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México D.F. Domingo 24 de octubre de 2004

Oposición a que se vuelvan "Disneylandia ecoturística"

Las islas Galápagos, amenazadas por turistas, colonizadores y comerciantes

KYRA NUÑEZ ENVIADA

Galapagos, 23 de octubre. Proteger y conservar las islas Galápagos, localizadas a 950 kilómetros del Ecuador continental, representa para la humanidad un reto cotidiano enorme, ya que la avidez por apropiarse de este archipiélago, donde se fundamentó la teoría de la evolución de las especies, lo hace presa del voraz apetito del turismo, de poblaciones en desenfrenado crecimiento, de traficantes y pescadores ilegales de especies protegidas y de poderosos colonos que comenzaron a construir hoteles en zonas protegidas.

Es el caso de la isla Isabela, la mayor del archipiélago, cuya situación preocupa a científicos y defensores de la biodiversidad, pues lentamente es colonizada.

Noventa y siete por ciento de las 13 islas que conforman el archipiélago es parque nacional, pero constitucionalmente al restante 3, destinado a desarrollo urbano, puede agregarse dos por ciento, lo que "representaría un enorme daño al lugar", declaró a La Jornada María Elena Guerra, directora ejecutiva interina de la Fundación Charles Darwin (FCD). "Efectivamente: más llegada de colonos, turistas y residentes, mayores problemas", indicó.

El panorama en la isla Isabela o en Santa Cruz es de un desolado espacio desértico donde las tortugas semejan rocas de mediano tamaño. En 1997 la exuberancia de la vegetación ocultaba, y con ello preservaba, las famosas tortugas, los pingüinos, cormoranes, albatros, pinzones diminutos y las iguanas terrestres.

"Galápagos es un sitio tan especial que no es posible pensar en que pudiera convertirse en un parque de diversión ecológica o un Disneylandia ecoturístico" explicó Guerra.

Parte del esfuerzo científico se pierde en combatir la avaricia humana que permitió "la construcción de una terminal de autobuses precisamente en un terreno donde existían 10 de las últimas especies de plantas consideradas en peligro de extinción", o el proyectado puente entre las islas Baltra -donde se encuentra el aeropuerto- y Santa Cruz.

Lo anterior provocó indignación en pobladores de lugar y científicos porque las políticas de control para el turismo regulado pueden ser compradas por el mejor postor, a pesar de que el propio presidente ecuatoriano, Lucio Gutiérrez, declaró previamente a este diario que "es política de gobierno preservar este patrimonio de la humanidad".

La FCD, explicó Guerra, tiene "la misión de asistir al gobierno ecuatoriano con sugerencias para la mejor preservación de la biodiversidad de este lugar" pero, "Ƒcómo hacerle frente a la evolución social que traen consigo desarrollos urbanos de hasta 15 mil habitantes, como en Puerto Ayoro en la isla Santa Cruz?"

Es un arma de dos filos. Por un lado, es inevitable satisfacer al individuo que quiere visitar este archipiélago, pero con el flujo del visitante vienen las plagas: el ruido por la construcción de casas y hoteles, de los carros y autobuses, la basura, el "recuerdito" de una planta o flor contrabandeado en las maletas del turista, la expansión del límite entre el territorio permitido y el prohibido para la visita temporal.

La Fundación Charles Darwin es un centro rústico del cual el científico inglés no podría sentirse defraudado. Entre sus éxitos se cuentan la crianza en cautiverio de las tortugas galápagos y el sistema de cuarentena establecido apenas hace cinco años para que no se introduzcan al lugar más especies invasoras.

Unas mil plantas y fauna introducidas por el ser humano se han convertido en el dolor de cabeza de la fundación y los cuatro proyectos de erradicación de la hormiga colorada, la mosca negra, el mosquito del dengue y la mariquita australiana en el norte de la isla Isabela van muy lentos.

Sin embargo, con 4 millones de dólares de presupuesto anual proveniente de donantes individuales, la FCD no puede hacer mucho. A ello se suma una crisis poco conocida en el seno de la fundación: desde enero no tiene director ejecutivo, aunque han pasado dos sin que entre ambos hayan permanecido un mes en el puesto.

Las leyes de protección de las Galápagos, donde "todas las especies son endémicas", deben regir la actividad humana aquí, "porque estamos hablando, por ejemplo, del decline en 20 por ciento de las especies oceánicas en las 137 mil hectáreas de reserva acuática; 13 especies de pájaros, las famosas tortugas gigantes y los pingüinos viven en vulnerabilidad y suman más de mil las especies afectadas por el fenómeno de El Niño", afirmó Howard Snell, director de ciencias.

La limpieza del hábitat en el norte de Isabela está financiada por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente, el gobierno de Ecuador y la FCD, entre otras instituciones. A esto se suma la presión de individuos y organizaciones no gubernamentales para que los políticos cumplan con su responsabilidad de conservar este laboratorio viviente.

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