Laura Alicia Garza Galindo

La nueva Europa

Recién regreso de la última sesión del año en el Consejo de Europa, en el que participamos seis legisladores mexicanos en calidad de observadores. Se analizaron temas interesantes que Europa deberá resolver en los próximos años. Entre ellos destacan un mercado petrolero apretado, la necesidad de prudencia presupuestaria, dentro del marco de una mayor demanda para fortalecer las economías de los 10 nuevos miembros de la Unión Europea (UE): Polonia, Hungría, Chipre, Malta, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Lituania y Letonia; los costos del Protocolo de Kioto; los problemas de desempleo, migración, terrorismo y la necesidad de estabilizar la democracia en varios de los países adheridos, al igual que la promoción de la salud y los derechos sexuales y reproductivos; temas clave, entre otros, para asegurar los estándares de la UE. Sume la formación del Consejo de Ministros, de pronto complicada; y hoy, abierto intempestivamente, el más complejo debate: la adhesión de Turquía a la UE. Años difíciles para todos.

Lo primero a observar es el incremento brutal en los precios de los energéticos, que ha pegado en pleno vientre y acortado el aliento. El encarecimiento de los bienes y servicios es inocultable. Independientemente de que la inflación propiciada por los aumentos del precio del crudo pega a todo, los incrementos se resienten más en el transporte, afectando todas las cadenas productivas en insumos y productos terminados; golpea especialmente el turismo, renglón de suma importancia para la UE. A tal grado que se empiezan a reconsiderar las proyecciones de las tasas de crecimiento en algunos países de la UE, la que de pronto resiente una nueva presión: Turquía, estratégica en la geopolítica del petróleo, exige su entrada al grupo continental.

Turquía es un viejo invitado y país fundador del Consejo de Europa. Fue en 1963 cuando se firmó el Acuerdo de Asociación entre la UE y Turquía. En 1987 Turquía solicita el estatus de país candidato a ingresar a la UE. En 1989 la UE rechazó el inicio de las negociaciones. Al fin, en 1999, accedió a que Turquía se convirtiera en país candidato. En 2002 la UE decidió que en diciembre de este 2004 determinará si abre las negociaciones para la adhesión. Pero fue el pasado 6 de octubre cuando, sorpresivamente, la Comisión Europea de la UE recomendó la apertura de negociaciones para la adhesión.

Ese mismo día el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, un islamista moderado, fue recibido con calidez en la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa. Su comparecencia duró más de tres horas de intenso e interesante debate precedido de su respetuoso mensaje a los parlamentarios congregados y en el que, con toda firmeza, exigió en nombre de sus representados "...que se apliquen a su país los mismos criterios y métodos que se aplicaron en la ampliación de la UE hasta 25 miembros". Y agregó: "No queremos nada más, sólo que se respete el principio de equidad", e insistió en que desea que las negociaciones se inicien sin demora. También afirmó que si una vez iniciadas "las negociaciones se suspendieran, se produciría una falta de respeto por el proceso de democratización de Turquía y se incumplirían los principios de la UE" . Ya le narraré lo más interesante del debate, pero versó sobre temas difíciles: libertad de expresión -aunque el líder mundial, Estados Unidos, en esto no canta mal las rancheras-, lucha contra la tortura, derechos de las mujeres y de las minorías, especialmente de los kurdos y varios temas más, todos sensibles.

Y es que, en efecto, el gobierno turco ha realizado inumerables reformas a su constitución, a tono con la democracia europea. Sus parlamentarios son muy activos; no obstante, su ingreso a la UE no se esperaba sino en por lo menos 10 o 12 años. Y la entrada, se aprecia, será forzada. Mire usted si no: por ejemplo, la media del poder adquisitivo de la UE respecto del PIB per cápita se ha fijado en 100 unidades; el país europeo más poblado es Alemania, con casi 83 millones de habitantes -y aún batalla con la integración de Alemania del Este-, pero su nivel de vida es elevado, con un promedio de 99 por ciento del PIB per cápita; en tanto que Turquía, país muy extenso -más de 780 mil kilómetros cuadrados-, con casi 70 millones de habitantes, es tremendamente pobre y cuenta apenas con 25 por ciento del promedio del poder adquisitivo en la UE. Además, es incluir un país musulmán que, si bien es laico, 99.8 por ciento de su población profesa el islamismo. ƑSerá esto un problema?

Así, el próximo 17 de diciembre la UE decidirá sí Turquía cumple con los requisitos para abrir negociaciones. En la primavera de 2005, si el dictamen es positivo, se iniciarán las negociaciones. Y el ingreso de Turquía sería entre 2015 y 2020. Pero es previsible que el ingreso se precipite. ƑPor qué? Quizá es aventurado afirmarlo, pero insisto en que el juego se llama geopolítica del petróleo. Turquía es el paso estratégico al Mediterráneo, a gasoductos provenientes de Rusia y al crudo de Medio Oriente. Quizá esté equivocada, pero la presión ha de ser inmensa. ƑSerá ésta una de las causas del incremento brutal del precio del crudo en el mundo? ƑPerverso? Sí, pero probable.