Los apoyos deben darse antes de las competencias, dijo la marchista

Rosario Sánchez busca terminar entre las cinco primeras en JO

JORGE SEPULVEDA MARIN

Mamá, ama de casa, marchista. Es Rosario, de la dinastía de los andarines Sánchez, quien por primera vez participará en Juegos Olímpicos y cuyo objetivo "es terminar, si se puede, entre las cinco primeras, o entre las 10. Aunque si gano, desde luego que sería mejor. Quién sabe, allá puede pasar todo", expresó.

Con el boleto en la bolsa -que no logró para la justa veraniega anterior, la de Sydney 2000-, la menuda competidora ya se visualiza el 23 de agosto -día de su competencia- en Atenas, donde la humedad y los aproximadamente 40 grados celsius convertirán la prueba de los 20 kilómetros en una batalla de estrategias individuales o nacionales, en la que las chinas, seguramente también las rusas, serán las rivales a vencer.

De acuerdo con sus planes, que busca apegarlos lo más posible a las condiciones climatológicas en la ciudad griega, Rosario partirá a Toluca el primer día de julio, para realizar un necesario campamento de altura. Luego viajará a Ecuador y posteriormente a Barcelona, con los mismos fines, de donde emprenderá el camino a la cita olímpica.

No hay secretos para el triunfo ni garantías de lograrlo. Así lo explica: "más que nada, lo que siempre hace falta es mucha concentración y dejar las preocupaciones aquí en México, porque en mi caso debo planear todo lo necesario para mi hija Pamela -de siete años- que se queda con mi mamá siempre que salgo a competir".

Pero además tiene una gran motivación con Pamela, quien desea verla en la televisión en plena competencia. La atleta sabe que su mejor cronometraje de 1:31 horas puede darle la ubicación deseada, pese a las adversidades atenienses y a las rivales.

-Con el escaso apoyo que tienes, Ƒcómo resuelves tus gastos de preparación, alimentación, vitaminas...?

-Es difícil hacerlo. Imagínate tener que entrenar y a la vez ayudar a mi hija a hacer las tareas y que tenga un buen comportamiento. Los desplazamientos, las ausencias, y en general todo lo que se requiere para mantenerme como una atleta de alto rendimiento.

"Cuesta trabajo, pero la verdad todo eso vale la pena por estar en Juegos Olímpicos que, como se dice, es el máximo anhelo y honor que puede tener un deportista.

Con 30 años de edad, la mitad de los cuales los ha dedicado a la marcha, Rosario Sánchez se tiene la confianza de hacer un buen papel en Atenas 2004, porque la premiación en efectivo que se ha anunciado (un millón y medio de pesos para quien gane oro) "es una oferta muy tentadora, aunque lo verdaderamente importante sería que te apoyen desde antes de las competencias y no que te premien después".