.. | México D.F. Sábado 16 de octubre de 2004
REPORTAJE /LOS
FRENTES DEL PPP
El gobierno foxista defiende vigencia y necesidad del
Plan Puebla-Panamá
Nuestras contradicciones hicieron del proyecto un polvorín,
dice Taylor Arthur
Aunque ha sido calificado de instrumento neocolonial y
ha desatado fuerte oposición en el área mesoamericana, el
principal proyecto foxista marcha, pues es preferible que el país
esté inserto en la globalización a que otros acuerdos comerciales
dejen fuera a México, expresa el coordinador del programa
ELIZABETH VELASCO C. /I
Para lograr el avance del Plan Puebla-Panamá (PPP),
la iniciativa más ambiciosa del gobierno foxista, Herbert Taylor
Arthur, quien hasta este viernes se desempeñó como jefe de
la Unidad Coordinadora del PPP, , tuvo que "apagar el radio" y desactivar
"cada uno de los muchos frentes abiertos" en el sureste mexicano y Centroamérica.
Al tomar el lugar de Florencio Salazar -quien dejó
el cargo en medio de fuertes críticas, en septiembre de 2002-, Taylor
se dio cuenta de que los promotores del PPP, "estábamos en una especie
de polvorín".
El plan -cuya autoría se apropió Fox, pese
a que las raíces de dos de sus iniciativas centrales (carretera
y energética) fueron diseñadas por el Banco Interamericano
de Desarrollo (BID) en los años 70, de acuerdo con documentos del
organismo-, generó una inesperada movilización civil en México
y Centroamérica, hoy de trascendencia mundial.
"Traíamos
muchos frentes abiertos; algunos importantes, otros no, y la definición
que tomé fue: 'apaguemos el radio y vamos a ver uno por uno'", expresa
Taylor, para quien "aceptar las omisiones y las cosas que no se hicieron
bien" permitió reducir la tensión.
"Platicamos (con gobernadores y actores sociales) sobre
los avances y las cosas que queríamos que pasaran. Eso despresurizó
mucho la batalla y se lograron acuerdos con los gobiernos de las entidades,
las secretarías de Estado y a escala internacional. Las iniciativas
(del PPP) siguen caminando", expresa Taylor, quien dimitió a la
Unidad Coordinadora del PPP por motivos personales.
En junio de 2001, en El Salvador, el presidente Fox lanzó
el PPP en el contexto de la Cumbre Extraordinaria de Jefes de Estado y
de Gobierno del Mecanismo de Diálogo y Concertación de Tuxtla.
El y sus homólogos lo adoptaron como "política
de Estado" y fue adoptado por Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala,
Honduras, Nicaragua, Panamá y México (el proyecto incluye
a los estados de Puebla, Guerrero, Oaxaca, Campeche, Chiapas, Quintana
Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán).
En esa reunión se informó que el BID, principal
patrocinador del PPP, coordinaría la "ingeniería de financiamiento"
para el impulso de ocho iniciativas: desarrollo sustentable, desarrollo
humano, prevención y mitigación de desastres, turismo, facilitación
del intercambio comercial, integración vial, interconexión
energética y telecomunicaciones.
Desde entonces, acompañan al BID el Banco Centroamericano
de Integración Económica, la Comisión Económica
para América Latina y el Caribe, la Corporación Andina de
Fomento, el Instituto de Crédito Oficial de España y organismos
que proporcionan el financiamiento, según el acta de marzo pasado,
que institucionaliza el mecanismo del PPP, suscrita en la sexta cumbre
ordinaria del mecanismo de diálogo.
El plan incorporó también el proyecto del
Banco Mundial (BM) denominado Corredor Biológico Mesoamericano,
para el cual "donó" 14.8 millones de dólares, con el argumento
de establecer políticas de "conservación" en un área
que de Campeche a Panamá alberga entre 60 y 70 por ciento de la
biodiversidad mundial, según la comisión nacional de biodiversidad.
Así, Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Tabasco y
Yucatán, de donde se extrae más de 90 por ciento de la producción
petrolera nacional, se convirtieron, junto con América Central,
en la confluencia de intereses empresariales nacionales y extranjeros.
La iniciativa foxista y el documento del BID que dio el
banderazo de salida del PPP (titulado Plan Puebla-Panamá. Iniciativas
mesoamericanas y proyectos) produjeron de inmediato la movilización
opositora de cientos de organizaciones.
Un recuento del Centro de Investigaciones Económicas
y Políticas de Acción Comunitaria (CIEPAC) consigna que más
de mil agrupaciones de México, Centroamérica y el mundo,
con 39 tipos de "actores colectivos" (partidos políticos, autoridades
municipales, redes, coaliciones, sindicatos, sectores urbanos, campesinos,
indígenas, etcétera), han manifestado su rechazo al PPP por
la "expropiación" de tierras, "privatización" de recursos
naturales y "violaciones" a los derechos humanos indígenas y campesinos,
entre otros. (Véase listado de organizaciones opositoras en www.ciepac.org/bulletins/200-300/bolec313.htm.)
