La Jornada Semanal,  domingo 18 de julio  de 2004         489

NERUDA PARA TODOS
ÁLVARO CASTILLO GRANADA
Biblioteca Pablo Neruda,
Editorial Debolsillo,
Barcelona, España,
2003.

José Luis Díaz-Granados,
El otro Pablo Neruda,
Editorial Planeta,
Colombia, 2003.

Cuando se está conmemorando el centenario del nacimiento del "más grande poeta de la lengua: Pablo Neruda" (como lo definió el poeta Jorge Rojas) nos encontramos los lectores, por fin, con la posibilidad de acceder a sus Obras completas en una edición rústica al alcance de todos. Después del esfuerzo monumental del crítico chileno Hernán Loyola y la editorial Galaxia Gutenberg-Círculo de lectores de revisar, ordenar y corregir las erratas que durante años acompañaron los poemas y la prosa de Pablo Neruda, y ante la importancia que este centenario tiene para todos los lectores y amantes de la poesía, la editorial Debolsillo ha decidido reeditar veinticinco libros del poeta (desde Crepusculario hasta Confieso que he vivido) acompañados de un prólogo escrito por poetas y escritores, lectores de Neruda, que nos dan razones para la necesidad de esa relectura. Abandonada y olvidada durante años, censurada y mutilada por antagonismos políticos, reducida a uno o dos libros, su poesía hace parte de la tradición poética del siglo xx. Neruda "era el poeta que se asesinaba y renacía con la misma naturalidad cíclica con que hombres y animales duermen, sueñan, se despiertan y vuelven a dormirse y despertar". De la melancolía amorosa de los Veinte poemas de amor y una canción desesperada, el ahondamiento en lo más profundo de lo humano de Residencia en la tierra, la indignación y el grito ante la destrucción y el fascismo de España en el corazón, la reconstrucción épica de América de Canto general, la alabanza y conocimiento de los objetos y seres de las Odas elementales, la gracia y el espíritu juguetón y travieso de Estravagario, el esplendor de la pasión y el amor de La espada encendida hasta la despedida final de El mar y las campanas, la obra de Pablo Neruda ha cumplido una de las misiones más hermosas y necesarias de la poesía: acompañar a los hombres. Noé Jitrik, Homero Aridjis, Julio Ortega, Juan José Saer, Sergio Ramírez, Mario Benedetti, Elena Poniatowska, Roberto Fernández Retamar, Ida Vitale, Antonio Cisneros, José Emilio Pacheco, Manuel Vázquez Montalbán, Carlos Monsivaís, Oscar Hahn, Volodia Teitelboim y Jorge Edwards, entre otros, nos invitan a compartir su experiencia y realizar una de las actividades que más ennoblece y engrandece a los seres humanos: ser lectores.
 

El otro Pablo Neruda,
de José Luis Díaz-Granados

Pocos poetas han influido tanto en la literatura colombiana como Pablo Neruda. Desde Piedra y Cielo hasta Gabriel García Márquez, sus huellas se pueden seguir y descubrir como un camino aceptado o rechazado: la presencia y la ausencia del amor en los poemas de Eduardo Carranza, la destrucción y el abandono en Álvaro Mutis, la majestuosidad de la historia y la naturaleza de América en William Ospina. Y también pocos poetas han hecho, como él, de su vida y su obra un solo cuerpo, un solo texto. Lo dijo una vez: mi vida "son las vidas del poeta". Después de un silencio y olvido de muchos años, gracias a la hermosísima película El cartero, de Michael Radford, pudimos encontrar a un Pablo Neruda de carne y hueso, cotidiano, enamorado, casamentero, amigo. Esta película es uno de los extraños milagros que suceden muy de cuando en cuando: el cine se vuelve poesía y hace leer poesía. Fueron muchos los lectores que encontraron sus poemas y cambiaron su vida después de verla. Ahora, cuando casi se cumplen treinta y un años de su muerte (23 de septiembre de 1973) y a cien de su nacimiento, nos encontramos con la aparición de un libro necesario (uno de esos raros libros que los escritores le deben a los lectores): El otro Pablo Neruda, del poeta y novelista José Luis Díaz-Granados (el mayor y más grande conocedor de la vida y la obra del poeta en Colombia). Digo necesario porque hasta el momento sólo había tres libros (publicados hace casi treinta años) dedicados a su presencia en Colombia: Homenaje a Pablo Neruda, de Jorge Rojas, Eduardo Carranza, Darío Samper, Arturo Camacho Ramírez y Andrés Holguín (Biblioteca Colombiana de Cultura, Bogotá, 1973), Neruda Pablocid Campeador, de Lino Gil Jaramillo (Editorial Quingráficas, Cali, 1975) y Neruda y Laureano, de Fernando Gómez Pérez (Ediciones Pepe, Medellín, Sin año de edición), Jorge Rojas y Arturo Camacho Ramírez, sus grandes amigos piedracielistas, nos quedaron debiendo lamentablemente sus recuerdos. Faltaba el testimonio que nos mostrara hoy al poeta como un hombre corriente, cercano, accesible, contradictorio y adorable, escrito desde el afecto, la memoria y la admiración. Más allá de asombrarnos con datos insospechados o rebuscados, de hacer exégesis ingeniosas o inauditas, el autor busca acercarnos, con la pasión del que descubrió hace muchísimos años su inmensa e inagotable obra, al poeta del amor y la política, a través de sus relaciones con otros escritores (Jorge Luis Borges, Octavio Paz, Gabriela Mistral, Gabriel García Márquez), de sus juegos y obsesiones, de sus misterios y extravagancias, de sus amores y rencores, de sus amadas, de sus virtudes y defectos. Fija, por fin, la historia de su difícil y espinosa relación con Laureano Gómez (relación que ha sido desdibujada a través de la telaraña de las leyendas) y revela la hermosa amistad que construyó con Gabriel García Márquez. Es la historia de una pasión, de un deslumbramiento que no termina, que permanece y crece constantemente. Lo que siente el lector después de finalizar la lectura de las 113 páginas, como si le extendieran la mano y lo saludaran, es que conoce y quiere un poco más al poeta, es (digo "es" y no "era" porque su obra sigue viva) un hombre con el que nos hubiera gustado encontrarnos en una calle o en un mercado de las pulgas para ir de "cachureo" o compartir una comida en un restaurante, tal vez un caldillo de congrio, unas empanadas o un asado acompañado de un buen vino tinto. Y hablar, hablar y hablar... Gracias a la magia de la escritura vemos al poeta con la mirada del muchacho (cuando todo es posible e importante) que lo vio por primera vez en el aeropuerto El Dorado de Bogotá en octubre de 1968. La poesía es el canto, la voz de todos, una aventura que nos transforma en muchos otros, que nos acerca a nuestros semejantes, y nos hace, también, únicos e inimitables. Este libro, personalísimo, es la invitación a la lectura del bosque inmenso de la obra de Pablo Neruda, donde, afortunadamente, las hojas y las ramas siempre dejan ver el firmamento y las estrellas •