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TEXTILES: INDUSTRIA HECHA JIRONES 22 de noviembre de 2004

En Puebla se instaló en 1835 la primera empresa textil de América Latina. El rezago tecnológico, la apertura comercial y la irrupción de competidores en el mercado mundial han colocado a la industria de ese estado en una situación de fragilidad, que se magnifica por su importancia como generadora de empleo y de producto manufacturero. Es un sector en riesgo, coinciden empresarios y funcionarios. Es también un caso típico de los problemas de varias ramas industriales en el país.

Juliana Fregoso

Por alguna razón el estado de Puebla siempre ha estado ligado a figuras angelicales. Cuenta la leyenda que durante la construcción de la catedral, en la ciudad capital, la campana era tan pesada que ni un ejército de hombres pudo colocarla en lo alto del templo. Un día la campana amaneció colgada en su lugar; según los feligreses, fueron los ángeles quienes pudieron levantarla y ponerla en su sitio.

Ahora son los empresarios del sector textil en la entidad los que claman por una intervención divina que los saque del bache en el que se encuentra la industria.

Como buenos creyentes, aunque también obligados por las circunstancias, poco a poco se enfrentan a un nuevo mandamiento: "No producirás".

En el periodo que siguió a la crisis de 1994, el sector entró en relativa bonanza, pero ahora atraviesa por una nueva etapa crítica derivada del auge de las importaciones, la desaparición de ventajas para exportar a Estados Unidos, la triangulación de prendas de vestir procedentes de China y el contrabando.

P4-5IEDSi bien el número de empresas se ha mantenido, a partir de 2000 el sector registra una caída de 30 por ciento en su producción, según empresarios del ramo. De no corregirse el rumbo, para 2005 el desplome de la actividad será de 50 por ciento.

Las textileras dejaron de producir desde 1999 al menos 27 mil toneladas de fibras, 94 millones de metros cuadrados de telas y 115 millones de prendas.

Además de apoyo divino, hace falta dinero. A corto plazo no hay expectativas de crecimiento y existe la disyuntiva de modernizarse o mantener las fuentes de empleo, porque invertir en nuevas tecnologías, en algunos casos, representaría el recorte de buena parte de la plantilla laboral. De 1999 a 2003 el sector perdió casi 3 mil 500 plazas de trabajo.

Aunque de enero de 1999 a marzo de 2004 la entidad había captado 6.6 por ciento (100.122 millones de dólares) del total de la inversión extranjera directa (IED) en el sector, tiene que hacer un esfuerzo extraordinario por conservar el mercado nacional, porque está dejando de ser competitivo en la exportación la cual se redujo 10 por ciento en los últimos dos años.

"Es uno de los sectores en riesgo", advierte el secretario de Desarrollo Económico de la entidad, Antonio Zaraín García.

Históricamente textil

En 1835 se instaló en Puebla la primera empresa textil de América Latina. Actualmente operan más de 300 (80 por ciento micro y pequeñas), dedicadas principalmente a la producción de hilos, telas y bonetería, que en su conjunto generan más de 26 mil empleos.

Noventa y tres por ciento de las empresas textiles del estado se ubican en los municipios de Puebla, Huejotzingo, San Martín Texmelucan, San Pedro Cholula y San Andrés Cholula.

Para el gobierno estatal, rescatar a los textileros es prioritario, pues representan 15 por ciento del producto del sector manufacturero, solamente detrás de las industrias automotriz y alimentaria.

"Dejamos durante mucho tiempo esta industria, considerándola la más fuerte del estado, y creemos que los mismos empresarios tuvieron excesiva confianza y muchos no se preocuparon por la modernización y la competitividad", reconoce Zaraín.

En este ramo la maquinaria tenía un promedio de vida de 25 a 30 años, pero el mercado actual requiere mayor dinamismo, y los textileros poblanos llegaron tarde a la modernización.

La industria se ha hecho dependiente en el diseño, elaboración de patrones, generación de modelos, marcas y trabajo de mercadotecnia; esto asociado con el sesgo a la actividad maquiladora.

