México D.F. Viernes 15 de octubre de 2004
El zaguero americanista José Antonio
Castro confesó su odio por el club del Pedregal
Contra Pumas será el despunte y ya podremos
pensar en la liguilla: Pérez
Forcejeo del ex portero Pedro Soto con el personal de
seguridad del estadio Azteca
MIGUEL ANGEL RAMIREZ
Mientras el americanista Mario Pérez habló
de la obligación que tienen de ganar el domingo, su compañero
José Antonio Castro confesó abiertamente que odia a Pumas.
-¿Y de dónde nace ese odio? -se le preguntó
a Castro cuando estaba a punto de subir a su automóvil para abandonar
el estadio Azteca.
-Desde
hace mucho. En fuerzas básicas yo jugaba contra ellos y eran partidos
muy reñidos, muy competitivos.
-¿Les inculcan eso?
-No, simplemente cada partido es muy reñido. A
lo mejor son 1-0, 2-1; siempre marcadores así; entonces, son juegos
que se pelean mucho.
-En Pumas dicen que hay más pasión en este
partido que en el clásico América-Chivas, ¿realmente
es así?
-Pues no sé. El clásico ya tiene años,
entonces no sabría cómo compararlo, pero también es
un buen partido éste contra Pumas.
Por su parte, Mario Pérez consideró que
el encuentro del domingo se vive diferente al clásico, "pero los
dos con la misma importancia".
Estimó que el duelo ante los auriazules puede ser
un trampolín para el América. "Es el despunte. Hay que ganar
los nueve puntos (que disputarán en su cancha), tratar de seguir
sumando, y pensar ya, por qué no, en la liguilla".
Dijo que tienen la obligación de ganar en el Azteca.
"Será difícil, pero en nuestra casa no debemos dejar ir puntos.
Sabemos que ya quedan pocos partidos (en el torneo regular)".
Pérez agregó que parte del objetivo es dar
un buen espectáculo; sin embargo, en estos momentos lo más
urgente para las Aguilas "es ganar".
Los de Coapa trabajaron ayer a puerta cerrada en el coloso
de Santa Ursula, y no sólo le complicaron la existencia a los reporteros,
sino al personal de seguridad del inmueble.
A los primeros, porque el ingreso fue media hora después
de lo anunciado y cuando se abrieron las puertas recibieron la advertencia
de apurarse, porque los jugadores ya estaban abandonando el estadio.
Y los apuros del personal de seguridad fueron por la insistencia
del ex portero Pedro Soto de ingresar a las instalaciones.
Uno de los guardias fracasó rotundamente al tratar
de detenerlo, mientras otro discutía con unos colegas, porque uno
de los fotógrafos se llevaba un testigo de lo ocurrido.
Al final Soto no llegó muy lejos. Le argumentaron
que no pidió permiso para ir a ofrecer su producto: guantes.
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