Angeles González Gamio

Santiago Tlatelolco

Para Santiago Pérez-Verdía

Hoy se conmemora a Santiago Apóstol, también conocido como El Mayor, para diferenciarlo del otro Santiago, El Menor. El y su hermano Juan "abandonaron sus redes de pesca" en el mar de Galilea para seguir a Jesús. Fue el primer apóstol martirizado y lo decapitaron en Jerusalén. Durante las batallas para expulsar a los moros de lo que habría de ser España, Santiago se convirtió en el adalid de los ejércitos hispanos, por lo que se le conoció como Santiago mata moros.

Con esa fama fue adoptado por los soldados españoles en sus guerras de conquista, tornándose en Santiago mata indios, en lo que fue muy efectivo, ya que en algunos sitios como Querétaro, existe la leyenda que ya prácticamente derrotados por las huestes del valeroso Conin, invocaron a Santiago, quien apareció montado en su caballo blanco, empuñando la espada con la que cercenó decenas de cabezas indígenas, dando la victoria a los hispanos. Así, no es de extrañar que los franciscanos lo eligieran como patrono del templo y convento que levantaron en Tlatelolco, ciudad contigua a Tenochtitlán, que de haber sido su igual, pasó a ser súbdita de los dominadores mexicas.

El imponente templo preside la que ahora se conoce como la Plaza de las Tres Culturas, impactante espacio que muestra la grandeza de las distintas etapas que ha vivido nuestra ciudad. En los años sesenta del siglo recién concluido, como resultado del proyecto de construcción del conjunto urbano de Nonoalco-Tlatelolco, se desarrolló un proyecto arqueológico que sacó a la luz los soberbios monumentos arquitectónicos de la antigua cultura prehispánica, que hoy día nos maravillan, junto con la arquitectura de los modernos edificios de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), que desafortunadamente, a pesar de su juventud padecen daños estructurales, que tienen como consecuencia que en fecha próxima la cancillería se traslade a una nueva sede, que se está construyendo en el Conjunto Alameda, en el Centro Histórico.

Por ser su día, hablaremos del templo de Santiago, que hoy está siendo agasajado por danzantes, puesteros y demás parafernalia que acompaña estos festejos patronales. El monumental edificio de tezontle, decorado con chiluca gris plata, tiene el aspecto de una fortaleza. En un excelente libro publicado por la SRE, que coordinó la historiadora Patricia Galeana, la connotada historiadora de arte Elisa García Barragán explica que constituye un momento del arte entre el Renacimiento muy acentuado y el barroco ya pleno. Lo considera uno de los mejores ejemplos del manierismo y pone como ejemplo las distorsiones de las fórmulas compositivas clásicas, que se advierten en el juego de las pilastras que adornan los tres cuerpos de la portada.

Nos hace notar todos los detalles que la decoran, como las dos versiones del escudo franciscano: aquella muy pretérita de las cinco llagas de Cristo y la ya más usual en el siglo XVII, que muestra los brazos de Cristo y San Francisco entrecruzados.

Las torres del templo, de distinto diseño y parca decoración, descansan y despegan de enormes contrafuertes; explica la historiadora que la portada lateral es uno de los ejemplos más extraordinarios del arte colonial, en la que se aprecia una especie de precoz nacionalismo, sobre todo en el remate de la parte alta. Ahí se pueden admirar, en el cierre del frontón, macanas y puntas de lanza, referencia indudable a la conquista. Lo más notable es una hermosa talla en altorrelieve del águila mexicana. Es un símbolo referente al amparo que los franciscanos van ofrendando al pueblo mexicano; sincretismo de gran significación para esa época; formas, recordaciones prehispánicas ya asimiladas a la nueva cultura.

El interior es sobrecogedor por sus dimensiones y sobriedad. Despojado de sus preciados tesoros, aún conserva algunas obras de relevante valor histórico y estético.

Sobresalen las pechinas que muestran a los cuatro evangelistas, montados cada uno en su símbolo: el águila, el león, el toro y el ángel. Son extraordinarias por su dimensión y belleza, al igual que la imagen colosal de San Cristóbal. El patrono Santiago, soberbia talla estofada, está colocado en áureo tríptico y aparece en tabla policroma acompañado de indígenas vencidos, con facciones romanas y los retratos sugeridos de Cortés y La Malinche.

La visión de tanta belleza hace necesario un buen mezcal, así es que trasladémonos a la cercana calle de Violeta, al número 92, sede del restaurante Oaxaca en México, donde además disfrutaremos una tlayuda con asiento y cecina y un mole amarillo con cerdo o, si prefiere, el clásico mole negro. De postre, las nieves, los nanguanitos y la leche quemada.

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