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Obituario   - NUEVO -

M U N D O
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México D.F. Jueves 29 de julio de 2004

En primera línea de fuego, las fuerzas de seguridad del gobierno pro estadunidense

Atentado suicida en Irak mata a un centenar de aspirantes a policía

El atacante lanzó su auto contra alrededor de 600 jóvenes que esperaban en fila por un trabajo

ROBERT FISK THE INDEPENDENT

Bagdad, 28 de julio. Una vez más, la policía iraquí y sus hordas de em-pobrecidos aspirantes a reclutas fueron objeto de una matanza este miércoles: hasta un centenar de ellos en la ciudad musulmana sunita de Baquba, cuando aguardaban formados y desprotegidos en un bulevar con la esperanza de encontrar empleo.

El atacante suicida -su identidad, como de costumbre, se ignora- lanzó su automóvil Renault contra unos 600 jóvenes que buscaban trabajo en la policía, detonó sus explosivos y voló a decenas.

MDF72227La bomba dejó un hoyo de dos metros y lesionó por lo menos a otros 150 hombres y mujeres, mu-chos de los cuales hacían sus compras en un mercado vecino.

Aunque la pauta resulta familiar, las autoridades iraquíes de-signadas por Washington, que tienen poco control sobre Baquba, parecen impotentes para prevenir tales ataques.

La estación de policía está ro-deada de anchos muros de concreto, pero eran tantas las personas que llegaron a las 8 horas en busca del reclutamiento -el atacante, claro, sabía la hora de la concentración- que los oficiales de policía les ordenaron formar una fila afuera, en la calle de dos sentidos.

Fue una sentencia a muerte. Durante más de tres horas rescatistas y personal médico estuvieron recogiendo cadáveres de la calle y del interior de automóviles y autobuses en llamas.

Hace apenas dos semanas un atacante suicida se voló en otro centro de reclutamiento -esa vez para el nuevo ejército iraquí, en Mahmaoudiyah-, y el 17 de junio otro lanzó su coche atiborrado de explosivos sobre una muchedumbre de hombres que esperaban ingresar a la policía en otro edificio de reclutamiento, y mató a 35.

La policía está ahora en la primera línea de fuego, pero las es-peranzas de Washington de disminuir sus propias bajas al poner a los iraquíes a la vanguardia no parecen haber reducido el número de víctimas en el ejército ocupante.

Un soldado estadunidense más, de la primera división de infantería, murió la noche del martes an-terior cuando una bomba plantada estalló bajo su vehículo Humvee e hirió a otros tres uniformados.

Fue el soldado estadunidense número 904 que ha perecido desde la invasión del año pasado.

Las estaciones de policía son pequeñas fortalezas en las ciudades y pueblos sitiados de Irak. Este miércoles, cuando visité el cuartel del escuadrón especializado en de-litos graves en Amariya, encontré a cinco nerviosos policías de guardia en el exterior, junto a siete festones negros que representaban a otros tantos uniformados caídos en las anteriores seis semanas.

Otro festón, que conmemoraba el asesinato de un teniente coronel de la rama especializada en crimen organizado, cuyo vehículo fue al-canzado en Bagdad por una granada disparada con cohete, colgaba de la puerta principal del cuartel.

Los agentes de la puerta hacían bromas sobre si irían al cielo o al infierno si los mataban. Estuve va-rios minutos sentado con ellos.

Parece que observar a los autos que se aproximan sirve de maravilla para concentrar la mente. La respuesta más optimista que pude encontrar dentro de la estación fue la de un coronel: "No puedo decir que las cosas mejoren".

Continúa la matanza

En Souweya, cerca de Kut al Ama-ra, en una misteriosa batalla entre policías e insurgentes -en la cual soldados estadunidenses y ucranianos combatieron junto a las fuerzas del orden- perecieron hoy otros siete agentes y, según las autoridades, 35 rebeldes, y muchos otros fueron hechos prisioneros.

Tan peligroso es hoy Irak que una vez más ningún periodista oc-cidental se atrevió a trasladarse al lugar de ese hecho, y no estaba claro si los hombres armados eran insurgentes sunitas o miembros del chiíta Ejército del Mehdi del sayed Moqtada Sadr.

Si bien esto último parece im-probable -las fuerzas estadunidenses y los hombres de Sadr mantienen un cese del fuego en Najaf-, Souweya es una ciudad chiíta y no había sido escenario de hechos importantes de violencia.

Con todo, muchas tragedias in-dividuales en Irak ocurren sin que se tenga noticia de ellas. Apenas hoy, por ejemplo, un solo diario iraquí reportó la matanza de una familia casi entera en Latefiya, ocurrida el viernes anterior.

Ala'a Hussein y su esposa De-krayat regresaban a Bagdad después de asistir al funeral de un pa-riente en Najaf. Con ellos iban Leila Zechi, cuñada de Hussein; el marido de ella, Othman, y sus dos hijas: Estabraket, de nueve años, y Nada, de seis. Su destino fue viajar en el Land Cruiser de la familia, de cristales ahumados, vehículo como los que usan con frecuencia los mercenarios occidentales.

Cuando Ala'a Hussein cruzaba la ciudad fue alcanzado por una pick-up repleta de hombres armados, que abrieron fuego con armas automáticas. Todos los miembros de la familia, excepto Othman Zechi, perecieron al instante.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

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