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México D.F. Domingo 14 de noviembre de 2004

BAJO LA LUPA

Alfredo Jalife-Rahme

Teocracia bushiana: entre Gaffney y Kissinger

Hu Jintao, presidente chino, de gira en Latinoamérica

LA TEOCRACIA TEXANA del cristiano redivivo Bush va a necesitar acelerar los rezos fundamentalistas para detener el inevitable desplome del dólar. A raíz de su espeluznante segundo mandato, se han explayado diversas hipótesis sobre la política exterior de Estados Unidos, que el saliente secretario de Estado Colin Powell ha prevenido será "agresiva" (Naharnet, 9 de noviembre), lo cual se confirma por la conducta recidivista de los torturadores de Abu Ghraib, quienes vuelven a despedazar Fallujah y premian con la nominación a la procuraduría al texmex Alberto Gonzales, un vulgar conculcador de las libertades civiles en su país de adopción (siempre resultan los peores, porque desean mostrar su "lealtad" a toda prueba al sistema que los cobijó) y uno de los diseñadores de las crucifixiones posmodernas de los iraquíes.

SEA CUAL FUERE la política exterior a seguir, el unilateralismo bushiano exhibe su verdadera vulnerabilidad en los "mercados", donde el oro (acompañado de la plata) perforó la barrera sicológica de los 430 dólares, para rasguñar los 440 dólares la onza, la mayor cotización de los recientes 16 años. Quizá sea el abordaje "multidimensional" el que depare mayores respuestas sobre el crucigrama del incierto futuro, que se centra tanto en los movimientos geoestratégicos en el tablero del ajedrez mundial de parte de los principales competidores de la otrora superpotencia unipolar, como en la cotización del petróleo (y el gas), el oro (y la plata), el euro y los Bonos del Tesoro de Estados Unidos, que forzosamente tendrán sus correlatos en la geopolítica y en la configuración del nuevo orden pentapolar, que está resultando más hexapolar de lo que imaginamos, debido a la incrustación de Brasil, tan cortejado por los otros cinco principales polos del planeta: el propio Estados Unidos, la Unión Europea (UE), Rusia, India y China.

EL PRESIDENTE CHINO, Hu Jintao, emprendió una gira por cuatro países de Latinoamérica (evitó a México porque Fox insensatamente se peleó con los chinos), donde destaca el estrechamiento de los vínculos estratégicos con Brasil (Xinhuanet, 11 de noviembre), mientras el primer ministro Wen Jiabao ha dado muestras de adoptar una mayor flexibilidad del yuan/renminbi (léase: una revaluación), que desde hace 10 años goza de una paridad fija al dólar (Xinhuanet, 12 de noviembre). ƑLa revaluación del yuan/renminbi vale la venta de Taiwán por Estados Unidos? Colin Powell sacrificó a Taiwán en Pekín, en contrapunto a lo que había constituido la constante de la política exterior de Estados Unidos durante un cuarto de siglo (World Tribune, 3 de noviembre).

AL DIA SIGUIENTE de la elección en Estados Unidos, desde la bahía de Bengala la armada india lanzó exitosamente el misil crucero supersónico BrahMos desarrollado por India y Rusia (The Hindu, 3 de noviembre). Las jugadas geoestratégicas de ajedrez son fulgurantemente vertiginosas. En vísperas de la disfuncional cumbre de la APEC en Chile, el zar ruso Vladimir Putin le pisará los talones al presidente chino en Brasil, y llama la atención la percepción de los estrategas de India al respecto. En forma ditirámbica, Sudhir Chadda (India Daily, 11 de noviembre) enuncia que "Putin planea edificar la más poderosa coalición de superpotencias del mundo: Rusia, India, China y Brasil", que "desafiará la supremacía de Estados Unidos y la UE". El periodista indio se encuentra extasiado con la coalición, que refleja lo que la correduría Goldman Sachs denominó "BRIC" (las siglas que representan las iniciales de las cuatro potencias coaligadas), "con tres cuartas partes de la población mundial, la mayor cantidad de recursos naturales y la mayor asociación de talento técnico y científico". Chadda retoma el análisis del centro de pensamiento texano-israelí Stratfor (9 de noviembre), que detecta las intenciones del zar ruso, quien tendría "mayores ambiciones: desea establecer un pie de largo plazo en Latinoamérica con el fin de expandir la influencia geopolítica en la región". ƑConseguirá contrarrestar la potencial alianza estratégica de Rusia, India y China con Brasil la flagrante penetración anglosajona en el "arco de inestabilidad" de la cartografía islámica? El golpe a la hegemonía hemisférica de Estados Unidos, con todo y su séquito de fundamentalistas cristianos alebrestados, sería devastador. Más allá de las imprecaciones paleobíblicas de los neoconservadores straussianos, es inocultable el nerviosismo del bushismo unilateral que aplasta a la ciudad sunita de Fallujah el mismo día del sepelio del sunita Arafat: sepulcro de la paz para Irak y paz de los sepulcros para Palestina. Stratfor (12 de noviembre) afirma que el segundo mandato bushiano será marcado por la "seguridad", la "máxima prioridad de Estados Unidos en Latinoamérica hasta el año 2008", lo cual resalta con el reciente nombramiento del teniente general Bantz Craddock al mando del Comando Sur. ƑNo se habrá adelantado el regiomontano con notoria información privilegiada, y con sueños de convertirse en texmex, Fernando Elizondo Barragán, secretario de Energía del foxismo decadente, en haber puesto los yacimientos petroleros de México bajo los resguardos del "Comando Norte"?

