.. | México D.F. Lunes 4 de octubre de 2004
De Juan Pablo Villaseñor, volverá
a exhibirse el miércoles en el encuentro fílmico
Lágrimas y emoción desplazaron a la palabra
en el estreno de la cinta Los niños de Morelia
LUIS GABINO ALZATI LA JORNADA MICHOACAN
Morelia, Mich., 3 de octubre. "Dedicada a todos
aquellos que no volverán a casa", es la frase final del documental
Los niños de Morelia, del director Juan Pablo Villaseñor,
que se estrenó el sábado, en Cinépolis Centro.
"No puedo hablar, no tengo palabras para expresar este
sentimiento", fue el comentario de Vicente Carrión Foss, al término
del documental. Y no fueron necesarias las palabras, bastaron las miradas,
los gritos de emoción, las lágrimas y la nostalgia que se
respiraba en el ambiente.
Los
testimonios de Los niños de Morelia, que volverá a
exhibirse el 6 de octubre, dejaron en claro que la vida es extraordinaria,
pese a las dificultades e injusticias, al sufrimiento, al fascismo, a la
indiferencia. A pesar de todo la vida es extraordinaria e impredecible,
pues una desgracia sucedida hace más de 50 años se convirtió
ayer en motivo de alegría para los niños de Morelia
y sus familiares.
Villaseñor eligió una buena historia; se
le auguran triunfos, elogios, reconocimientos. Pero más allá
de eso, se ha ganado la gratitud de estos personajes entrañables,
quienes al final de sus vidas se dan cuenta de que todos estos años
de olvido bien han valido la pena. No es el hecho de que hayan participado
en una película que se ha exhibido en festivales y muestras importantes,
se trata de algo más profundo, de humanidad, respeto y dignidad.
La maestra Silvia Figueroa, secretaria académica de la Univrsidad
Michoacana, afirmó respecto de este filme que "hay historias que
nos tocan, sencillamente porque hablan de la vida". Eso es precisamente
lo que hace Villaseñor en su documental, y aún más:
el importante rescate de un hecho histórico único en la vida
de dos pueblos, el mexicano y el español; se trata de un compromiso
con la vida.
Emoción compartida, el cariño que se demostraron
José Dobla, Vicente Carrión y los familiares de Martina Benedet,
José Rius y Emeterio Payá, al encontrarse como verdaderos
amigos, pues entre ellos existe una fraternidad que no se rompe, una hermandad
forjada por la desgracia y el ánimo mutuo. Al verlos frente a frente,
mirándose con admiración, uno comprende y acepta los caprichos
de la vida.
Benedet no asistió a la presentación porque
se encuentra convaleciente de una cirugía. Sin embargo, todos los
presentes pudimos conocer y agradecer su fuerza y su coraje, pero, sobre
todo, su honestidad.
Rius, un tipazo, se gana al público con jocosidad,
es amable y sincero. A pesar de haber vivido más de 70 años
en México y haber procreado 10 hijos, "me dijeron que me faltaba
un año más" para obtener la nacionalidad mexicana, menciona
en la cinta, desafortunadamente murió sin obtenerla.
Pepe Dobla asistió acompañado de su nieta.
Aunque habla poco en el documental, su presencia es indudablemente fascinante,
misteriosa y conmovedora; fue el único de los niños que llegó
a nuestro país por una equivocación de las autoridades republicanas.
Error que lo alejó de su hogar 45 años.
Acasio Perujo, quien actualmente reside en Estados Unidos,
cautivó con su libertad y grandeza de espíritu, "no lamento
nada de lo que pasó, porque de habernos quedado en España,
probablemente hubiéramos muerto".
En la proyección de la cinta, la mirada de Foss
evocaba recuerdos desconocidos. Callado, humilde, y visiblemente emocionado,
al terminar la presentación comentó: "Casi no puedo hablar
de lo que siento".
Payá falleció meses después de que
se rodara la película; sin embargo, su viuda, Estela Gutiérrez
y uno de sus hijos asistieron a la presentación. "Soy la viuda de
Emeterio Payá", se presentó a punto de romper en llanto.
"Agradezco mucho el esfuerzo que hicieron al documentar esta historia;
fui su compañera por más de 40 años, y estoy orgullosa
de él".
El final lo rubricó el fotógrafo de la cinta,
Ricardo Benet: "Una película cuyo presupuesto no rebasó los
20 mil pesos, demostró que aún es posible hacer cine con
sentido".
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