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México D.F. Viernes 15 de octubre de 2004

Elecciones en Estados Unidos

Luego de 3 debates el jefe de la Casa Blanca pierde su ventaja sobre el demócrata

Kerry se consolida como opción viable; Bush afloja el paso: sondeos

La percepción en EU es que el senador conoce mejor los temas puestos a discusión, dice CNN

"Creí que el presidente daría una paliza a su contrincante, pero apenas dio manotazos": encuestador

JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES

Washington y Nueva York, 14 de octubre. El tercer y último debate por la presidencia ofreció el miércoles pocas novedades sobre las posiciones y propuestas de los dos principales candidatos, pero sí consolidó la opinión entre gran parte del electorado de que John Kerry es una opción viable, mientras que se amplió el enfoque sobre los fracasos del presidente George W. Bush, a menos de tres semanas de la elección.

Una encuesta de CNN realizada poco después del debate en Arizona encontró que 52 por ciento opinó que Kerry fue el ganador, contra 32 por ciento que estimó un triunfo de Bush. "El presidente fue percibido como alguien más simpático, pero Kerry dio la impresión de conocer mejor los temas", resumió CNN.

Este resultado, reflejado en otras encuestas, es mala noticia para Bush, quien después de los tres debates ha perdido su ventaja de entre 8 y 14 puntos sobre Kerry, y obviamente es buena para el demócrata, que al parecer ha logrado superar la imagen que le generaron los republicanos como un político indeciso y tambaleante en sus posiciones.

Ahora casi todas las encuestas registran que la contienda electoral está técnicamente empatada, mientras la mayoría de votantes se ha convencido de que Kerry es mejor en temas como la economía, el empleo y la salud, aunque aún prefiere a Bush como comandante en jefe.

Nadie espera un gran cambio en las tendencias del voto en general, y todos usarán sus microscopios para ver si este debate tuvo un impacto en ese minúsculo sector del electorado -los indecisos- en los ahora 10 estados más críticos para la elección. El debate de anoche estaba dedicado a dos propósitos: convencer a los indecisos y movilizar las bases electorales fieles de cada candidato.

Algunos encuestadores republicanos parecieron decepcionados por los resultados del miércoles, dado que Bush necesitaba tomar la ofensiva después de "perder" los últimos dos debates. "Si uno pensaba que esta contienda está navegando en favor de Kerry, esto (el debate del miércoles) no hizo nada para detenerlo", declaró el veterano encuestador republicano Tony Fabrizio a Los Angeles Times. "Yo pensé que el presidente buscaría darle una paliza a Kerry, pero sólo intentó un par de manotazos".

Más bien, pareció que Kerry fue quien soltó más golpes en el último debate, repitiendo una y otra vez que Bush será el primer presidente en 72 años en presidir sobre una pérdida neta de empleos y que unos 5 millones de personas han perdido su seguro de salud durante la presidencia del republicano. El mensaje central de Kerry fue que el ciudadano común, los trabajadores, han sufrido más durante esta presidencia mientras los ricos han gozado de enormes beneficios.

Estrategas demócratas creen que si pueden convertir la elección en un referéndum sobre los fracasos de Bush tanto en Irak como en política económica y social, los votantes estarán deseosos de una alternativa. En este escenario, Kerry no tiene que comprobar que es una maravilla, sino que es una alternativa viable frente a un presidente fracasado.

Por otro lado, la estrategia republicana fue reconocer brevemente que el último periodo de cuatro años ha sido particularmente difícil, sobre todo por el 11-S, y también por los problemas económicos que heredaron, pero rápidamente cambian de canal y acusan que Kerry no sólo podría poner en duda la lucha antiterrorista, sino que lo tachan de "liberal", fuera del centro político y demasiado hacia la "izquierda".

Durante el debate del miércoles, Bush repitió esta acusación varias veces, al señalar que Kerry ha votado para elevar los impuestos 98 veces durante sus 20 años en el Senado, y que está más a la izquierda que el rey del ala liberal, Edward Kennedy.

