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UNA CARTERA REPLETA 28 de junio de 2004

Richard Lapper, Sao Paulo

Después de 36 años de estar ubicada en Matamoros, Tamaulipas, Johnson Electric ­compañía asiática que fabrica motores eléctricos­ se ha convertido en parte del escenario de esta ciudad del norte de México. Pero los costos laborales más bajos de China ­entre cuatro y cinco dólares diarios comparados con dos a tres dólares por hora en México­ representan una presión competitiva demasiado fuerte y este mes la fábrica cerró sus puertas con una pérdida de 550 empleos. "Resulta que las plantas aquí no son suficientemente competitivas frente a los salarios que se pagan en China", opina Martín Sierra, el director de manufacturas de la empresa.

vc-chinaEsta es una historia que se ha repetido muchas veces no sólo en la región norte de México, sino también en partes de América Central y el Caribe. Las compañías de textiles y productos electrónicos que han sido de los mayores generadores de empleos en el área desde la mitad de la década de 1980 están siendo empujadas fuera del lucrativo mercado estadunidense por sus rivales chinos. Tan sólo hace unas semanas, Sara Lee, el conglomerado de alimentos y textiles de Estados Unidos, anunció que cerraría cuatro plantas en México y Centroamérica, cancelando 4 mil 500 empleos.

Pero si el impacto de China en los mercados mundiales suele ser una mala noticia para la parte norte de América Latina, está teniendo, en cambio, un efecto opuesto más al sur. La demanda de China por el mineral de hierro brasileño, la soya argentina y el cobre chileno hicieron subir los precios de estos bienes a sus niveles más altos en una década. Las compañías mineras ­como la Companhia Vale do Rio Doce (CVRD)­ han estado trabajando a toda capacidad para satisfacer la demanda del país asiático. En las enormes minas de hierro a cielo abierto de la CVRD, en el corazón de la cuenca del Amazonas, hay enormes camiones con gigantescas ruedas trabajando las 24 horas y la empresa planea invertir mil 800 millones de dólares este año para incrementar la capacidad de producción.

CreciEco2En el primer cuatrimestre del año, las exportaciones latinoamericanas a China aumentaron más de 80 por ciento en promedio con respecto a igual periodo de 2003. Es cierto que en las semanas recientes ha habido algunos sobresaltos. Ha ido creciendo la preocupación de que la economía china esté sobrecalentada y que el gobierno esté actuando para controlar el crecimiento del crédito bancario. En parte es por esto que los precios de los bienes primarios han caído desde los niveles más altos registrados recientemente. Las cosas se complicaron cuando China bloqueó al inicio del mes la importación de frijol de soya de Brasil con el argumento de que el producto estaba contaminado. Sin embargo, la diplomacia brasileña logró el lunes pasado que Pekín reanudara las compras del grano.

Esa pequeña disputa no parece que vaya a interrumpir las tendencias de largo plazo. Los analistas consideran que el conflicto de unos días en torno de la soya es parte de un plan de los chinos para eliminar a los intermediarios en el comercio, asegurar precios más bajos y un mejor abastecimiento. La economía china puede desacelerarse, pero su apertura a los mercados mundiales difícilmente se va a revertir. "Los participantes del mercado de metales han sabido siempre que son un factor", expresa un banquero que tiene su oficina en Santiago de Chile. "Ahora todos están comenzando a hablar de ello. La gente simplemente no está preocupada por asuntos del corto plazo."

La proporción de China en el producto mundial está creciendo, de 4 por ciento hasta 12 por ciento en los últimos 25 años, y sobre la base de las actuales tendencias puede seguir aumentando hasta la marca de 20 por ciento que ya había tenido antes de cerrarse al mundo al principio del siglo xx. Como resultado, la demanda china de materias primas que produce América Latina en abundancia continuará creciendo. Walter Molano, de BCP Securities y uno de los primeros economistas de Wall Street en advertir las tendencias, sostiene que este acoplamiento económico entre ambas regiones puede permitir eventualmente a América Latina librarse de su histórica dependencia de los capitales de Londres y Nueva York.

ComercioLa esperanza es que el interés chino por las materias primas pueda llevar a inversiones en caminos, ferrocarriles y puertos que son necesarios para transportarlas. Hay también una posibilidad de que empresas chinas empiecen a invertir directamente. En efecto, las tres compañías petroleras del país han empezado ya a hacerlo en Venezuela y Perú. Los líderes políticos y los empresarios de América Latina ­ansiosos por diversificar su dependencia de Estados Unidos y Europa­ están interesados. Un estudio de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo calcula que China se convertirá este año en la quinta fuente mundial de inversión extranjera. El país asiático espera hacerse socio en 2005 del Banco Interamericano de Desarrollo, lo que abrirá la puerta a sus compañías para participar en obras de construcción en Latinoamérica.

El presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, ha convertido las relaciones con las más grandes economías en desarrollo, como India, Sudáfrica, Rusia y China, en una de las prioridades de la política exterior de su gobierno. En su visita a Pekín en mayo pasado estuvo acompañado por más de 400 empresarios, el grupo más grande visto en una misión de comercio de ese país. Néstor Kirchner, el presidente de Argentina, emprenderá una gira similar en julio. Todo esto significa que las divergencias entre las economías manufactureras del norte que están orientadas hacia Estados Unidos y aquellas del sur y ricas en materias primas orientadas a China pueden agrandarse más en los años por venir§

 
Editor para América Latina del diario Financial Times.

Exclusivo para La Jornada en la Economía

Foto: AFP

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