Edmundo Olivares En el curso de los tres años que residió en México como Cónsul General de Chile, Pablo Neruda tejió una tupida malla de relaciones cuya magnitud pudo apreciarse con claridad en vísperas de su regreso a su país, en especial en el acto que en su honor se realizó en el Frontón México el 28 de agosto de 1943. Edmundo Olivares, estudioso de la obra y la vida de Neruda, intenta una aproximación a ese día en las siguientes páginas, pertenecientes al tercer tomo de su obra Por los caminos del mundo, de próxima aparición.
El 29 de agosto, Excélsior titula: "Estrepitoso homenaje de despedida se tributó al poeta Pablo Neruda. Hubo discursos, mensajes de altos políticos, nueve musas y escritores." Después de señalar que asistieron más de mil personas, hace notar la gran cantidad de escritores, pintores y diplomáticos que han asistido, y menciona al poeta norteamericano Archibald McLeish como una de las muchas personalidades extranjeras que han enviado mensajes de saludo y adhesión. El Nacional, por su parte, hace subir notablemente la cifra de asistentes al señalar: "Pablo Neruda fue despedido cariñosamente... más de dos mil personas en el gran homenaje." Para entender el por qué (o los porqué) de tan masivo homenaje habrá que prestar atención a varios factores. Para comenzar, dos eran los grandes sectores que habían dado apoyo a la manifestación: la intelectualidad y los artistas mexicanos por una parte, y los refugiados españoles por otra. Bastaba, a este respecto, que una fracción de los republicanos exiliados en México se hicieran presentes en el acto para que se llegase fácilmente a las mil personas. Pero había aún otro factor muy importante y era la percepción que todos tenían de que el cese de Neruda en su cargo se debía a la sanción que le hacía el gobierno chileno por dos antiguos casos conflictivos: el poema ofensivo para el dictador brasileño y la visa otorgada a Siqueiros. En el sentir de la opinión pública, Neruda estaba siendo finalmente castigado por estos hechos, y había sido forzado a renunciar a su cargo. De ahí que el homenaje fuese también una espontánea muestra de solidaridad, una adhesión y respaldo a su conducta. Haciéndose eco de este sentir, algunos diarios de México y Cuba habían publicado artículos en que se señalaba que el gobierno brasileño había insistido y persistido en sus demandas para que Neruda fuese removido de su cargo, hasta obtener su propósito. Pero volvamos al homenaje en sí, y a sus orígenes. La desmesura había comenzado ya con la convocatoria al acto, formalizada mediante una invitación suscrita por una cincuentena de personalidades mexicanas, encabezadas por el ex presidente Lázaro Cárdenas. Luego, y para hacer circular la invitación, se había descartado el habitual procedimiento del tarjetón o la carta y se había optado por dar difusión pública al documento, en la forma de un cartel mural que con toda intención había sido pegado en los muros de Ciudad de México como un burlón gesto de desafío a los que antes habían protestado por aquel no olvidado episodio del "Canto a Stalingrado." De esta manera, nadie se quedó sin enterarse de los términos de la convocatoria, que decía: El gran poeta de América
A continuación venía la lista de convocantes, entre los cuales figuraban: Gral. Lázaro Cárdenas. Lic. Miguel Alemán. Ing. Marte R. Gómez. Lic. Eduardo Suárez. Lic. Javier Rojo Gómez. Ing. Fernando Foglio Miramontes. Eduardo Villaseñor. Lic. Vicente Lombardo Toledano. Dr. Enrique González Martínez. Ing. César Martino. María Asúnsolo. Lic. Alfonso Reyes. Lic. Manuel R. Palacios. Ing. Julián Rodríguez Adame. Lic. Narciso Bassols. Fidel Velásquez. Sen. Cnel. Gabriel Leiva Velásquez. Dolores del Río. María Izquierdo. José Clemente Orozco. Carlos Chávez. Gral. Tomás Sánchez Hernández. Lic. Agustín Leñero. Lic. Ignacio García Téllez. Lic. Antonio Castro Leal. Martín Luis Guzmán. Lic. Alejandro Carrillo, y muchos otras personalidades igualmente destacadas. Superando todo cálculo, a la despedida acudió una verdadera multitud, un derroche de figuras de relieve en el ámbito artístico, cultural y político, entre los cuales figuraban mexicanos, españoles y chilenos y otros varios latinoamericanos. Allí estaba Palma Guillén, la gran amiga de Gabriela Mistral, junto a Andrés Henestrosa, Enrique Diez-Canedo, Rafael Heliodoro Valle, Luis Cardoza y Aragón, Manuel Altolaguirre, Juan Rejano, León Felipe, Rafael F. Muñoz, Efraín Huerta, Alberto Quintero Álvarez, Pedro Garfias, Manuel Rodríguez Lozano, Miguel Othón de Mendizával, Jesús Silva Herzog, William Berrien y Carlos Obregón Santacilia, y así, muchas personalidades imposible de detallar. Por otra parte, muchos cables y mensajes de adhesión trajeron el saludo de aquellos impedidos de asistir, entre ellos Lázaro Cárdenas, Emilio Portes Gil, Constantino Oumansky, Anna Seghers, Juan Negrín, Archibald McLeish, Juan Marinello, Nicolás Guillén y Rafael Alberti, entre otros.