Dos temas, por razones demográficas, hierven en este país: el sistema de seguro social y el de la inmigración. Subordinados al tema dominante de la guerra, surgieron una vez más, pero fueron abordados superficialmente, ya que ambos candidatos desean ser muy cautelosos en estos dos asuntos.

Ambos afirmaron que tenían estrategias para reparar lo que todos saben es un sistema de seguro social en crisis, y en torno a la inmigración los dos repitieron sus posiciones sin elaborar más. El otro gran tema social es el de salud, y otro más era la política fiscal. Pero había poca sustancia en estos temas, y el intercambio se calentó a tal grado en el debate que el Washington Post concluyó: "los hechos se fueron de vacaciones en el debate presidencial de anoche".

Aunque el acuerdo era que este debate se enfocaría en asuntos económicos y sociales domésticos, la guerra inevitablemente irrumpió en el programa. De nuevo Kerry sostuvo que Bush se había desviado de la misión principal, y aquí el presidente cometió un error notable. Kerry citó a su contrincante declarando que "no está preocupado" por la ubicación de Osama Bin Laden.

"Creo que nunca dije tal cosa", respondió Bush. Pero como casi todos los medios recordaron poco después, Bush sí declaró precisamente eso en una conferencia de prensa el 13 de marzo de 2002. Kerry continuó retando a Bush por haber hecho menos seguro al mundo por la forma en que ha conducido su guerra contra el terrorismo, y señaló que como presidente buscaría establecer una política exterior sobre las bases establecidas por presidentes como Ronald Reagan, entre otros.

El hecho de que Kerry, quien como senador fue uno de los críticos más severos de Reagan y encabezó la investigación congresional del escándalo Irán-contra, sugiera ahora que su política exterior podría parecerse a la de ese ex presidente es un indicio de qué tan derechizado se ha convertido el debate sobre política exterior en este país. Ambos aspirantes subrayaron que no abandonarían la política exterior unilateral si eso está en el interés de Estados Unidos, y se comprometieron a mantener las tropas en Irak.

La recta final

La de ayer fue tal vez la última ocasión para ver juntos en público a los dos candidatos antes de los comicios del 2 de noviembre, y ahora sus respectivas campañas inundarán con propaganda y actos electorales a los aproximadamente 10 estados claves, donde ninguno de los dos tiene clara ventaja, y continuar con el doble propósito de movilizar a sus bases y seguir invitando el apoyo de los indecisos.

Pero es caminar una cuerda floja. Bush tiene que consolidar el apoyo de su base religiosa conservadora pero no ofender a los indecisos, mientras que Kerry debe asegurar el apoyo de las minorías, las mujeres y los sindicatos, y ofrecer a la vez una visión moderada para ese mismo grupo de indecisos. Esto se manifestó anoche en las respuestas sobre temas como el aborto, la discriminación, el matrimonio gay y el derecho a portar armas, entre otros.

También está Dios en todo esto. El asunto de la fe religiosa fue notable en el debate, y los dos candidatos reiteraron la importancia de la fe en sus vidas, pero Kerry trató de distinguir entre él y Bush, afirmando que para él su fe es asunto personal que no debe determinar la elaboración de sus políticas, mientras que Bush señaló que la fe lo guía en toda decisión. Bush dijo que ora todo el tiempo, y Kerry recordó que fue monaguillo. En el país más poderoso del mundo, el todopoderoso es parte clave de la dinámica política-electoral.

Los últimos 19 días de esta contienda electoral serán complicados para los candidatos principales. Ahora, los analistas esperan que las dos campañas inicien una intensa guerra de propaganda, y seguramente personal, y todos examinarán el impacto de cada movida en la matemática de cómo ganar los votos necesarios en suficientes estados para llegar a la Casa Blanca.

Y tnadie descarta sorpresas, o el efecto de la amenaza de sorpresas. Lo que ocurra en Irak así como la posibilidad de otro atentado en esta coyuntura podría cambiar todo. El otro factor que es imposible medir hasta el día de las elecciones es si y como participa el dramático número de nuevos votantes en esta elección.

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