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México D.F. Lunes 7 de junio de 2004

"Conozco la pobreza y la riqueza; puedo tratar con el presidente o con el más humilde"

Los machos merecen un dejo de desprecio: Vicente Fernández

Reveló que compuso una canción a la esposa de José Alfredo Jiménez, que no salió al mercado

Con 36 años de trayectoria presentó en su rancho su nuevo disco Se me hizo tarde la vida

ARTURO CRUZ BARCENAS ENVIADO

Guadalajara, Jal. El canto de los pájaros por momentos interrumpe al Jilguero de Huentitán, Vicente Fernández. Hace calor y la sombra de los árboles refresca al ídolo, quien sacia su sed con agua de jamaica, lo cual contrasta con la imagen de los palenques, donde a boca de botella deja caer el coñac a su garganta.

Mientras dialoga, observa a sus trabajadores -unos 40-, peones que cargan paja, alimento para sus cientos de caballos, unos miniatura, que no ponis.

La entrevista con La Jornada se realizó a propósito de la presentación de su nuevo disco Se me hizo tarde la vida, en su rancho. Chente ya no se tiñe el pelo. "Ya ha aceptado el tiempo", dijo su hijo Vicente Fernández.

De niño, Vicente hacía maquetas "con puros ranchitos". Es aficionado a la pintura y a la escultura. Sus maquetas son hoy realidad en el rancho Los Tres Potrillos, de 200 hectáreas, 30 para cultivo. La alberca, grande, le sirve para ejercitarse. Debe cuidarse, luego del cáncer que lo aquejó el año pasado.

Los polos

Vicente Fernández Gómez tomó aire, fijó la vista en un punto del horizonte, y expresó: "Veo a México con mucha tristeza porque debería haber más equidad y justicia. Conozco la pobreza extrema y la riqueza, y puedo, por eso, tratar al presidente de la República o al más humilde de los trabajadores".

Con 36 años de trayectoria, hoy cosecha triunfos y goza de una solvencia económica de la que pocos pueden presumir. Más de 800 animales son criados en sus terrenos y sus iniciales en hierro han logrado campeonatos en varias suertes de la charrería.

A los 11 años ordeñaba vacas junto a su padre, cuyo recuerdo le inunda los ojos de lágrimas. Nació en Huentitán El Alto. "Entre vacas y caballos", expresó.

Su padre fracasó en varios proyectos. La familia tuvo que irse a Tijuana, donde Chente trabajó como peón, albañil, lavaplatos, talachero (limpiar pisos y baños), lavacoches y en actividades diversas en un hipódromo.

Soñaba y era fanático de Pedro Infante y Jorge Negrete. En Tijuana, donde vivió seis años, "mi segundo Huentitán", trabajó de cajero en un restaurante típico, al lado de su tío Javier Hernández. Amenizaban un trío y un mariachi. Iba a las mesas y se ofrecía: "Oiga, ¿le canto?". Le dieron la oportunidad. Ahí se puede decir que comenzó su profesión. Le iba bien, pero las envidias causaron que lo despidieran.

Se fue al Distrito Federal, a la Plaza Garibaldi, con la ilusión de ser contratado. Le dieron trabajo al oír su voz. Estaba en El Amanecer Tapatío, donde conoció a Felipe Arriaga y a Federico Méndez, decisivos en su vida.

Fue Federico Méndez quien lo llevó a la XEX, donde se emocionó al saber del apogeo de su ídolo Javier Solís. Lo probaron hasta el borde de la desesperación. Pasó una mala racha, por la que de nuevo padeció hambre. Ya tenía un hijo. Se regresó a Guadalajara, donde inclusive llegó a pedir fiados unos tacos.

En el límite de la desesperación entró a chambear al cabaret El Sarape, donde tuvo que fichar; ahí, los meseros le decían que no sabía hacerlo, fichar. "Yo soy cantante." Aprendió a tomar coñac con refresco de cola. "Gané, a veces, más dinero fichando que cantando."

Hacia 1966 recibió un telegrama. Felipe Valdez Leal, quien sería uno de sus principales arreglistas, lo invitaba a firmar con una disquera. Ya antes le habían cerrado las puerta de varias compañías. "Mejor vete a vender cacachuates."

Ahora se lo disputaban Orfeón, CBS y Peerles. En CBS grabó Cantina de mi barrio y la que cambiaría su sino: Tu camino y el mío. De ahí para adelante, la rueda de la fortuna no ha descendido.

Dios me dio un arma

"A mí, Dios me dio un arma: cantar, pero cuando, aparte de ser pobre, no se ha estudiado, es más difícil. Estudié hasta el quinto año de primaria, pero aprendí de la vida lo que en la escuela no podría, quizá, en 20 años.

"No toda la gente tiene la oportunidad de ir a la escuela. Hay niños que tienen hambre de estudiar y caminan dos o tres kilómetros por la sierra para ir a la escuela. El gobierno debería dar más presupuesto para hacer escuelas.

"Yo haría muchas escuelas y, sobre todo, le daría un sueldo más justo a los maestros, que son nuestros segundos padres, pero su profesión es una de las más mal pagadas."

-¿Se ha perdido el respeto y la fe en muchas cosas?

-Para mí cantar es una responsabilidad. Van muchos niños a mis presentaciones; se saben mi canciones. Tengo inclinación a cantar a la mujer y canto Mujeres divinas o Sublime mujer. En una presentación debo interpretar de todo.

"Sí, se ha perdido mucho la fe. Lo vemos en las noticias, cuando se informa de un sacerdote que abusa de los niños, lo cual hace que dejen de ser ejemplo a seguir. Pero no por uno van a perder todos. Igual, ha habido presidentes buenos y malos".

