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México D.F. Miércoles 16 de junio de 2004

Alejandro Nadal

Sembrar maíz

Incluir el maíz en el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN) fue un error de dimensiones históricas. El gobierno se propuso eliminar a un millón y medio de productores porque eran "ineficientes". Por esa misma razón, el titular de la Secretaría de Agricultura piensa que los productores mexicanos deben producir menos maíz. El secretario Usabiaga no oculta su frustración: quisiera acabar la tarea del TLCAN y expulsar a los maiceros del campo.

En la guerra del gobierno contra los productores del campo la caída en precios debía ser el arma mortal. Los economistas oficiales pronosticaron que las importaciones del grano provocarían una caída de 50 por ciento en el precio interno y eso generaría una reducción proporcional en la producción. Lo que desespera al gobierno es que ésta se mantenga en el nivel de 1994, con 18 millones de toneladas anuales.

En el gobierno se preguntan: si bajó el precio del maíz, Ƒpor qué no se redujo su producción?

Parte de la explicación es que la apertura comercial en el sector agropecuario fue general y, como se observa en la gráfica, el precio del maíz no es el único que cayó. También lo hicieron los precios de muchos otros cultivos. Por ejemplo, el precio del trigo cayó a partir de 1997 y se colocó en un nivel inferior al del maíz. El precio del sorgo se mantuvo por debajo del maíz. El del arroz estaba por arriba hasta 2000, cuando pasó a niveles inferiores y apenas se recupera modestamente en 2002. Al cártamo le sucede algo similar. El precio de la cebada, otro cultivo que podría ser una opción para muchos maiceros, está tan castigado como el del maíz.

Es cierto que hay cultivos con precios superiores. Un ejemplo es la soya, pero su precio experimenta una caída tan brutal como la de otros cultivos. El precio del frijol también está por encima del maíz, pero una parte importante de la producción de esa leguminosa es en cultivo intercalado precisamente con maíz. Otros productos de la milpa, como la calabaza, el epazote y el ajonjolí también tienen precios superiores. Pero no son alternativas reales para la conversión por el tamaño reducido de su mercado y la superficie cultivada.

En resumen, los productores de maíz tienen razón. Es perfectamente racional producir maíz porque su precio relativo aumentó con respecto al de los cultivos cuyo precio cayó más rápidamente. Además, la volatilidad de precios de muchos otros cultivos es mayor a la del maíz. Finalmente, los datos sobre siniestralidad (pérdida de cosecha) revelan que es más arriesgado entrarle a la producción de muchos cultivos que a Usabiaga se le antojan como alternativas frente al maíz.

Además, los productores mexicanos saben algo que el secretario de Agricultura y su equipo ignoran: el mercado de futuros de Chicago pronostica que el precio internacional se va a mantener en un nivel cercano a los 115 dólares por tonelada en los próximos cinco años. Tomando en cuenta costo de transporte y cargas financieras, el precio de importación será de aproximadamente 130 dólares por tonelada. Es decir, también desde la perspectiva de la balanza comercial tiene sentido aumentar la producción maicera. šPero Usabiaga recomienda salirse del maíz precisamente cuando se pronostican años de buenos precios!

ƑY el productor de subsistencia? A él también le afecta el movimiento de precios: como no vive en autarquía monetaria y necesita liquidez para solventar muchas necesidades, tiene que realizar ventas de maíz a lo largo del año agrícola para obtener liquidez para solventar sus necesidades. Claro, después tiene que restaurar su acervo de maíz. Lo que sucede en estas transacciones es triste: vende su maíz en pequeñas cantidades y a precios muy bajos, y lo compra más tarde, a precios altos, en un mercado dominado por los comerciantes. Por supuesto que le conviene producir su propio maíz (sobre todo frente al aumento en el precio de la tortilla), pero eso no quiere decir que la está pasando bien. Por el contrario, sus condiciones de miseria amenazan su vida. Su drama está inscrito en el corazón de México y el gobierno finge demencia.

Frente a este complejo panorama, gobierno y PAN no saben qué hacer. El fin de semana pasado, Acción Nacional inauguró un programa para conseguir votos en el campo mexicano. El acrónimo utilizado para su nuevo plan para el campo es Plantar. Sin embargo, su mercadotecnia olvidó que en el campo se siembra y que se planta en las macetas o en el jardín suburbano. El desliz no sorprende en una secta política, cuyo gobierno, en el colmo de la imprudencia, propone que los productores mexicanos dejen de sembrar maíz.

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