Hay quien dice que el declive empezó hace 14 años, cuando los costos empezaron a elevarse y la apertura trajo mercancías de países hasta entonces lejanos. Tras periodos de altas y bajas, ahora empiezan a resentirse con mayor fuerza los síntomas de una larga enfermedad.

Desde 1999 se ha buscado el desarrollo de cadenas productivas y también la promoción internacional de ferias y exposiciones, así como encuentros y misiones comerciales para los empresarios poblanos.

El estado formó el Instituto Puebla en la Calidad para trabajar con los sectores textil y de la confección; se ampliaron los programas de capacitación que involucran a las cámaras empresariales y al gobierno para especializar y certificar a los trabajadores.

En 2003 en el municipio de Huejotzingo se inauguró la Ciudad Textil, el parque industrial más moderno en su ramo ubicado en el centro de la República,el cual aloja a 11 empresas. En ella se pretendía concentrar a los fabricantes para que pudieran producir a más bajos costos, sin embargo la crisis se niega a ceder.

Incluso los 250 millones que invirtieron, entre 2000 y 2003, nueve empresas extranjeras del ramo que se instalaron en la entidad tampoco son suficientes para prever un futuro promisorio.

Se apaga El Volcán

Ejemplo de la crisis de la industria textil es Alejandro Migoya, dueño de Productos El Volcán, que después de 62 años está en proceso de liquidación.

Migoya conoce del tema, conserva la fe , pero ya no cree que el sector textil de la entidad, el tercero más importante en el ramo a escala nacional, pueda llegar nuevamente a las alturas.

Las razones que lo obligaron a cerrar son simples: sus clientes no tienen dinero para pagar y las telas de contrabando entran a precios hasta 60 por ciento por debajo del costo de la mercancía nacional.

El Volcán era uno de los principales fabricantes nacionales de telas de confección; pasó de padres a hijos, pero no pasará a los nietos. Lejos de pensar en el relevo generacional, Migoya piensa en sentarse a "llorar" y en los 7 millones de pesos que debe pagar.

p-obrerookHace 10 años, con el error de diciembre a cuestas, decidió modernizarse, invirtió 3 millones de dólares en la compra de 30 máquinas para la producción de textiles. Las adquirió a un precio de 100 mil dólares por unidad, ahora valen como máximo 3 mil dólares. Su inversión y la nueva tecnología fueron insuficientes para rescatar la fábrica. "Invertí, me modernicé y no gané nada", dice con decepción.

Lo irónico del caso es que empresarios de Indonesia, Sri Lanka e India, presuntos responsables indirectos de la crisis en el sector, buscan ahora comprarle la maquinaria: "ellos serán los que van a producir las telas", comenta.

Qualytel es otro de los bastiones textiles que cedió ante la crisis. Desde septiembre la empresa está envuelta en un conflicto laboral con sus 634 trabajadores sindicalizados.

Esta empresa cuenta con dos contratos que confundieron a sus trabajadores. El primero es contrato ley de competencia federal, que aplica en la rama denominada generadora de punto (camisetas y playeras). El otro es el colectivo singular, del ámbito local y que involucra a la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, y, este aplica en la rama de corte, estampado y empaque. Ante esta situación los empleados emplazaron a huelga en demanda de una revisión salarial y una contractual.

Esta empresa fue una de las primeras en modernizar su producción y en mostrar más avances en el diseño de productos, la mercadotecnia directa y la creación de marcas propias.

Ahora las banderas rojinegras son testigo mudo de lo infructuoso de estos esfuerzos.

La amenaza visible

En diciembre de 2003 el sector apenas rebasaba los 26 mil empleos; para septiembre de 2004 registraba 28 mil 323; este dato aún es inferior a los niveles de empleo que tenía la industria en 2001.

El apartado de hilados mostró en el segundo trimestre de este año un crecimiento de 2.05 por ciento después de al menos siete trimestres con tasas negativas.

