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Obituario   - NUEVO -

P O L I T I C A
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México D.F. Miércoles 7 de julio de 2004

La mayoría de quienes están internados sufren discapacidad o están en sillas de ruedas

Venta de billetes, opción que ofreció la Lotería a un asilo de ancianos enfermos

ANGELES CRUZ

En la casa viven 55 ancianos, en su mayoría mujeres, enfermos o con alguna discapacidad que los obliga a mantenerse en cama o en silla de ruedas. Son totalmente dependientes. Por eso están en el asilo Mano Amiga Mano Anciana, donde sobreviven "de milagro", explica la directora de la institución, Carina Vélez, quien día a día hace "todo lo que se puede para estirar el dinero" y aun así hay veces que no alcanza.

Pero no se desanima. "Aquí sí es cuestión de fe", dice. Sus experiencias son múltiples. Recuerda, por ejemplo, el adeudo de más de medio millón de pesos que el albergue tenía hace tres años por concepto de agua. El gobierno del Distrito Federal le condonó 90 por ciento, luego de que un equipo de supervisores visitó el lugar y conoció sus programas y estados financieros.

En el otro extremo, en 2001 la directora de la Lotería Nacional, Laura Valdés, convocó a las instituciones de asistencia privada y a las asociaciones civiles a una reunión para presentarles los nuevos proyectos del organismo. En representación de Mano Amiga Mano Anciana asistió la contadora Martha Benítez, quien comenta que la cita fue en el auditorio de la institución, ubicado en Paseo de la Reforma.

Ahí estaban Laura Valdés y Marta Sahagún, para entonces ya esposa del presidente Vicente Fox. Lo primero que hicieron fue mostrar unos videos de niños discapacitados y otros enfermos que habían recibido alguna ayuda de la institución. Luego, Valdés les propuso que participaran en la venta de billetes de lotería. La idea era que los beneficiarios de los organismos filantrópicos salieran a las calles a venderlos. A cambio recibirían una comisión de 8 por ciento sobre billete vendido.

Realmente, plantea Benítez, "yo sabía que la doctora Carina no estaría de acuerdo con eso y no puse mucha atención. A nosotros eso no nos sirve. Nuestros ancianos no pueden hacer ni eso ni nada".

Esa fue la primera y última vez que Mano Amiga Mano Anciana tuvo contacto con la Lotería Nacional. Posteriormente, personal de la institución llamó por teléfono para preguntar si el asilo entraría al programa, pero "permanentemente rechazamos la propuesta", subraya Carina Vélez.

Otro caso es el del Banco de Alimentos de Cáritas de la Arquidiócesis de Puebla. Semanalmente resuelve la mayoría de las necesidades de alimentación de la residencia de Mano Amiga Mano Anciana. Es prácticamente un donativo porque el cobro es mínimo, comenta la directora.

El resto de los productos los adquieren en la Central de Abastos, en las fábricas. Donde sea posible: "buscamos todas las formas de abaratar", porque la única fuente de ingresos fija que tiene el organismo son las cuotas de recuperación que aportan los familiares de los residentes.

Pero incluso estos recursos son insuficientes. Cada mes se erogan entre 390 mil y 400 mil pesos, mientras los ingresos "casi siempre son menores". De ahí que Carina diga que el albergue sobrevive de milagro. En ese afán de reducir los costos de operación y luego de la experiencia con la deuda con la Tesorería del Distrito Federal por el agua, el año pasado la agrupación planteó un proyecto a Nacional Monte de Piedad para renovar la red hidráulica, con el propósito de ahorrar el líquido. El donativo fue de millón y medio de pesos, con lo que además se compraron camas eléctricas y colchones de aire para los residentes.

La residencia, construida en 1980 ex profeso para albergar a ancianos enfermos, es amplia, con suelos antiderrapantes, iluminación y pasillos amplios por los que circulan los internos en sus sillas de ruedas, todos con secuelas de alguna enfermedad crónico degenerativa como derrame cerebral, diabetes, demencia e incluso Alzheimer. Otros permanecen en sus camas, como Raquel, de 96 años, quien a causa de una lesión en la columna vertebral ya no se puede levantar, pero dice que Carina Vélez es su mamá, "porque la mía ya se murió pero ella me quiere y me cuida". Raquel es abogada y conserva la lucidez. Sin embargo, hay una idea que no se le quita de la cabeza, y como siempre que platica con la directora de Mano Amiga Mano Anciana, pregunta: "Ƒpor qué Dios no me lleva de una vez?"

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