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Obituario   - NUEVO -

P O L I T I C A
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México D.F. Domingo 11 de julio de 2004

REPUBLICA DE PANTALLA

Jenaro Villamil

El maximartazo

Los caricaturistas sintetizan la tragicomedia sexenal
Auge y descenso de la primera dama

UN DIA DESPUES de la encíclica de Alfonso Durazo, ahora ex secretario particular de la Presidencia y, según Vicente Fox, algo similar a un apóstol desertor, en La Jornada un cartón magistral de Magú editorializaba el hecho de esta manera: la pareja presidencial observa desde una ventanita de su torre de marfil; se lee un mensaje: "mexicanos y mexicanas: disculpen las molestias que la precandidatura de mi señora esposa les ocasiona. Estamos trabajando por el país". El Fisgón, ese mismo día, dibujaba a un sumiso Vicente Fox con delantal bajo el título "Durazo y blandazo". Helguera ironizaba el 8 de julio las declaraciones de Vicente Fox en las alturas que nulificaron anticipadamente la agenda de su gira por Sudamérica: "si la señora Marta en persona no viene a decir que no será presidenta, es porque está piloteando el avión".

COMO ESTOS CARTONES, decenas más han plagado las páginas de los periódicos en los días posteriores a la renuncia de Durazo. El tono y el humor han sido similares tanto en Helioflores, en El Universal, como en Jabaz y Hernández, en Milenio Diario, o Calderón, en Reforma, y Rocha y Ahumada en La Jornada: un primer mandatario anulado, secuestrado, dominado o borrado no sólo por la ambición sucesoria de su esposa, sino por el hecho reconocido, vox populi (incluso para gusto del comercio ambulante capitalino, como bien describió Miguel Angel Velázquez en su columna Ciudad Perdida del viernes 9 de julio), de que es ella quien gobierna.

LOS CARTONISTAS HAN sintetizado la ecuación riesgosa del foxismo: la debilidad política del Presidente es inversamente proporcional al poder que ha concentrado su esposa. Incluso en su titular de primera plana del miércoles 7 de julio, El Financiero cabeceó así las declaraciones del mandatario, que ha tenido que reiterar en días posteriores: "Nos vamos al rancho, pero Marta decide: Fox".

DE LA TRAGEDIA del presidencialismo abusivo, autárquico y corporativo de la era priísta hemos transitado no al presidencialismo democrático, a la división de poderes o, mínimo, al decoro republicano, sino al melodrama dinástico, a la tragicomedia de un presidencialismo que se asume como especie de sociedad de convivencia política (aunque nadie haya votado por ese modelo) o, peor aún, como fórmula mediática de maximato. Se recrea la famosa frase popular del reinado posexenal de Plutarco Elías Calles: "aquí vive el Presidente, pero el que manda vive enfrente". Sólo que ahora no los separa ni una cabaña y sí una creciente ola de indignación por la renuncia adelantada del primer mandatario a ejercer el poder en favor de su esposa.

LAS 11 CUARTILLAS de la carta de renuncia de Durazo, en especial la frase de que el pueblo mexicano no está preparado "para que el Presidente deje a su esposa de presidenta", no sólo exhibió lo que día tras día se constata, sino que aireó en la opinión pública el principal problema del foxismo: la renuncia adelantada del titular del Ejecutivo a ejercer el poder en forma institucional para trasladarlo de manera simbólica y anticipada a su esposa.

EL MAXIMATO VIRTUAL ya impactó en dos valores muy caros al foxismo: la popularidad y la credibilidad. Y esta crisis trascendió ahora a las páginas de la prensa extranjera. La encuesta telefónica del 6 de julio de GEA-ISA revela que 72 por ciento cree que Vicente Fox ya se alejó de "los principios éticos que enarbolaba", 89 por ciento piensa que sí existe un deterioro político en su gobierno, 73 por ciento considera que ha sido permisivo con las aspiraciones de su esposa y 64 por ciento opina que si Marta Sahagún logra ser candidata y gana, esto representaría "una forma de relección".

EL PERIODICO BRITANICO The Financial Times -el mismo que desató los demonios de la triangulación de fondos y las cuentas poco claras de Vamos México- opinó el pasado jueves que la Presidencia mexicana ha dejado de ser un "feudo partidista", como en la era del PRI, para convertirse "en feudo familiar". Y la agencia alemana DPA difundió, según su reportera Andrea Sosa Cabrios, que a Marta Sahagún se le pide lo mismo que hizo Eva Perón en Argentina: declinar a una candidatura política, "más allá de las diferencias históricas y personales entre los dos personajes".

