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Obituario   - NUEVO -

E S P E C T A C U L O S
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México D.F. Domingo 11 de julio de 2004

Carlos Bonfil

Tres hermanas y dos novios

Exhibida en el pasado Festival Mix de diversidad sexual en cine y video, Tres hermanas y dos novios (Zus & Zo, 2001), comedia holandesa de Paula Van der Oest, tiene actualmente una modesta corrida en cartelera, y sin ser precisamente una gran revelación, destaca por su frescura y su novedoso tratamiento del tema del matrimonio ligado a la disidencia sexual. Una comedia de enredos muy atenta a los recientes cambios legislativos en varias partes de Europa, los cuales incluyen la aceptación social del matrimonio gay. La propuesta de la directora no es reivindicar esas uniones, sino presentar en tono fársico la situación de Nino, un joven gay obligado, por disposiciones testamentarias, a contraer nupcias con una mujer para heredar una propiedad en Portugal, y de las presiones y artimañas de sus tres hermanas, empeñadas en impedírselo a cualquier precio.

Esta primera anécdota no conduce a una radiografía cómica del medio homosexual en Holanda, y sí a la descripción muy maliciosa de la vida de las tres hermanas imperfectamente casadas, que se afanan por encontrar un mínimo equilibrio existencial en sus propias vidas. Así, el espectador asiste muy poco al dilema, en definitiva sencillo, del protagonista homosexual, y mucho más a las manías de Michelle, la hermana altruista que transforma su hogar en asilo de inmigrantes, ignorando a su marido apenas resignado, y a las tribulaciones cotidianas de las otras dos hermanas. La galería de mujeres en perpetua agitación hormonal incluye a la joven artista erotómana, contrastada siempre con su hermana Sonia, negada a la revelación sexual, confiada siempre en que su marido escriba en su lugar las fantasías eróticas que supuestamente tienen las mujeres. ƑUn Woody Allen nórdico? ƑUn Hannah y sus hermanas puesto al día de la diversidad sexual? El humor que maneja Paula van der Oest es muy contenido, por momentos anticlimático, aunque también parece en deuda con las convenciones del género como se practica en Hollywood desde El graduado (Nichols, 1968).

Tres hermanas y dos novios busca gustar a públicos muy diversos, desde el espectador gay cautivo, hasta aquellos públicos liberales hartos de sermones disfrazados de comedia light; pretende ser políticamente correcta, y provocadora en lo posible. En lo esencial cumple con un manejo inteligente de sus recursos humorísticos, evitando el chiste grueso, el derrape sexista, y otras facilidades humorísticas comunes en el tratamiento de estos temas. Hay una variedad de situaciones cómicas que son apuntes sobre la vida conyugal y la dificultad de vivir en pareja, y son aplicables a las tres hermanas, aunque también a la pareja gay, si suponemos las causas de su ruptura. Hay un marido, al parecer enfermo de la próstata, que vive las incertidumbres de los médicos con las angustias del personaje hipocondriaco en el Querido diario, de Nanni Moretti. En estas situaciones la directora muestra agilidad y elegancia, no tanto así en el azote sentimental de Nino por su encantador ex amante masculino, chef de cocina en un programa televisivo. Las tres hermanas conspiran alegremente, sin cálculos mercantiles muy creíbles, como si todo fuera una gran broma de frente a las instituciones respetables, con la salacidad de las heroínas de la serie televisiva Sex and the city, aunque llevando siempre a cuestas un deber conyugal, a la postre negociable. A la vez candorosa y subversiva, entre un episodio de la teleserie Will & Grace y las detonaciones lúdicas de Comedia de familia (Sitcom, 1998), de Francois Ozon, esta comedia holandesa se sitúa en el extremo opuesto de otra película en cartelera, la nacional Siete mujeres, un homosexual y Carlos, tediosa ilustración de la epístola de Melchor Ocampo, donde una mirada siempre conformista destila admoniciones y regaños a maridos infieles y a mujeres de dudosa abnegación o conducta casquivana. Entre una y otra cinta hay más de un siglo de distancia.

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