.
Primera y Contraportada
Editorial
Opinión
El Correo Ilustrado
Política
Economía
Mundo
Estados
Migración
Capital
Sociedad y Justicia
Cultura
Espectáculos
Deportes
Fotografía
Cartones
CineGuía
Suplementos
Perfiles
La Jornada en tu PALM
La Jornada sin Fronteras
La Jornada de Oriente
La Jornada Morelos
Librería
Correo electrónico
Búsquedas
Suscripciones

M U N D O
..

México D.F. Lunes 7 de junio de 2004

Nuestra reconciliación, esperanza para la paz; nunca más "una locura" enfrentará a Europa: Chirac

Alemania y Francia conmemoran unidas desembarco en Normandía

La ovación, para 14 veteranos; los silbidos que "se colaron", dedicados a George W. Bush

YURIRIA ITURRIAGA CORRESPONSAL

Paris, 6 de junio. Las ceremonias conmemorativas del desembarco de los aliados, el 6 de junio de 1944, en las costas francesas de Normandía, donde se perdieron ese mismo día cerca de 10 mil vidas, tienen un peso especial en el actual contexto internacional. Cierta información se está conociendo por primera vez y los actos y declaraciones de los protagonistas parecen llevar otros significados, ajenos a la mera conmemoración histórica.

Por una parte, el hecho de que los horrores de las últimas guerras (del Golfo, Kosovo, Irak) hayan sido exhibidos casi paso a paso por la televisión, abrió sin duda los archivos visuales recogidos en 1944 y 45 por centenas de corresponsales de guerra llegados con las tropas de los aliados. De este modo, entre los documentales difundidos durante semanas sobre su liberación, el pueblo francés pudo ver que no todos sus connacionales de la época recibieron con alegría a sus liberadores, sobre todo en Normandía, donde la llegada de los aliados llevó a la destrucción de muchos poblados y ciudades que hasta ese momento sólo estaban ocupados, aunque fuera por los nazis. Y se enteraron los franceses de las miles de violaciones de francesas cometidas por soldados aliados y en especial "19 mil soldados negros estadunidenses que violaron millares de chicas en Inglaterra y Francia", algunos de los cuales fueron colgados o linchados en el campo francés, "a pesar de que los alemanes cometieron más violaciones", recordaron historiadores, para agregar que esa guerra ayudó al combate contra la discriminación de la población negra estadunidense pues el presidente Harry Truman dictó para el ejército la primera ley anti-segregación racial.

Pero las imágenes televisadas han llevado al espectador a una emoción legítima por la liberación de su pueblo y territorio, las escenas de borrachera de felicidad multitudinaria en París son mundialmente conocidas desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, pero su amplia y repetitiva difusión en las últimas semanas, así como las innumerables entrevistas a veteranos franceses y estadunidenses, y las escenas heroicas de la guerra, han preparado al pueblo francés para su "reconciliación" con un Estados Unidos últimamente rechazado, no sólo por su política internacional, sino por ser emblemático de una política económica devastadora para el empleo y los logros sociales.

Como sea, pocos resultaron sorprendidos por las declaraciones de los presidentes de Francia y Estados Unidos en la ceremonia de homenaje a los 9 mil 386 estadunidenses enterrados en el cementerio de Colleville, cuando el presidente Jacques Chirac dijo: "En nombre de cada francés y francesa expreso reconocimiento eterno por la deuda sin igual de nuestra democracia (...) Francia nunca olvidará lo que Estados Unidos hizo por ella, es nuestra aliada para siempre", y cuando Bush respondió: "Francia ha sido la primera amiga de Estados Unidos" y "Estados Unidos restableció un país y liberó al mundo del miedo y la tiranía".

Dichas declaraciones encadenadas, por arte del comentador televisivo, con una frase sobre el ex presidente Ronald Reagan fallecido ayer: como "... el primer presidente estadunidense en acudir a esta celebración francesa y fundador de la lucha contra el imperio del mal", seguido del comentario de Bush, la noche del sábado, reconociendo en Reagan su antecesor ideológico y triunfador en el derrumbe de la Unión Soviética, no permitieron olvidar que hace unos días Bush obligó a la ministra frnacesa de Defensa, Michelle Alliot-Marie, a decir: "No podemos confundir la guerra de liberación con la guerra contra el terrorismo", en respuesta a una declaración del presidente estadunidense. Y ello a pesar de que un almirante declaró que la ceremonia iba más allá de la conmemoración del desembarco y debía interpretarse como la aproximación necesaria de Europa con Estados Unidos.

La ceremonia

Tras la comida en la ciudad de Caen, los dirigentes europeos y el estadunidense, se dirigieron al poblado de Arranches donde hace 60 años, día por día, las tropas aliadas echaron al mar gigantescas "matatenas" y bloques como edificios de 5 pisos en cemento armado para fabricar muelles artificiales por donde pasaron a tierra 150 mil soldados con sólo 197 muertos durante el desembarco. Mientras que la mayoría de los otros 5 mil muertos del 6 de junio de 1944 fueron paracaidistas estadunidenses caídos en el mar, en pantanos y frente a las tropas nazis, siendo muy recordado un sobreviviente cuyo paracaídas quedó atorado en un campanario de donde lo rescataron los habitantes.