Llegado el momento, cada uno de los oradores se ocuparía de destacar una determinada faceta del proteico Neruda, y no es de extrañar que correspondiera a Wenceslao Roces enfatizar el rol de Neruda en su lucha antifascista y, en particular, su posición de "combatiente encendido de la República Española." Entre sus conceptos, y al valorizar la labor de rescate de los republicanos en el exilio, señala: "Pablo Neruda llevó la estrella solitaria de Chile como una estrella de salvación y de esperanza a los campos de concentración en que se pudrían los españoles por haber cumplido su deber." César Martino, por su parte, se dirige al poeta en los siguientes términos: "Nos has enseñado con tu vida y con tu obra, con tus alabanzas y tus críticas; con tus entusiasmos y tus inconformidades, el único camino que a la inteligencia, al valor, al arte, a la energía, se le abre para servir a la humanidad." Alfonso Reyes sabio, ponderado y ecuánime señala en su discurso que Neruda ha llegado a ser un : "intachable ciudadano del mundo y profeta de la esperanza y la victoria..." Y más adelante arranca aplausos al expresar con rotunda convicción: "Usted no ha nacido para la paz y sería ridículo deseársela. Pero sepa que en el camino de zarza que ha escogido no está solo. Con usted estamos todos los mexicanos." Sin embargo, todos esperan las palabras de Neruda, y el poema que ha escrito para esta ocasión despierta la natural expectativa de los asistentes. ¿Será un poema de batalla, abierto a la polémica, como los que antes ha dedicado a la madre de Prestes y a la ciudad de Stalingrado? ¿O serán unos versos que pongan de relieve esos "entusiasmos" e "inconformidades" que, en las palabras de César Martino, reflejan su participación en las controversias recientes? Pero el poeta no quiere esta vez polemizar, y desea despedirse con una especie de "Canto de amor a México", expresado en el extenso poema aludido. Es su tributo a la historia y a los héroes de este país. Es la decantada expresión de lo que aquí ha visto y aprendido, de lo que ha hecho suyo; de lo que ha recibido aquí como patrimonio compartido del hombre americano: Oh, tierra, oh esplendor
Canto a Cárdenas. Yo estuve; ![]() Más directamente, no hay duda de que la célebre afirmación de Ortega y Gasset: "Yo soy yo y mi circunstancia" tiene en Neruda una aplicación por demás certera. Ahora bien, si en el poema antes citado la imagen que Neruda tiene de México está resumida en un llegar-conocer-partir, es en otras breves palabras esta vez en prosa en donde se expresa directa, visceral y emotivamente su relación con esta tierra: Yo siento amor carnal por México con los altibajos de la pasión: quemadura y embeleso. Nada de lo que pasa allí me deja frío. Y a menudo me hieren sus dolores, me perturban sus errores, y comparto cada una de sus victorias.EDMUNDO OLIVARES: estudioso de Neruda, ha escrito numerosos artículos sobre la obra y vida del poeta. En 2000 publicó la primera parte de la biografía del poeta Pablo Neruda: los caminos de Oriente, seguida doce meses después por Pablo Neruda: los caminos del mundo. En 1988 imprime la novela La nube, y al año siguiente el poemario Finis Mundi. En 1992 realizó un vasto documento computacional multimedia Hyper guía nerudiana: una exploración al universo de Pablo Neruda, compuesto por cuarenta unidades temáticas sobre aspectos biográficos y bibliográficos de la trayectoria de Neruda, con un amplio repertorio de información gráfica y documental. NOTAS DE RAFAEL VARGAS |