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México D.F. Domingo 22 de agosto de 2004
Mejora la convivencia al alejarse de relaciones
conflictivas, según estudio académico
Hogares encabezados por mujeres solas, "más
solidarios y equitativos"
El 50% de los hombres en zonas de bajo desarrollo rechazan
que sus esposas trabajen
ALMA E. MUÑOZ
Un reciente estudio realizado por investigadoras de El
Colegio de México revela que hogares encabezados por mujeres con
hijos dependientes, producto de separaciones, divorcios, abandonos masculinos
y embarazos jóvenes sin apoyo de los hombres, no son más
pobres y vulnerables que los establecidos con jefatura masculina. Inclusive,
son más equitativos y solidarios.
Las académicas Brígida García y Orlandina
de Oliveira, al analizar el comportamiento de ese tipo de unidades sociales
en la ciudad de México y Monterrey, impulsan la hipótesis
de que alejarse de relaciones con un alto grado de conflictividad -especialmente
violencia doméstica- reporta grandes ventajas para las mujeres y
sus descendientes por la forma en que enfrentan los conflictos intrafamiliares.
En particular, sostienen, la violencia entre adultos y hacia los hijos
tendería a estar menos presente, como resultado de un ambiente de
cooperación, responsabilidad y cohesión en las unidades familiares
y la disponibilidad de las mujeres para atender necesidades emocionales
y económicas de sus descendientes.
A
partir de ello, las jefas, como denominan a las analizadas en Mujeres
jefas de hogar y su dinámica familiar -que será presentado
el próximo viernes en las instalaciones del Colmex-, "gozan indiscutiblemente
de un mayor poder de decisión al interior de sus hogares en comparación
con el resto de las mujeres".
Por ejemplo, con base en una encuesta aplicada por el
Instituto Nacional de Desarrollo Social (Indesol), mediante el proyecto
Observatorio Género y Pobreza, encargado de recabar información
estadística sobre la condición femenina, refiere que prácticamente
50 por ciento de los hombres mayores de 18 años pertenecientes a
comunidades urbanas de alta y muy alta marginación en el país,
están en desacuerdo con que trabajen las mujeres porque descuidan
a sus hijos.
Y sin embargo, al contrario de la opinión de su
pareja (51 contra 72 por ciento) ellas aprueban que trabajen las amas de
casa para mejorar su situación económica (de cada cien mujeres,
62 piden permiso a su pareja para trabajar), aunque no comparten (71 contra
79 por ciento) la argumentación de que una mujer tiene tanta capacidad
como el hombre para ganar dinero y mantener a su familia o que ambos deben
tener las mismas oportunidades cuando hay situación de pobreza.
En este caso, los varones defienden ese derecho en una proporción
de cinco contra tres, según el estudio.
Lo mismo ocurre cuando se trata de compartir los quehaceres
del hogar. En este sentido, las académicas García y De Oliveira,
preocupadas por la división del trabajo doméstico y el cuidado
de los hijos, establecen que hay una "sobrecarga" para seis de cada diez
jefas de hogar -de entre 20 y 50 años-, que además trabajan.
Lo anterior, tras incluir 12 tipos de actividades distintas: cocinar, limpiar
la casa, lavar trastes, lavar y planchar ropa, hacer compras, cuidar hijos
y ayudarles en sus tareas escolares, participar en la recreación
de los mismos, llevarlos a la escuela, cuidar ancianos, reparar la casa,
hacer trámites, limpiar y reparar el auto, en caso de que exista.
En su reciente investigación, las autoras definen
a sus objetos de estudio como personas económicamente activas, con
ingresos ligeramente por debajo de las esposas que realizan actividades
extradomésticas, aunque con mayor proporción reciben apoyos
de otras fuentes para su manutención y la de sus familias. Son en
mayor medida asalariadas y tienen jornadas de trabajo de más horas
por semana, en contraste con las segundas, quienes se desempeñan
más como comerciantes o en actividades de medio tiempo.
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