El ocaso de Evita y la sombra del jefe máximo

EL PROCESO DE deterioro de la Presidencia foxista está vinculado con la instrumentalización mediática de la figura de su esposa. Primero fue un poderoso activo para reforzar la popularidad del "gobierno del cambio": sus férreas defensas ante la prensa, su boda al primer año del triunfo electoral, los besos fotogénicamente calculados, la filantropía sin rendición de cuentas, su tardía defensa del "empoderamiento" femenino, sus acercamientos con otras mujeres poderosas que hoy están en la retaguardia (Elba Esther Gordillo y Rosario Robles), etcétera.

LA ALIANZA ENTRE la derecha electrónica y la derecha ideológica construyó en torno a Marta Sahagún un remedo simbólico de Evita Perón y una franquicia discursiva de Santa Teresita. Sin embargo, en menos de cuatro años el producto de esta operación es más cercano al modelo de Silvio Berlusconi en Italia y a los usos y abusos del maximato callista, justo antes de que surgiera con el rompimiento de Lázaro Cárdenas la Presidencia con amplios poderes sexenales.

EL MAXIMATO DE Marta, como el ascenso de Berlusconi al poder, se construyó no a partir de una carrera pública, sino de la sobreutilización del poder mediático, en medio de la crisis de los tres grandes partidos, de la desarticulación del gabinete y de los escándalos políticos y financieros que ya alcanzaron su plataforma (Vamos México). Son tres los momentos claves de este proceso:

DE LA VOCERIA a la filantropía electrónica. En menos de tres años, Marta Sahagún pasó de ser una eficaz gestora del área de comunicación presidencial a una especie de poder metainstitucional a partir de dos hechos: la capitalización de los acuerdos con los dos grandes consorcios televisivos (como fue el decretazo del 10 de octubre de 2002, que "filantrópicamente" desapareció el 12.5 por ciento de los tiempos fiscales y clausuró la reforma a la Ley Federal de Radio y Televisión, negociada en el entorno de Santiago Creel, su enemigo político no declarado) y la construcción de una plataforma personal (Vamos México) a la cual se le aportaron todos los recursos y acuerdos publicitarios posibles al margen de la fiscalización pública. Como la santísima trinidad, Marta ejerce tres roles en una sola persona: jefa real de comunicación presidencial (por ello el desfile de cuatro voceros), ministra supernumeraria mediante Vamos México (lo mismo se involucra en políticas de salud que en educación, cultura, protección civil y hasta diplomacia) y, por supuesto, integrante de la "pareja presidencial".

DEL "EFECTO MARTA" al "defecto Marta". Justo después del decretazo del 10 de octubre de 2002, la primera dama dejó de ser un simple recurso publicitario para transformarse en una precandidata de facto. Se creó así el "efecto Marta", que era una mezcla de exceso de visibilidad, confusión de roles institucionales y anticipación de la campaña de 2006, en su persona. Ella consolidó sus alianzas (en especial con Elba Esther), apareció en espacios privilegiados en los medios, lo mismo con recetas de cocina que repartiendo bicicletas en Tv Azteca, presentó examen de ingreso al PAN, encabezó los festejos de los 50 años del voto de la mujer, daba consejos y consignas en pantalla, y generó su agenda paralela de comunicación. Los desacuerdos con Alfonso Durazo se produjeron en ese terreno: la insistencia de Marta en que el aparato de Los Pinos cubriera sus eventos, los difundiera y proyectara su presencia. El efecto se transformó así en defecto. Ya no era una simple promoción de la figura, sino una reiteración y exhibición mediáticas constantes de su influencia y su poder de facto, en detrimento de la otra "pareja presidencial" y del propio gobierno en funciones.

ENTRE EL ESCANDALO y la renuncia. Vamos México y Marta Sahagún se metieron de lleno en la ruta de los escándalos políticos hasta llegar al momento actual de cuestionamiento no sólo a sus funciones y atribuciones, sino a la debilidad de la Presidencia que los ampara. El "defecto Marta" se ventiló por The Financial Times con las cuentas irregulares de la fundación presidida por la primera dama. Le siguieron los videoescándalos y el acoso a quien se presenta como el adversario más fuerte para la continuidad del foxismo: el jefe de Gobierno capitalino, Andrés Manuel López Obrador. Y ahora retornó con la fiscalización a las cuentas de la Lotería Nacional y las pruebas de triangulación de fondos hacia organizaciones afines a Vamos México.

LA CARTA DE renuncia de Alfonso Durazo no clausura el escándalo en torno al "defecto Marta". Lo aviva y lo extiende a la figura del propio titular del Ejecutivo. Ventila públicamente lo que ya se sabía en los entretelones de Los Pinos pero no se había expresado claramente: la debilidad del foxismo reside en su apuesta por el maximato virtual a través de su esposa.

LA REACCION PRESIDENCIAL ha agravado la crisis. El titular del Ejecutivo destinó una gira presidencial, tres conferencias de prensa y varias entrevistas en su avión a defenderse, autoelogiarse y negar lo que ya se ha convertido en la caricatura del sexenio: la tragicomedia del maximartazo.

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