Congreso, siempre que el monto no exceda 10 por ciento del total.
"El presupuesto aprobado por los
legisladores incluye una
cláusula
que da al secretario de Hacienda el derecho a modificar el gasto. Esta
facultad puede eliminar problemas mayores o inconsistencias, aunque
también es posible que si son realizados cambios mayores se
puede
generar un gran costo político", opinó el ejecutivo de
Merrill Lynch.
De acuerdo con Peyrelongue,
desde el punto de vista de un
participante de los mercados financieros, no existe razón para
modificar la perspectiva positiva sobre las inversiones en el
país, aun
con la disputa que ha enfrentado a dos de los tres poderes de la
Federación.
"Mantenemos la expectativa de
que los sólidos
resultados que se
esperan en cuanto a las ganancias corporativas, las inversiones en
títulos privados que realizarán los fondos de pensiones
por entre mil y
2 mil millones de dólares en la primera mitad de 2005 y la
estabilidad
del peso apoyan una visión positiva de los mercados",
apuntó.
Quizá el problema de
fondo no sea el presupuesto, sino
los
resultados del plan de juego y del orden al bat al momento de pararse
sobre el diamante §
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