Casi 50% de los indocumentados expulsados son de la nación vecina del sur

México y Guatemala firman hoy acuerdo de repatriación ordenada

Se impulsarán los permisos para que centroamericanos trabajen en campos chiapanecos

ALONSO URRUTIA ENVIADO

Guatemala, 1Ɔ de julio. A casi seis meses de instalado el gobierno del presidente Oscar Berger, México y Guatemala firmarán este viernes un acuerdo de repatriación ordenada de los miles de indocumentados que anualmente parte de aquí para cruzar la frontera con México. Desde esta tierra salen rumbo a territorio mexicano entre 45 y 49 por ciento de los migrantes que cada año deporta México.

El Arreglo de Repatriación Segura y Ordenada de Extranjeros Centroamericanos en las fronteras de México y Guatemala que firmarán la comisionada del Instituto Nacional de Migración, Magdalena Carral Cuevas, y el director interventor de la Dirección General de Migración de Guatemala, Oscar Córdoba, formará parte del conjunto de acuerdos en este rubro que rige la relación entre ambos países.

Acuerdos que -según fuentes del INM- se equiparan a las demandas que nuestro país a hecho a Estados Unidos y que hasta la fecha no se han concretado o bien no se cumplen a plenitud, como es el caso de la repatriación ordenada de mexicanos en la frontera norte, que con frecuencia se realiza sin respetar las reglas pactadas.

Las negociaciones, que comenzaron prácticamente al asumir el actual gobierno guatemalteco, incluyen también -en otro aspecto- la posibilidad de que en Guatemala se creen células de rescate similares a los Grupos Beta de nuestro país. Si bien hasta ahora no se ha concretado, lo cierto es que con los altos niveles de violencia que existen en la frontera México-Guatemala y con los riesgos físicos propios del cruce ilegal, se justifica la necesidad de creación de estos grupos.

México tiene convenios con Guatemala que incluyen no sólo la repatriación ordenada, sino también un acuerdo mediante el cual se otorgan permisos laborales, que en promedio llegan a los 40 mil cada año, para que trabajadores guatemaltecos laboren en los campos chiapanecos con plenos derechos y obligaciones.

Para el gobierno mexicano, éste es un esquema que puede desalentar la migración indocumentada, toda vez que mediante los permisos se establece ya un vínculo entre el trabajador y las fincas o ranchos que los contratan. De igual forma, con ello se tiene el control del periodo que residirán en México, si bien están autorizadas entradas y salidas sin restricción alguna.

El otorgamiento de estos permisos -según información de las autoridades migratorias mexicanas- ha permitido incluso la integración de organizaciones guatemaltecas para pedir este tipo de licencias.

Repatriación ordenada

De acuerdo con las estadísticas del INM, en lo que va del año México ha deportado 41 mil 590 guatemaltecos, lo que representa 44.4 por ciento del total de repatriaciones que nuestro país ha hecho. Durante 2003, el total de deportaciones alcanzó 86 mil 23 indocumentados, esto es, 45.9 por ciento del total, lo que implicó para México un gasto de 120 millones de pesos.

Aunque conforme al arreglo que se firmará este viernes México mantendrá el financiamiento de la mayor parte de los costos de repatriación, para las autoridades migratorias este nuevo convenio supondrá ventajas organizativas en los horarios de traslado, en la clasificación de los asegurados por nacionalidad, mayor tiempo para la detección de menores no acompañados por adultos provenientes del interior del territorio mexicano, entre otras cosas.

Si bien el acuerdo se firmará sólo con Guatemala, los alcances del mismo incorporan la repatriación de indocumentados de El Salvador y Honduras que, junto con los guatemaltecos, representan el grueso de las personas que se introducen sin documentos al país.

En este último caso, se prevé el compromiso de que México realice la repatriación de indocumentados hondureños y salvadoreños en horarios matutinos, con el objeto de que lleguen a su país de origen con luz de día.

Dicho acuerdo también incluye el compromiso de México para que durante las repatriaciones se preserve "la unidad familiar", una exigencia que nuestro país tiene para las autoridades migratorias estadunidenses y que con frecuencia no se cumple.