Jornada Semanal,  domingo 21 de noviembre de 2004          núm. 507
ANGÉLICA
ABELLEYRA
MUJERES INSUMISAS
JENNIFER CLEMENT:
MEZCLAR FORMAS Y
ENCONTRAR POESÍA

Mezcla las formas, los idiomas. Le interesan las mujeres y la ciencia como temas para encontrar en ellos múltiples voces internas. Y su formación en letras inglesas y antropología le sirve de asidero polifónico para su prosa y su poesía. Jennifer Clement (EU, 1960) escribe en inglés pero sueña en español. Y esos sueños y palabras transcurren entre sus personajas, sean asesinas famosas como Las Poquianchis y Bonie; su musa y amiga Suzanne, la viuda de Jean-Michel Basquiat; Leonora, la trabajadora doméstica presa de discriminación en la sociedad mexicana, y hasta Sor Juana, la hermana de Shakespeare que Virginia Woolf trató de hallar.

Junto con sus hermanos escuchó poesía desde niña. Su padre sabía toneladas de Shakespeare, Yeats, Whitman y a ella le resultaba electrizante oír fragmentos de El rey Lear aunque no entendiera ni pío. Sus primeros poemas los trazó a los ocho años sobre Italia y sus costumbres, atraída por la intriga que le generaban sus amigas Bernardi. Y si bien había llegado a México desde el año de edad, sus primeros estudios los hizo sólo en inglés en la Escuela Británica y después fue a Estados Unidos para formarse en la Universidad de Nueva York en letras inglesas y antropología.

Ambos caminos le interesaban, así que los unió en su vida profesional. Desde su tesis sobre una cárcel de mujeres en West Virginia, Clement desarrolla su olfato antropológico junto a su oficio poético; hace entrevistas, indaga en periódicos, registra documentos históricos y confecciona libros como Una historia verdadera basada en mentiras, donde narra el periplo de una trabajadora doméstica embarazada por el patrón con la consecuente doble moral en la sacrosanta familia mexicana y la discriminación tan enraizada en nuestra sociedad clasista. Algo parecido realizó con el hermoso texto que da cuerpo a La viuda Basquiat (Plaza y Janés) donde recrea los sentires y anhelos de Suzanne, compañera de amor, drogas y fama en un trozo de vida del pintor. Jennifer la conoció siendo ambas meseras en Nueva York y son amigas hasta la fecha en que Suzanne se alejó de la heroína, se formó como doctora con grados honoríficos y hoy ejerce en un hospital de Manhattan. Nada de biografía sino una pieza de música, una pintura conformada cual políptico.

En estos casos de narrativa y en su poesía reunida en El próximo extraño, El marinero de Newton y su libro más reciente, La dama de la escoba, Clement pone atención no sólo en lo que se escribe sino cómo se escribe: largos poemas en prosa de ocho páginas y pequeños salmos de seis líneas. Editada primero en inglés y traducida al español, su obra ha sido reconocida más en el extranjero que aquí, pero ella asume que sus lectores son contados y así está bien. "Yo no escribo para nadie sino lo que me gustaría leer", dice la autora interesada también en el mundo de Louis Pasteur y Galileo pues cree en el poder de la poesía para acoger el lenguaje y las ideas científicas. Coincide con Thomas Hardy en que si Galileo hubiera dicho en verso la tierra se mueve, la Inquisición lo habría dejado en paz.

Más allá de su propia obra, a Jennifer le interesa hacer una tarea de difusión de la literatura. Junto con Víctor Manuel Mendiola impulsa el festival internacional Letras en el Golfo en el puerto de Tampico, Tamaulipas. Más allá de la importancia de traer al país a autores de la talla de Antonio Tabucchi, Adonis, Lasse Söderberg y Ruth Padel, en el encuentro la literatura se inserta en los programas educativos del estado a través de concursos, la edición de álbumes para recortar la foto de los invitados y leer fragmentos de su obra, al tiempo que alrededor de 50 mil niños tienen a la mano los textos de los autores convidados. Así, detalla Clement, más que un festival "preciosista y aislado", se busca la participación de la sociedad. Ella se muestra satisfecha con los resultados y espera que este ejemplo se multiplique en el país. Asimismo, en San Miguel de Allende organiza la semana de poesía donde hace confluir a poetas de Estados Unidos, México e Inglaterra. Con talleres, lecturas y debate se trata de aminorar el desconocimiento de los extranjeros sobre la producción mexicana y establecer redes de edición y promoción de los autores en ambas lenguas. El intercambio la motiva, pues se siente de aquí y de allá, ligada de igual modo a la literatura inglesa y mexicana que la enriquecen en su propia creación enmarcada por el oficio y la intuición.