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¿DE QUE ESTAMOS DISCUTIENDO?

6 de diciembre de 2004

El Presidente rechazó que los diputados modificaran, así sea marginalmente, su proyecto de presupuesto para 2005. Pero los legisladores mantuvieron en el decreto una cláusula que permite a la Secretaría de Hacienda hacer ajustes y reasignar partidas de gasto, hasta por 10 por ciento del total, sin recurrir a la autorización del Congreso. Para operadores de portafolios de inversión en Wall Street hay "mucho ruido", pero poca sustancia en la disputa económica.

Roberto González Amador

Entre los aficionados al beisbol existen máximas que no deben ser objetadas si se desea sobrevivir. Una de las más recurridas reza que cuando el equipo está dando resultados no debe ser alterado ni el orden de los bateadores ni el plan de juego. El reciente duelo de vencidas a que el presidente Vicente Fox Quesada quiere llevar a la Cámara de Diputados, a propósito de la discusión presupuestal, muestra que el juego de pelota no es una de las pasiones en Los Pinos.

Para legisladores que estuvieron involucrados en la elaboración del decreto de Presupuesto de Egresos de la Federación, aprobado por la Cámara de Diputados el 18 de noviembre y que el mandatario decidió "impugnar jurídicamente", los cambios introducidos al proyecto del Ejecutivo buscan subsanar carencias en la aplicación del gilcreel gasto público como mecanismo de fomento a la actividad económica.

Explica Alfonso Ramírez Cuéllar, diputado por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y miembro de la Comisión de Hacienda: la mayoría de la Cámara de Diputados "modificó la propuesta de presupuesto del Ejecutivo porque en cuatro años no ha habido resultados positivos, ni siquiera modestos, en la estrategia económica". Los cambios al documento que constituye el plan de juego sobre la forma en que el gobierno dispondrá de los recursos, buscan, a decir del legislador, "dar un paso, así sea pequeño, para fomentar el crecimiento".

Sin duda la visión no es compartida por el gobierno federal, al que desde diferentes ámbitos se ha señalado de falta de un equipo ­o de un orden al bat, por seguir la analogía­ con capacidad para construir acuerdos con la oposición política en la Cámara de Diputados o en la de Senadores. El PAN, partido del presidente Fox, es minoría en ambos órganos del Congreso.

En la llamada cámara baja, Acción Nacional vio disminuida su presencia después de la elección federal del año anterior, por lo que resulta un tanto sorprendente que el Ejecutivo busque imponer su punto de vista a un Congreso donde es minoría.

Del debate de las últimas dos semanas ha quedado claro que la disputa no es económica. El documento aprobado por los partidos opositores al PAN ha sido recibido por los mercados financieros, tan de la preocupación del gobierno federal, con un tono bastante más moderado, alejado de la visión catastrófica de la Secretaría de Hacienda. Esta dependencia ha considerado que "el gobierno se paralizaría" con la propuesta aprobada por los legisladores.

"La controversia entre el Ejecutivo y la Cámara de Diputados por el presupuesto de 2005 puede generar bastante ruido, pero tiene un escaso significado en términos macroeconómicos", opinó Carlos Peyrelongue, primer vicepresidente de Merrill Lynch, uno de los principales bancos de inversión del mundo, con una abultada cartera de intereses en México.

El punto de desencuentro a que han llegado el Ejecutivo y la oposición en la Cámara de Diputados tiene su origen en la decisión de los legisladores de modificar la propuesta original de presupuesto. El proyecto del presidente Fox estimaba un gasto de un billón 744 mil 400 millones de pesos, que fue aumentada por los diputados a un billón 818 mil 400 millones. La instancia legislativa decidió reasignaciones de gasto por 111 mil 844.3 millones de pesos, 2.1 por ciento del total.

Según el gobierno, los recursos adicionales tienen un "origen incierto", determinado por variables fuera de control interno, como el mercado petrolero. O, se queja, los diputados piden reducir gasto corriente cuando ya no es posible prescindir de personal sin afectar las tareas operativas de la administración.

"En realidad lo que hicimos fue buscar que se generaran condiciones de crecimiento económico mediante proyectos de inversión específicos en carreteras, infraestructura hidráulica e hidroagrícola, así como de salud y en el campo", comentó Ramírez Cuéllar. "La Cámara de Diputados consideró que mediante algunas modificaciones se podía hacer que el gasto público sirva para generar crecimiento económico, algo que se había abandonado", señaló.

El gobierno federal reconoce la estrechez presupuestal. En un documento de 150 páginas que contiene las 66 "observaciones específicas" al decreto aprobado por la Cámara de Diputados, el Ejecutivo admite que 93 de cada 100 pesos de gasto está comprometido. Es un hecho que ejemplifica la limitación del sector público para emprender acciones que detonen crecimiento económico.

Según el sentido de las quejas expresadas por el presidente Fox y sus secretarios de Gobernación y Hacienda, Santiago Creel y Francisco Gil, respectivamente, las reasignaciones al presupuesto decididas por los diputados impedirían, de ser acatadas, atender actividades que consideran estratégicas, entre otras, los viajes presidenciales: "no se contaría con los recursos suficientes para cumplir el programa de giras presidenciales y cubrir la operación y mantenimiento adecuado de las aeronaves de la flota aérea presidencial".

Los recursos reasignados al presupuesto de 2005 comprenden 2.1 por ciento del total, según los legisladores. El decreto de los diputados, que el Presidente se ha negado a ordenar que se publique en el Diario Oficial, mantiene intacta la facultad de la Secretaría de Hacienda de, una vez iniciado el ejercicio fiscal, adecuar el gasto sin notificar al Congreso, siempre que el monto no exceda 10 por ciento del total.

"El presupuesto aprobado por los legisladores incluye una cláusula que da al secretario de Hacienda el derecho a modificar el gasto. Esta facultad puede eliminar problemas mayores o inconsistencias, aunque también es posible que si son realizados cambios mayores se puede generar un gran costo político", opinó el ejecutivo de Merrill Lynch.

De acuerdo con Peyrelongue, desde el punto de vista de un participante de los mercados financieros, no existe razón para modificar la perspectiva positiva sobre las inversiones en el país, aun con la disputa que ha enfrentado a dos de los tres poderes de la Federación.

"Mantenemos la expectativa de que los sólidos resultados que se esperan en cuanto a las ganancias corporativas, las inversiones en títulos privados que realizarán los fondos de pensiones por entre mil y 2 mil millones de dólares en la primera mitad de 2005 y la estabilidad del peso apoyan una visión positiva de los mercados", apuntó.

Quizá el problema de fondo no sea el presupuesto, sino los resultados del plan de juego y del orden al bat al momento de pararse sobre el diamante §

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