Lula da Silva

Los países ricos no entienden el problema de hambre y pobreza

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Nueva York, 27 de junio. El presidente de Brasil, Luiz Ignacio Lula da Silva, sostuvo que para los países ricos es ajeno el problema de la pobreza y el hambre, porque ninguno de sus líderes lo ha vivido en carne propia.

En un extenso perfil para la revista dominical de The New York Times, Lula comentó que cuando asistió en junio a la reunión del Grupo de los Ocho (G-8) en Evian, Francia, se percató de la brecha que divide a países ricos y pobres.

''Empecé a pensar. Estos hombres son muy importantes en sus países, pero ninguno entiende a los pobres, en especial en el asunto del hambre, de la misma forma que yo. ƑPor qué? No es que sean insensibles. No la han experimentado. Yo sí'', anotó.

Lula, quien aparece en la portada de la revista con la leyenda: ''ƑEl último héroe izquierdista latinoamericano?'' reconoció las dificultades prácticas para resolver los problemas de desigualdad, pobreza y hambre que padece Brasil desde la época de la colonia. ''Crear empleos y distribuir dinero a los pobres no es fácil'', añadió al indicar que si lo fuera ''alguien antes que yo lo hubiera hecho y no hubiera llegado yo a la Presidencia''.

''No tengo el poder de Dios para hacer milagros'', dijo Lula, criado por una madre soltera, junto a otros siete hermanos, con apenas unos años de escolaridad formal y un pasado como trabador y líder sindical.

Aunque Lula llegó a la Presidencia y goza de altos niveles de popularidad, su Partido del Trabajo (PT) es minoría en el Congreso. ''Tenemos el gobierno pero no el poder'', lamentó Frei Betto, uno de los más cercanos colaboradores de Lula.

El presidente aseveró que cuando gobernaron los conservadores durante 10, 20 o 30 años, nadie les pidió resultados, ''pero cuando somos nosotros los que ganamos, la gente quiere que hagamos en un año lo que los otros no hicieron en 50''.

El artículo del periódico fue divulgado un mes después de que el gobierno de Brasil suspendiera la visa al corresponsal latinoamericano del diario, Larry Rother, por un reportaje sobre las versiones de los hábitos etílicos del presidente.