-¿Qué opina de los videoescándalos?

-Da asco ver eso, aunque se diga que toda la vida ha existido corrupción, ahora está enredoso todo eso de los videos. Lo de Ahumada está muy misterioso. No sé si en realidad quieran hacer pedazos a un partido. El caso es que se vio la corrupción que hay en México, pero eso no pasa sólo en nuestro país, sino en todo el mundo.

"Eso nos afecta en todos los sentidos. Simplemente estamos a punto de perder la relación con Cuba. Una cosa es el gobierno de Fidel Castro y otro el pueblo de Cuba. Cuando no esté Fidel, con mucho gusto iré a cantar. No soy partidario de él, para ser claro. Igual, aquí una cosa es Vicente Fox y otra el pueblo. El problema es entre gobiernos.

"Tampoco está bien que a Cuba se le bloquee más. Yo creo que puedo mandar en mi casa, pero no en otra."

-Habla con anécdotas. Su vida puede ser una suma de anécdotas. Hila varias oraciones de manera coherente, aunque sólo estudió hasta quinto año de primaria...

--Bueno, yo digo que la escuela de la vida tiene más sabiduría, porque a la escuela vas a güevo, te mandan tus papás, pero en la vida tienes que aprender por hambre, y yo me enseñé en la escuela de la vida. Mucha gente no cree que llegué hasta quinto año porque hablo coherentemente.

"Puedo ser un orador. He dado conferencias en la Universidad de Guadalajara. Nadie lo cree. Soy una persona pública y si bien no estudié sí me preparé para una carrera como la que tengo. No podía ser tan ignorante, pues si digo una palabra no debe malinterpretarse. Una palabra tiene mucha fuerza y puede cambiar las cosas.

"Empecé, hace 36 años, en el teatro Blanquita, y le decía al público que yo no sabía hablar, que venía de ordeñar vacas, pero después me dije que no podía pronunciar lo mismo. Además no faltaría quién me reclamara y me regañara: 'Pues ya era hora de que aprendieras, hijo de la chingada; eres una persona pública'. Aunque diré una cosa: estudié hasta quinto año, pero lo repetí cinco veces, así que prácticamente me doctoré."

-Su nombre está asociado al de Pedro Infante, Jorge Negrete y Javier Solís. Es usted un ídolo vivo.

-Una vez me preguntaron ¿oye, Chente, de Vicente Fernández, Pedro Infante, Javier Solís y Jorge Negrete, para ti cuál es el mejor? Dije: el mejor no sé, pero el más vivo se llama Vicente Fernández.

-Rompió la regla que señala que los ídolos mueren jóvenes...

-Sí, y aparte he roto muchas reglas. No he tenido que morirme para serlo y he disfrutado muchísimas veces lo que no disfrutó Jorge Negrete, Pedro Infante y, menos, Javier Solís. No sólo me refiero a lo económico, sino a la vida privada, a la familia, que es mi tesoro, junto con mi público. Lo demás es tan vulgar y corriente que hasta un ignorante como yo lo ha llegado a tener. Lo material no es lo importante.

Uno debe hacer que se imite lo bueno

-¿Qué es para usted ser ídolo?

-Es tener la responsabilidad de que un pueblo te va a escuchar y te va a seguir para imitarte en las cosas buenas, pero también en las malas, por eso hay que tratar de hacer todo lo mejor que se pueda, para que imiten lo bueno. Lo malo ojalá ni siquiera lo noten.

-¿Ser ídolo de la canción ranchera es ser macho?

-¡No! Me conformo y me siento más halagado cuando me llaman un hombre. Para mí, los machos me merecen un dejo de desprecio.

-Se dice que plagió la canción Las llaves de mi alma.

-Es mía. He compuesto unas 20 o 22 canciones. Lo que pasó es que cuando producía cine, un compadre me dijo: "Fíjate que necesito una canción que diga esto y esto. ¿Le hablas a José Alfredo Jiménez o a equis, o la compones tú?" Yo conocía el argumento y fue fácil hacerla. Al acabarse el cine ya no hubo argumentos ni pretextos para que siguiera componiendo.

Amplió su respuesta y cantó: "Te quedaste a mitad del camino/ se te fue quien te daba de todo/ ahora vas a sufrir por tu ausencia/ y aunque llores por él ya ni modo/ te compuso bonitas canciones/ te ofreció lo que no mereciste/ le fingiste cariño sincero/ y al final cuánto daño le hiciste.

"Siempre te quiso a la buena/ tú nunca le diste nada/ ahora comprendo muy bien por qué te decía La Araña/ Dame otra copa de vino/ ¡quiero beber y beber!/ Quiero rendir un tributo/ a quien siempre será El Rey."

Esa canción, dijo, nunca la sacó al mercado, "porque es muy obvio, ¿no? Pero Las llaves de mi alma la compuse mucho antes de que Pepe (José Alfredo Jiménez) muriera; él inclusive me felicitó".

Se la compuso a una cantante. "Con la canción que interpreté demuestro la admiración por José Alfredo. Hay personas que me dicen: Chente, graba esta canción, te la regalo. Les contesto que para mí no es ningún orgullo poner una composición a mi nombre. Bueno, esa canción se la compuse a Alicia Juárez, esposa de José Alfredo, a quien le decían La Araña, pero después de que había muerto José Alfredo. Eramos muy amigos. Ya me sacaste una cosa que nadie sabía."

-¿Su hijo Alejandro es su sucesor?

-Aquí no hay sucesores, no hay herencias. Mi hijo tiene que ganarse lo de él. Esta carrera es el único ámbito donde no hay dedazos; aquí no se dice "tú sigues".

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