PARECERIA QUE LA teocracia texana del cristiano redivivo Bush se movería entre dos polos explayados por dos influyentes israelíes-estadunidenses: Frank Gaffney, pensador emergente de los neoconservadores straussianos, y Alfred Heinz (alias Henry) Kissinger, de la vieja guardia (a quien, por cierto, desprecian los neoconservadores straussianos por ser excesivamente "realista"). Gaffney, un halcón en asuntos nucleares, merece una enciclopedia, pero sólo asentaremos que en su calidad de protegido y socio de Richard Perle (quien con el subsecretario del Pentágono Paul Dundes Wolfowitz diseñó el unilateralismo bushiano de la permanente "guerra preventiva"), funge como presidente del influyente Centro de Política de Seguridad, hipervinculado al "complejo militar tecnoindustrial", desde donde expide diatribas por toneladas como la "lista de control (sic) del trabajo (sic) que el mundo (sic) pedirá a este (sic) presidente en su segundo mandato", que acaba de promulgar ("Valores globales", National Review Online, 5 de noviembre). Después de reiterar su exigencia de "cambiar los regímenes de Irán y Norcorea", la aplicación inmediata de la "lista de control" de Gaffney ya empezó con el arrasamiento de la ciudad-mártir de Fallujah y concluye con el establecimiento de "estrategias apropiadas" para lidiar con las amenazas impuestas (sic) por China, Rusia y la "emergencia de un número de regímenes agresivamente (sic) antiestadunidenses en Latinoamérica". Gaffney, aliado incondicional del general Sharon, se pronuncia por el establecimiento de "fronteras defendibles" para Israel. ƑQué tan "globales" son los "valores" que expele en "siete pasos" el fanático Gaffney? Extrapola los "valores morales" a la controvertida agenda de la "política de seguridad" nacional y pasa la lista extensa de sus aliados y amigos que avalaron el segundo mandato bushiano, que encabezan la dupla Cheney-Rumsfeld y los neoconservadores straussianos: "el último valor moral, la libertad, es la piedra de toque del presidente para derrotar a sus enemigos islamo-fascistas (sic) y los estados que los apadrinan". Convencido de que Bush opera ya la "cuarta guerra mundial" (una obsesión del fanatismo de los neoconservadores straussianos), después de mezclar delirantemente la eclosión de los "valores morales" con el rechazo a la investigación de las "células madre" y la "desaparición de Arafat" frente a la "fe en Israel", pregona el despliegue de armas nucleares en el espacio, y exige poner en orden a Francia y Alemania. Para erizar los cabellos, Jim Lobe (IPS, 5 de noviembre) devela los potentes nexos de Gaffney con incontables centros de pensamiento, fundaciones y conglomerados financieros, donde destacan "filántropos" del partido Likud.

FRENTE A GAFFNEY, Kissinger resultó una paloma, quien aboga por "definir un nuevo orden mundial" en el segundo mandato bushiano (International Herald Tribune, 6 de noviembre): "George W. Bush tendrá que encabezar (sic) el esfuerzo (sic) para definir y luego mantener un sistema internacional que refleje las nuevas circunstancias revolucionarias (sic)", en el contexto "de un compromiso de todas las partes al proceso de curación" (sic). Empieza por Irak, donde "la siguiente fase requerirá una política bipartidista y una cooperación internacional" debido a que "Estados Unidos sea derrotado o se canse de ejercicios solitarios". Para Kissinger, quien incita subliminalmente a la balcanización de Irak, los nacionalistas sunitas son equiparables a "terroristas", y se inclina por elecciones donde los "kurdos y los chiítas tendrán la oportunidad de liberarse del dominio militar de 500 años de los sunitas". No aborda que la animadversión entre kurdos (no árabes) y chiítas árabes sea mayor que entre éstos y sus hermanos raciales sunitas. Parece aceptar el acomodamiento con Irán y Norcorea por medio de "foros regionales de seguridad" para acabar de abordar el verdadero meollo del nuevo orden: "la transferencia del poder dentro del sistema internacional" en el que descuella China, que marca "el cambio del centro de gravedad del Atlántico al Pacífico" como consecuencia de la "desintegración del orden mundial con la alianza atlántica como su pieza central". No supera sus traumas hacia Rusia (Ƒserá por la paliza bursátil que recibió con la restatización de la petrolera Yukos?): "China y Estados Unidos deberán establecer un diálogo estratégico permanente con definiciones de propósitos comunes de largo plazo. Kissinger es el sepulturero del unilateralismo, y parece inclinarse por una bipolaridad entre China y Estados Unidos". Falta ver si acepta China, porque la reincorporación de Taiwán se antoja muy barata, ya no se diga Rusia, India, Francia, Alemania y Brasil. Concluye que el dilema de Bush radicará en escoger entre "una serie de catástrofes" (sin duda se refiere a la demencia bélica de Gaffney y consortes) y la "planeación humana" que tarde o temprano desembocarán en la "paz perpetua" que había esgrimido el filósofo Immanuel Kant hace 200 años.

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