Gran parte de las agrupaciones nacionales hoy están
en la Alianza Mexicana para la Autodeterminación de los Pueblos,
protagonista de los foros mesoamericanos frente al PPP.
Hasta el gobernador de Oaxaca, José Murat, declaró
en 2003 que el plan era un "proyecto podrido" y "propagandístico",
basado en la política neoliberal.
Hoy, los gobernadores del sureste mexicano no emiten declaración
sobre el PPP, porque -según Taylor- "somos su oficina personal en
el gobierno federal; hemos resuelto y construido mucho juntos". Y frente
a la oposición se hizo un silencio oficial de 18 meses.
El fondo del debate
Para Taylor, las causas del "polvorín" fueron:
"Todas nuestras contradicciones y confusiones. No sé quién
metió a la página de Internet (en referencia al sitio web
del PPP que dirigió su antecesor, a quien le reconoce sus "dones"),
documentos contradictorios; era una gran colección de aspiraciones
y deseos. Por eso, cuando llegué, dije: 'En vía de mientras
va para abajo esto (la página web)'".
Para
Gabriela Rangel, de la Red Mexicana de Acción Frente al Libre Comercio,
y los investigadores Miguel Pickard, del CIEPAC; Jaime Ornelas, de la Universidad
Autónoma de Puebla, y Jason Benford, del Monterey Institute of International
Studies, la oposición radica en que el PPP "es un engrane más"
de otros proyectos neoliberales (Area de Libre Comercio de las Américas,
ALCA), Tratado de Libre Comercio de América del Norte, etcétera),
impulsados simultáneamente por trasnacionales, los gobiernos de
Estados Unidos y Europa, y la banca multilateral para insertar la región
en la "globalización corporativa". La factura total del PPP a 2020,
prevé Benford, será de 25 mil millones de dólares.
La zona del PPP, un millón de kilómetros
cuadrados, es rica en recursos naturales (agua, bosques, petróleo,
gas, minerales, biodiversidad) y propicia para la generación de
energía eléctrica. Por ello, recuerda Pickard, "desde un
principio fue evidente que el PPP se convertiría en un mecanismo
neocolonial de extracción de la riqueza natural de la región
y de explotación de la abundante y barata mano de obra de su población",
constituida por 64 millones de habitantes, de los cuales 60 por ciento
vive en condiciones de pobreza.
Líderes sociales y académicos coinciden
en señalar, además, que el PPP "no es una iniciativa de Fox",
sino un "megaproyecto" que incorpora propuestas diseñadas hace tres
décadas, con asesoría del BID, el BM y otros organismos multilaterales.
Taylor admite que, efectivamente, el plan retomó
proyectos que existían hace 25 años, como el eléctrico
y el de infraestructura carretera. "Cuando el PPP nace -explica- se toma
lo que llamó proyectos de primera generación, se acordó
subirlos a un proceso de varios convenios posteriores, y a partir de allí
se redefinieron algunas cosas." Pero defiende la autoría del plan:
"Nosotros podemos tener la paternidad del PPP, pero no deseamos llevar
al muchacho y amarrarle las agujetas hasta que tenga 25 años. ¿Qué
se logró hacer? -se pregunta en alusión a la iniciativa energética-,
crear el proyecto, las instituciones y el proceso".
Aclara: "El PPP no es un megaproyecto, sino una figura
muy osada de toma de acuerdos para la acción", donde "ocho naciones,
absolutamente soberanas, toman decisiones en una mesa de acuerdos en estricto
consenso".
Quienes toman las decisiones -arguye- no son "anti, contra
o agachados ante nadie. Esa premisa se rompe con facilidad, porque deciden
ocho naciones independientes, pensando en el bienestar de la región,
de sus habitantes y en el interés nacional".
Acepta que la iniciativa busca insertar al sursureste
mexicano y a Centroamérica en la globalización, y constituir
un bloque que esté "preparado" para competir ante un eventual ALCA
o un Tratado de Libre Comercio de Centroamérica con Estados Unidos.
"O nos salvamos juntos o nos matan por separado", responde
a los críticos del PPP, a quienes manifiesta: "Podemos debatir los
daños o beneficios que ha producido la globalización, y seguramente
coincidiremos en 95 por ciento de las afirmaciones, lo que no podemos debatir
es si existe; la existencia está".
Cuestiona: "Quién sabe si se dé el ALCA
o el acuerdo de Centroamérica con Estados Unidos, pero si se dan,
¿por qué nos tienen que agarrar desprevenidos?"
Para Taylor, "los gobiernos responsables deben entender
que insertos en un mundo global -nos guste o no-, podemos y debemos aprovechar
las condiciones favorables de la globalización en beneficio de los
pobladores".
|