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Obituario   - NUEVO -

P O L I T I C A
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México D.F. Viernes 16 de julio de 2004

Hace dos años protagonizaron un ríspido episodio

Rencuentro entre las jerarquías católicas de México y Cuba

GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL

La Habana, 15 de julio. Obispos mexicanos y cubanos rindieron homenaje a un beato católico de la época cristera, durante una jornada que marcó el rencuentro entre las jerarquías eclesiásticas de ambos países, tras un ríspido episodio ocurrido hace dos años.

La relación con los obispos cubanos es "inmejorable", dijo a La Jornada el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), José Guadalupe Martín Rábago. "No he percibido nada que manifieste heridas o desconfianza".

Dijo que, con respeto a la reglamentación oficial cubana, la Iglesia católica de México mantendrá el apoyo material y en personal a su similar de Cuba, y que su viaje de tres días a la isla ha servido para "estrechar todavía más los lazos fraternales" con los obispos de la isla.

En América Latina, la Iglesia católica mexicana es "la que ha estado más cerca de la Iglesia cubana", subrayó el prelado.

Junto con Alberto Suárez Inda, vicepresidente de la CEM; Alfonso Gerardo Garza Treviño, tesorero general, y Sergio Obeso Rivera, arzobispo de Xalapa, Martín Rábago escuchó sendos informes sobre la situación de la Iglesia en Cuba de parte de obispos, sacerdotes y religiosos mexicanos que trabajan aquí, así como de la jefa de la Oficina del Partido Comunista de Atención a los Asuntos Religiosos, Caridad Diego.

A la ceremonia asistieron el cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, y el vicario general de la ciudad, Carlos Manuel de Céspedes, entre otros clérigos locales.

La instalación de un convento de monjas produjo en marzo de 2002 un incidente en el que los obispos cubanos y una parte del alto clero mexicano quedaron en posiciones encontradas.

Una casa de hermanas brigidinas fue abierta gracias a la gestión del empresario mexicano José María Guardia, operador de juegos de azar vinculado al cardenal de Guadalajara, Juan Sandoval, y a la superiora de aquella orden, la italiana Tekla Famiglietti.

Guardia mostró entonces un gran acceso al gobierno de Cuba y en particular al presidente Fidel Castro, con quien se relacionó por su estrecho vínculo con el desaparecido político y militar Fernando Gutiérrez Barrios, quien mantuvo hasta su muerte una cercana amistad con el líder cubano.

La cadena de gestiones privadas para la apertura del convento, en las que Guardia fue el intermediario, contó con el apoyo de Sandoval; sin embargo, los antecedentes de juego y conflictos judiciales del empresario ofendieron a la jerarquía cubana, la cual quedó marginada de todo el proceso.

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