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México D.F. Martes 9 de noviembre de 2004

Buró de Crédito: datos confidenciales a la orden

No sólo arma listas negras de morosos; sus fichas se comercializan en empresas

ROBERTO GONZALEZ AMADOR

La temporada de mayor consumo en el año está tocando la puerta. Además, miles de personas creen que es oportunidad de aumentar el patrimonio, sobre todo cuando las instituciones bancarias emprenden una amplia campaña de difusión de sus productos. Una barrera para lograrlo sigue siendo el listado negro del llamado Buró de Crédito, banco de datos que comenzó a integrarse después de la debacle financiera de 1995. Aunque en otros países estas empresas encargadas del manejo de información crediticia sirven de herramienta para agilizar las operaciones de financiamiento, aquí todavía no permiten una integración expedita a los servicios financieros.

Junto con la práctica de solicitar el historial crediticio para otorgar financiamiento, los registros manejados por la Sociedad de Información Crediticia Buró de Crédito son empleados por las empresas que los consultan para integrar posibles carteras de clientes. Es una práctica que, de acuerdo con organizaciones de defensa de los consumidores, no está reglamentada y puede poner en riesgo la integridad de los datos de los usuarios de todo tipo.

"Los listados de usuarios no se transfieren a nadie", aseguró a La Jornada Verónica Andraca, responsable de mercadotécnica del Buró de Crédito, cuando fue consultada respecto a la posibilidad de que las empresas puedan obtener las listas de usuarios de crédito para realizar sus promociones comerciales.

El hecho es que esta práctica existe. Como establece Arturo Lomelí, presidente de la Asociación Mexicana de Estudios para la Defensa del Consumidor (Amedec), resulta más preocupante si esa información anda "suelta por ahí" y no es el Buró de Crédito quien la pone a disposición de las empresas.

La práctica es tan extendida que casi cualquier persona puede recordar la última vez que recibió en su empleo, y principalmente en su domicilio, una llamada telefónica en la que le ofrecen la compra de un bien o servicio: puede ser la más reciente tarjeta que sacó al mercado un banco, una promoción de arrendamiento o venta de automóvil, seguros de vida, viajes o compras.

El Buró de Crédito comenzó a funcionar en 1996. Inicialmente propiedad mayoritaria de los bancos privados, esta empresa buscaba generar un historial crediticio de personas y empresas. La justificación fue que una de las razones -la menos relevante, porque el mayor quebranto al sistema fue generado por las empresas o los propios accionistas de los bancos- que llevaron al colapso del sistema bancario después de la devaluación de diciembre de 1994 fue que decenas de miles de personas no pagaron sus préstamos. La intención era tener un historial de crédito de los usuarios bancarios para que las instituciones contaran con un elemento adicional de análisis al momento de recibir una solicitud de préstamo.

Con el tiempo, además de los bancos, se unieron como solicitantes de información al Buró de Crédito otras entidades como tiendas departamentales, empresas de telecomunicaciones y arrendadoras o de financiamiento automotriz.

Ahora, cualquier persona que desee solicitar un financiamiento, desde el hipotecario hasta el automotriz, o un préstamo de nómina como los que ofrecen los bancos, debe aceptar que su historial crediticio sea consultado. Si ha sido a lo largo del tiempo un pagador cumplido, lograr un nuevo financiamiento resulta más fácil. No es el caso si está reportado en el Buró de Crédito como deudor moroso.

La lógica parece sencilla y virtuosa. El problema está en los matices. El Buró de Crédito no emite opiniones favorables o desfavorables acerca de si una persona es o no sujeta de crédito. Como este reporte es requerido por los comités de crédito de las empresas que prestan el servicio -bancos, arrendadoras, entre otras--los responsables de la gestión de las solicitudes optan por rechazar la solicitud si hay una nota de alerta en el reporte.

Verónica Andraca explicó que el listado de personas con registro negativo en el buró se actualiza cada 84 meses. Es decir, en noviembre de 2004 son borrados los registros hasta noviembre de 1997, como una mecanismo automático de depuración de deudores morosos. Una persona que no haya pagado una deuda hasta de 3 mil pesos en noviembre de 1997 es borrada automáticamente en noviembre de 2004, siempre que no haya realizado ningún movimiento en el periodo.

Para pasivos mayores, la única posibilidad de que el nombre del deudor sea borrado está en que quien originó el crédito, que puede ser un banco, no haya vendido esa cartera a una empresa de cobranza. Si esto ocurrió, el deudor seguirá apareciendo hasta que pague o llegue a un acuerdo para saldar su pasivo. ''Existen problemas con la actualización de los datos que tiene el Buró de Crédito, esta empresa no actualiza puntualmente su listado", expuso Arturo Lomelí, presidente de la Amedec. "Esto perjudica a muchos usuarios que mantienen arruinado su crédito debido a que están en esa lista", añadió.

Para el presidente de la Amedec, "no hay duda" de que la información del Buró de Crédito "es una lista negra que se maneja como tal" por las empresas que ofrecen bienes y servicios.

También asegura que la información proporcionada para integrar el banco de datos del buró es utilizada para promoción y publicidad no deseada. "Se utiliza negativamente: las empresas que consultan el buró se intercambian los datos, que deberían ser estrictamente confidenciales, y entonces se dedican a hacer ofertas a quienes pueden tener un buen reporte de crédito", añadió Lomelí.

En otros países la información crediticia es manejada por empresas públicas, no privadas, dado lo delicado de esos datos. "Es probable que para un deudor cumplido, un reporte positivo del Buró de Crédito sea una forma de facilitar un préstamo, pero lo más probable es que por el intercambio de datos en las empresas, sea abrumado con publicidad no deseada", consideró.

Según los datos proporcionados a este diario por Verónica Andraca, del Buró de Crédito, esa sociedad de información crediticia maneja registros de 52.2 millones de cuentas, que representan unos 21 millones de personas. En cuanto a las empresas, se tiene registro de 3.6 millones.

Cada mes se realiza una actualización y depuración de deudores, con el mecanismo ya citado: 84 meses hacia atrás.

Con la depuración permanente que se realiza, dijo, se han eliminado los reportes de poco más de 5 millones de créditos que estaban en mora.

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