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Obituario   - NUEVO -

E S P E C T A C U L O S
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México D.F. Viernes 25 de junio de 2004

Leonardo García Tsao

Ogro en venta

Por pura avaricia, Hollywood tiene la mala costumbre de tomar lo que fue en principio una buena idea y exprimirla hasta desvirtuarla por completo. (Hasta Coppola sintió la necesidad de arruinar su saga de El padrino con una postiza e insatisfactoria tercera parte). Adaptada del libro de William Steig, el Shrek original se planteaba como un ingenioso revés a los cuentos de hadas animados -con dedicatorias maliciosas a la marca Disney- al tiempo que celebraba sinceramente la belleza de la fealdad. De hecho, la he vuelto a ver un par de veces -y eso que no tengo hijos- movido por el gusto de encontrarle nuevos detalles.

Aunque Shrek 2 ha sido realizada, en esencia, por el mismo equipo -repite Andrew Adamson en la dirección con dos nuevos compañeros, Nelly Asbury y Conrad Vernon- bajo el sello DreamWorks, la magia ya no es igual. En esta ocasión, la trama se centra en los conflictos maritales del protagonista cuando Fiona decide presentárselo a sus padres en el mundo de Far, Far Away. Muy alarmado por el estatus de su horrible yerno, el suegro decide contratar a un matón a sueldo para que disponga de él. Este resulta ser el Gato con Botas, quien pasa a ser aliado del ogro verde. Quien sí representa una amenaza es el Hada Madrina de Fiona, deseosa que su protegida se case con su hijo guapo pero pelmazo. Shrek, el Burro y el Gato unirán fuerzas para vencer sus intrigas.

Ciertamente el asunto sigue siendo un prodigio de animación digital. Los avances en la técnica han permitido hasta más textura y volumen en las imágenes. Lo que se echa de menos es la desparpajada malicia de la primera. No encontramos aquí las referencias burlonas a Disney World y su sentido plástico del entretenimiento. Tampoco esa caracterización del ogro como un neurótico antisocial. E incluso se han sustituido los chistes crueles -la tortura del muñeco de pan, la princesa haciendo reventar a un pajarito con el esfuerzo de su trino- por un humor bastante más convencional.

Según ya es común en la comedia hollywoodense actual, ahora el humor se nutre de las referencias a otras películas populares. No se necesita ser un cinéfilo atento para encontrar las alusiones a La sirenita, Los cazafantasmas, Misión imposible y Flashdance, entre muchas otras. Desde la influencia de los hermanos Zucker, el indiscriminante guiño de ojo paródico se ha vuelto el recurso más socorrido para la risa fácil.

Por otro lado, Shrek 2 cae en el viejo truco del anacronismo, estrategia utilizada hasta el cansancio por series como Los Picapiedra, por ejemplo. Así, se plantea el reino de los suegros como una versión medieval de Beverly Hills, con aparadores de tiendas Burger Prince, Saxon Fifth Avenue, Versarchery, que no sólo son sangrones juegos de palabras, sino una astuta forma de vender espacios publicitarios.

(Ese, quizá, sea el aspecto extracinematográfico más molesto de la película. Ante esa urgencia hollywoodense de extraer hasta el último centavo del consumidor, la imagen de Shrek se ha empleado para vender no sólo juguetes, que sería lo lógico, sino yogurt, hamburguesas, pasta de dientes, calzones, amortiguadores de auto... lo que sea. El pobre ogro corre ahora el peligro de causar antipatía por pura saturación).

Ahora bien, comparada con otros peligros acechantes de la cartelera, Shrek 2 sigue siendo una opción, sobre todo para padres de familia en busca desesperada de entretenimiento ligero e inofensivo. Hay dos, tres gags realmente chistosos y, ante el empobrecimiento de los personajes principales, el Gato con Botas se roba la película gracias, en parte, al buen trabajo vocal de Antonio Banderas (quien, a fin de cuentas, siempre ha actuado como en una caricatura). Es poca cosa pero, dado el panorama, es suficiente.

(Por cierto, la novedad es que la Cineteca exhibe, por primera vez en mucho tiempo, un ciclo legítimo. Es decir, no armado con sobras, copias en video o un puñado de títulos mal seleccionados. Dorothy Arzner fue una realizadora pionera de Hollywood, y la exhibición de varios de sus largometrajes resulta un privilegio. Su obra -no genial pero sí reveladora- merecía una revisión en pantalla, como debe ser. Es ese tipo de programación el que legitima el trabajo de una cinemateca.)

SHREK 2

D: Andrew Adamson, Nelly Asbury, Conrad Vernon/ G: Andrew Adamson, J. David Stem, Joe Stillman, David N. Weiss, basado en el libro de William Steig/ M: Harry Gregson-Williams/ Con las voces de: Mike Myers, Eddie Murphy, Cameron Díaz, John Cleese, Julie Andrews, Antonio Banderas/ P: PDI/ DreamWorks, EU, 2004.

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