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México D.F. Martes 22 de junio de 2004

Teresa del Conde

Fluxus

Visitantes asiduos al museo Tamayo han comentado conmigo que una vez vista la exposición de Luc Tuymans sus visitas al recinto han sido frustrantes, por banales. Sucede que las muestras se encaminan a borrar la distinción entre lo que se supone que es arte y lo que un público mayoritario cree que no lo es. En este caso está la exposición Una larga historia con muchos nudos (frase de Lewis Carroll) auspiciada por el Instituto Goethe y la embajada de Alemania por medio del Instituto de Stuttgart que se ocupa de formular e itinerar exposiciones para el extranjero.

La muestra Fluxus resulta pobre por falta de información al respecto. Fluxus, movimiento gregario altamente democrático, paradójicamente se convierte aquí en muestrario de elite sólo para muy entendidos. Hubiera sido prudente convocar a Cuauhtémoc Medina, el más calificado especialista mexicano en la materia, para afinar tanto cédulas como lectura museográfica. Es una exposición que debe ser vista, porque Fluxus constituye una de las principales manifestaciones anti-arte que se dieron en el siglo XX. Contó con adhesiones de personalidades notables, incluido Beuys, bajo el liderazgo de George Maciunas, artista y empresario cultural lituano que se formó en varias escuelas de arte neoyorquinas.

Inicialmente Fluxus iba a ser una revista internacional ''del más reciente arte y anti-arte, música y anti-música, poesía y anti-poesía". Esto sucedía en los años 60, cuando la generación beat se encontraba igualmente en su apogeo. La música experimental de John Cage fue uno de los disparaderos de Fluxus, que en cierto modo viene a ser continuación de Dada, sobre todo por el énfasis puesto en las creaciones efímeras y en las representaciones improvisadas tipo happening que fueron comunes al núcleo Dada reunido inicialmente bajo la égida de Hugo Ball en Zurich, aunque hay antecedentes protagonizados principalmente por Marcel Duchamp, a quien puede atribuirse el gesto inaugural de esta modalidad expresiva. Esta jamás es tan anti-arte como sus autores formularon, cosa que es posible detectar en la exposición que ahora comento. Algunos de los objetos-piezas exhibidos son trabajos objetualmente contundentes. Otros quedan a nivel propuesta.

El que destaca más corresponde a Nam June Paik, quien, como se sabe, desde siempre ha hecho uso constante de pantallas televisivas en todas dimensiones. En 1969 perpetró un ''brassière televisivo" con el que engalanó a la guapa cellista Charlotte Morman, quien tuvo que colocar estratégicamente su instrumento entre las dos pequeñas pantallas (las copas del sostén) , probablemente en posisión incómoda. Desafortunadamente esta interesante pieza no pudo recrearse en la exposición del Tamayo, porque imagino que nuestra principal cellista: Ximena Giménez Cacho no ha encontrado tiempo disponible para invertirlo en personificar a su colega.

Fluxus se inició en Alemania, pero con rapidez se extendió a otros países. En la muestra que comento es posible ver una pieza atractiva: An arrow painting, de carácter minimalista. De John Cage puede observarse un homenaje a Mozart que juega con los caracteres escritos de modo que Mozart aparece en sentido vertical, debido a la colocación del texto, que en español iniciaría con el siguiente enunciado: ''Música sin horizonte, sonidos que nunca cesan ..."

La vigencia estricta de Fluxus terminó a finales de los 60, pero se le ha hecho continuar en años posteriores. Igual que ahora, las obras no necesitan existir ni llevarse a cabo, sino sólo proponerse. Por ejemplo: las ordenanzas para Moving Theatre recomiendan decorar un camión o cualquier objeto movible con chatarra e imágenes de Buda colgadas de modo tal que guarden la misma postura que el cadáver de Mussolini (The Late Mussolini), a lo que debe añadirse pizca de películas, muñecas desnudas y sangrantes, y cuerpos humanos ''reales". Este camión debe transitar por los distritos pobres y ricos de la ciudad, extendiéndose a poblaciones pequeñas.

La idea es interesar a la gente que no conoce el nombre de Pablo Picasso, circunstancia muy positiva según la mentalidad fluxiana. Otra anti-acción, pero representada en fotografías, pertenece a la serie Esperanza en la nada. El autor, Endre Tot, manifiesta que mientras deambula por un agradable café al abierto. ''Estoy buscando a nadie", ''hago nada". La anti-acción es lema importante en Fluxus y por eso la participación de Milan Knizak incluye un par de discos de acetato inaudibles porque están rotos: el primero se titula Golden Record of my Destroyed Music y está cubierto de pintura dorada El segundo, con música de Glenn Miller, es un acetato negro roto en tres partes. Estas propuestas son originales múltiples, pues se encuentran editadas.

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