Estos datos positivos parecieran una luz al final del túnel, sin embargo "tenemos en puerta enemigos muy grandes", advierte Samuel Quiroz, director de la Cámara de la Industria Textil Central, que representa a Puebla y Tlaxcala.

Uno de los nuevos enemigos para el sector está a la vuelta de la esquina, al eliminarse en 2005 la restricción comercial de Estados Unidos a productos chinos.

La liberalización de cuotas de cupo en todos los mercados del mundo, principalmente en el estadunidense es otro de los factores que preocupa al sector, sobre todo si se toma en cuenta que México no pasa por sus mejores momentos en cuanto a competitividad.

"Esto nos va a pegar el año que entra y nos va a poner a prueba sobre qué tan capaces vamos a ser para generar un cambio en el sector", recalca Quiroz.

En el tema de la entrada ilegal de textiles, los avances para su control no son tan rápidos como lo requieren los industriales, quienes, en el caso de Puebla, han tenido que ceder 60 por ciento del mercado interno al contrabando y otro 20 por ciento a las importaciones legales, por lo que sólo tienen alrededor de una quinta parte del pastel.

"Nuestro negocio tiene que cambiar; si antes vendíamos hilos y telas, ahora tenemos que integrar los procesos para llegar a productos completos", añade.

Ante esta situación el gremio enfoca sus esfuerzos en dar al cliente soluciones integrales, lo que implica establecer alianzas importantes con cadenas, como la confección para ya no sólo vender telas, sino crear más valor agregado con textiles, diseño, logística y productos terminados.

Empresas locales como Textiles La Providencia, Hilaturas Parras y Apolo Textil han entrado ya en esta dinámica de trabajar en coordinación con otros sectores.

Incluso Apolo Textil desarrolló la marca Baby Mink, reconocida a escala nacional por la fabricación de cobertores para bebé.

Las empresas del sector trabajan contrarreloj, pues si la industria quiere mantenerse a flote, en menos de un año tiene que haber resultados en esta nueva forma de trabajar.

"Tenemos que ser muy confiables, rápidos y flexibles; ya no podemos decir 'yo sólo hago telas del tal tipo', ahora tenemos que decir 'yo soy una empresa que te va a proporcionar el producto final, tal como lo necesitas', agrega Quiroz.

Aunque el gobierno estatal ha implementado a partir de 1999 acciones para apoyar al sector, los industriales consideran que es necesario tomar una decisión de Estado para salir del bache y revertir el crecimiento negativo de los últimos tres años.

La cámara estableció desde hace seis años convenios con las universidades Autónoma de Puebla, Iberoamericana y con la Tecnológica de Tlaxcala para el desarrollo de profesionales en el área textil (ingeniería y diseño) y cursos de especialización sobre procesos de producción. También existe un programa de actualización y capacitación empresarial de alta dirección para los empresarios de Puebla y Tlaxcala, conjuntamente con el Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresas.

La instrumentación de programas de encuentro entre clientes y proveedores para atraer tanto a empresas nacionales como extranjeras, que cada ocasión atrae un promedio de 250 potenciales compradores, es otro de los esfuerzos en marcha.

"Estos encuentros han sido muy productivos para el sector y el estado ha contribuido a financiarlos. Se han apoyado las ferias y exposiciones en el extranjero a través de Pyme Exporta, pero también existe la Expo Textil de Puebla (que se celebra desde hace 14 años), la más importante exhibición del ramo del país", recalca el secretario de Desarrollo Económico de Puebla.

Es urgente intensificar la promoción de la calidad, aumentar la productividad y mejorar la infraestructura física y los servicios.

Aunque los industriales del ramo auguran un cierre de 2004 menos negativo que los años anteriores, el sector está desanimado y para mantenerse a flote tiene que conservar su mercado nacional, porque en el mercado de exportación hace tiempo que perdió competitividad y China nunca había estado tan cerca  §

 La industria textil de Puebla

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