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México D.F. Sábado 27 de noviembre de 2004

El PP, hacia la extrema derecha: el gobierno socialista

El canciller español rehúsa retractarse de sus acusaciones contra Aznar

ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL

Madrid, 26 de noviembre. A pesar de las amenazas del derechista Partido Popular (PP), el ministro de Asuntos Exteriores español, Miguel Angel Moratinos, se negó hoy a rectificar sus palabras del pasado martes, cuando acusó a José María Aznar, ex presidente de gobierno, de participar de forma activa en el golpe de Estado del 11 de abril de 2002 contra el mandatario de Venezuela, Hugo Chávez. A cambio, el Ejecutivo del socialista José Luis Rodríguez Zapatero consideró que el PP "está convirtiéndose en un partido de extrema derecha".

El nuevo enfrentamiento entre el Ejecutivo socialista y el principal partido de la oposición es sólo una muestra de las profundas divergencias que mantienen en política exterior desde hace varios años. La ruptura del llamado "consenso" en asuntos de Estado se remonta a la última etapa del gobierno de Aznar, quien en solitario cambió la tradicional política española de defensa del multilateralismo y del diálogo con América Latina por una adhesión a la doctrina de "guerras preventivas" del régimen de George W. Bush.

En el contexto del apoyo incondicional a la política de la Casa Blanca se explicaría la supuesta participación del Ejecutivo español de la época en el golpe de Estado contra Chávez. Un hecho grave que, por sus consecuencias políticas, será explicado el próximo miércoles por Moratinos, quien dará su "versión" en la sesión de control al gobierno en el Congreso de los Diputados.

Chávez y Moratinos coinciden en que, en 2002, la actuación del entonces embajador español en Caracas, Manuel Viturro, fue cuando menos sospechosa. Un día después del golpe de Estado, Washington y Madrid se entrevistaron con el "presidente interino", el empresario Pedro Carmona, para después emitir una declaración conjunta en la que daban por consumado el derrocamiento de Chávez y apelaban al "consenso nacional" para instaurar un nuevo gobierno.

Este documento fue promovido por Bush y Aznar con la intención de lograr la adhesión de otras naciones, como México, Brasil, Argentina y Francia, que se negaron a respaldarla al considerar que suponía un apoyo de facto a los golpistas.

Además se ha desvelado la existencia de una prueba documental que implicaría formalmente a Aznar en el golpe. Se trata de un supuesto telegrama que, según el líder de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, despejará cualquier duda sobre la participación española en la intentona.

Ante las acusaciones, los máximos dirigentes del PP advirtieron al gobierno de Rodríguez Zapatero de que, si no "rectifica" y sustituye al titular de Exteriores, formalizarán la ruptura total de diálogo con el gobierno.

En nombre del gobierno, el ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, advirtió al PP de que "está rompiendo todos los puentes con todo el mundo", lo que "refleja la visión unilateral del PP de todo lo que está pasando, que está convirtiéndose en un partido de extrema derecha".

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