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México D.F. Martes 14 de septiembre de 2004

José Pascual Buxó

García Márquez y las academias de la lengua

El pasado jueves, leímos en La Jornada la noticia de que Gabriel García Márquez no había sido invitado a participar en el Tercer Congreso Internacional de la Lengua Española que habrá de celebrarse en Rosario (Argentina) del 17 al 20 de noviembre próximo, bajo el rubro general de ''Identidad lingüística y globalización". Fueron convocados, en cambio, otros notables escritores españoles e hispanoamericanos entre los que se mencionó a Mario Benedetti, Carlos Fuentes, Ernesto Sábato, Francisco Ayala, Mario Vargas Llosa y Augusto Roa Bastos, así como el portugués José Saramago. A más de ese notable grupo de escritores, también asistirán los reyes de España, el presidente del país huésped, Néstor Kirchner, así como los jefes de Estado de otros 20 países de habla hispana. Por razones no reveladas, el actual presidente de Estados Unidos, George W. Bush, ha sido oficialmente invitado a la ceremonia inaugural.

Por todo ello, no puede menos que causar sorpresa y desconcierto esa especie de ''veto" impuesto a uno de los más grandes escritores de nuestra lengua. Las razones -o sinrazones- para marginar al autor de Cien años de soledad parece haberlas hecho públicas el director de la Academia Argentina de la Lengua, don Pedro Luis Barcia, en una declaración muy poco meditada: ''Para qué lo vamos a invitar, si él dijo que no va a visitar nunca Argentina". Y agregó, con argumento aún más desafortunado, que cuando García Márquez asistió a la reunión de academias celebrada en Zacatecas en 1997, ''había tenido una presencia bastante alborotadora", al proponer que el español prescindiera de las reglas de ortografía. No hagamos aprecio del precarísimo sentido del humor del líder de la Academia Argentina de la Lengua, pero no puede pasarse por alto el hecho -revelado por la subsecretaria argentina de Cultura- de que haya sido el comité organizador del mencionado encuentro internacional, del que forman parte los directores de todas las academias hispanoamericanas, quien después de considerar por ''un momento" la invitación al Nobel colombiano haya decidido desechar la propuesta con los torpes argumentos ya referidos.

De sorpresa y desconcierto fue la reacción generalizada ante esta cerril actitud de los que tienen a su cargo la toma de decisiones en el seno de la Asociación de Academias de la Lengua Española, quienes -en el presente caso- parecen haber fundado su criterio en una antipatía personal o repugnancia ideológica respecto de un escritor cuya magnífica obra mantiene y mantendrá viva y vigente nuestra lengua. El ''veto"a García Márquez podrá ser interpretado por la generalidad de los lectores -que son quienes cuentan- de dos maneras extremas: como una descalificación de su persona, incapaz de hablar con seriedad de asuntos del lenguaje, o como una ''descanonización" de su obra literaria, esto es, como el intento de rebajar -según el criterio de los gramáticos- sus virtudes estilísticas y estéticas así como su incansable defensa de nuestro ser cultural y de las amenazadas libertades de los pueblos hispanoamericanos.

No puede limitarse este hecho lamentable a una pura descortesía; no se trataba de invitar o no invitar a García Márquez a una sesión académica constreñida al estudio formal de ciertos aspectos de la lengua española. La magnitud de la convocatoria y la importancia indudable de esa reunión en la que -como se anuncia- otros escritores e investigadores del mundo hispánico abordarán los acuciantes problemas de nuestra identidad lingüística -cada vez más sometida a las presiones del Imperio, no sólo empeñado en disolver nuestras fronteras políticas, sino además nuestras formas de vida y nuestra conciencia cultural- hacía indispensable invitar a un escritor de la talla artística y moral de García Márquez, dejando de lado que él aceptara o rechazara tal invitación.

Como miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua, invito a mis compañeros para que en nuestra próxima sesión del 23 de septiembre acordemos hacer un desagravio a Gabriel García Márquez. De seguro, él no lo necesita ni lo solicita; nosotros en cambio estamos obligados a recobrar el decoro de nuestra institución.

El autor de este artículo recibió la noticia de la enmienda que realizaron los organizadores del Tercer Congreso Internacional de la Lengua Española en el sentido de sí invitar a Gabriel García Márquez. Empero, José Pascual Buxó consideró pertinente su publicación con base en la argumentación que enarbola.

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