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C A P I T A L
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México D.F. Viernes 25 de junio de 2004

Pedro Rivas Monroy

Paz de cuartel

La convocatoria para marchar por las principales calles de la ciudad de México el próximo domingo pone nuevamente de manifiesto la incapacidad y falta de sensibilidad de la clase política mexicana para ser aliada de una sociedad empeñada en construir un mejor espacio para las generaciones futuras. El peor de los mundos en que una comunidad puede vivir es en el que estamos, en medio de un proceso democrático hueco, atravesado por un modelo económico que genera miseria. Los objetivos que persigue la movilización son loables: por el dolor que agobia a las familias ante las muertes y secuestros, porque se tiene esperanza y aún se cree en México.

La actividad criminal que tiene agobiada a la sociedad está salpicada de una violencia peculiar, de un resentimiento social auspiciado en muchas ocasiones desde el poder, por lo que en esta movilización la ciudadanía se debería manifestar también contra un sistema de injusticia distributiva por demás desigual, contra una corrupción que, de diversas formas, se ejerce en la cima del poder político, ya sea a través de sueldos estratosféricos combinados con una ineficacia descarada, en el mejor de los casos, o en el contubernio disfrazado de caridad que se da entre el poder federal y la cúpula empresarial; ésta, que además de obtener un trato fiscal privilegiado, hoy se le pagan con dineros de la asistencia pública facturas por su contribución en el año 2000 para impulsar al gobierno del cambio.

Cuando hablamos de violencia, debemos tener cuidado de ubicar el problema; es decir, dónde se produce el fenómeno. El ejemplo más inmediato lo tenemos en otro vocablo que en la actualidad sirve de pretexto al señor que trabaja de presidente en Estados Unidos: el terrorismo. Chomsky fue el primero que reaccionó y cuestionó esta situación al considerar que lo que debemos entender es dónde se origina el terrorismo: Ƒen los pueblos musulmanes, simplemente porque no piensan como nosotros? ƑO en las grandes corporaciones que hacen negocios con la guerra? De mi parte agregaría quién genera la violencia: Ƒlos millones de marginados que son contratados en maquiladoras, violando toda norma laboral tanto nacional como internacional? ƑO las trasnacionales contratistas que especulan con el hambre de pueblos
enteros?

El manejo del temor inducido es muy peligroso. No olvidemos que el caldo de cultivo del nacionalsocialismo alemán fue un pueblo degradado y frustrado por una guerra, sin líderes capaces de conducir a la sociedad y una situación económica precaria. Es en una situación similar, guardadas las proporciones, que la aparición de personajes tan carismáticos como Velasco Arzac o Espino Reyes despierta suspicacias al montarse en la legítima convocatoria de la sociedad para marchar este fin de semana. No es la primera vez que lo intentan: en su momento estas personas formaron parte de México Unido contra la Delincuencia, pero fueron expulsadas por tratar de manipular a la organización. Aparte del carisma, estos personajes tienen antecedentes de ser violentos. Hay que recordar, por ejemplo, que el primero de ellos controló el Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (MURO).

El PAN, un partido que tuvo el mérito de representar por muchos años a la oposición contra un autoritarismo intolerante, hoy se encuentra extraviado en su propio laberinto, sin posibilidades de deslindarse de grupos de corte fascista, que buscan perpetuarse en el poder por medio del rumor y el temor inducido. La crisis institucional que vivimos abona en este sentido; el objetivo es convencer a la sociedad de un planteamiento falso: cambiar libertad por seguridad. Digo que es un dilema falso, porque no podemos permitir que mentes perversas coludidas con las cúpulas del poder coarten nuestra libertad a cambio de una paz de cuartel.

El domingo hay que salir a las calles para expresar nuestro repudio, pero a todo aquel que intente tomar nuestra libertad en sus manos.

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