El presidente Chirac, con la mayoría de sus invitados, reinas y reyes, presidentes, primeros ministros y canciller, recorrió en autocar los 40 kilómetros para llegar hasta el gran escenario y las tribunas del acto en Arranches, mientras que la reina de Inglaterra con el príncipe Felipe se trasladó en su helicóptero y Bush con Laura su esposa en el suyo.

El autocar depositó a los dirigentes de Europa y de Rusia cerca de la tribuna para 7 mil personas. El canciller federal alemán, Gerhard Schroeder, y el presidente ruso, Vladimir Putin, dirigentes de países que por primera vez en la historia están presentes en este acto conmemorativo, caminaron juntos para luego separarse y tomar sus asientos, el primero como jefe de Gobierno en la segunda fila y el segundo en la primera con los jefes de Estado. Luego llegó la reina de Inglaterra con su consorte, en un jeep cerrado desde el helipuerto para sentarse a la derecha de su anfitrión, el presidente Chirac, mientras que los asientos a la izquierda de la señora Chirac estuvieron vacíos durante los 12 minutos que tardaron Bush y su esposa Laura en llegar. Bush fue recibido con aplausos y algunos silbidos que se colaron pese al cuidado que hubo en la selección de la concurrencia, la pareja se sentó para levantarse enseguida porque comenzó el himno de Francia, La Marsellesa, con trasfondo de 21 cañonazos disparados desde el buque de guerra Charles de Gaulle anclado a la vista.

Siguió un desfile con contingentes de todos los países aliados del 44 y luego el momento cúspide de la ceremonia: una ovación que recibieron los 14 veteranos del desembarco, palmeada durante varios minutos, y de pie, por todos los jefes de Estado y de Gobierno con los 7 mil invitados. Los 14 sobrevivientes de la Segunda Guerra Mundial, con edades entre 82 y 94 años desfilaron marcando aún el paso, cada uno representante de un país aliado, para recibir las condecoraciones que impuso el presidente francés: al de la República Checa la medalla de Oficial de la Legión de Honor por su rango e historial, y la de Caballeros de la misma Legión a los veteranos de Australia y Nueva Zelanda, Eslovaquia y Polonia, Grecia y Noruega, Inglaterra y Canadá, Luxemburgo, Bélgica y Holanda, Estados Unidos y un veterano bretón por Francia.

Tras ello, el maestro de ceremonias dijo: "En nombre de todas las víctimas, de aquí y de todas partes, de la locura humana, les ruego ponerse de pie", cosa que hicieron los presentes durante el toque de clarín, para después observar las imágenes de esas víctimas proyectadas sobre siete pantallas verticales, gigantes y entrecortadas sobre el fondo azul del cielo y del mar. Pasaron así los años de 1939 al 45, sobre fondos dramáticos de campos de concentración y de batallas sangrientas, de ciudades destruidas y rostros horrorizados, las escenas del desembarco acompañadas del sobrevuelo real de aviones militares sobre las cabezas de los presentes, para finalizar con las escenas de alegría de la liberación de París en mayo del 45. Toda la proyección estuvo acompañada de un numeroso grupo de jóvenes europeos vestidos de negro, que cantaron a capela canciones de guerra, de resistencia y de amor, o se movieron como parte viva del espectáculo, para terminar entonando el himno internacional europeo: el canto a la Alegría de Schiller musicalizado por Beethoven para su 9ª sinfonía. Mientras se exhibía, como colofón, el inmenso letrero humano formado sobre la playa hace unos días: "Liberté, Merci, Normandie".

Durante el espectáculo, el comentador mencionó los números de muertes: 50 millones en total, de donde 28 millones de rusos contra 2 millones de alemanes en el frente soviético; 40 mil aliados de donde 25 mil estadunidenses sólo en la región de Normandía y 200 mil en total en Europa, 600 mil griegos y 60 mil belgas, 6 millones en los campos, en fin... Y dependiendo del comentario o de las imágenes, las cámaras tomaron expresiones de Chirac, de Bush, de Putin y de la reina Isabel de Inglaterra, pero fueron honrosamente discretos con el canciller federal de Alemania, Gerard Schroeder.

La reconciliación franco alemana

Justamente, al finalizar la ceremonia de homenaje a los caídos, el canciller federal alemán y el presidente francés se dirigieron al Museo del Memorial en la ciudad de Caen, el más visitado de Francia, que fue inaugurado por Miterrand en 1984. Significativo fue el aplauso sostenido de los miles de jóvenes europeos que recibieron a la pareja de dirigentes, sin sus escoltas visibles, y los cientos de manos que se extendieron para estrechar las de ellos mientras se abrían paso hasta la entrada del museo donde develaron una placa grabada en la piedra "para que nunca se borre ni las letras caigan", celebrando la primera ceremonia común del desembarco.

Fecha realmente memorable y que concluye un largo proceso de acercamiento entre dos naciones históricamente enemigas que, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, se acercaron pausada y cuidadosamente: primero con la asistencia del canciller Konrad Adenauer, liberado de la prisión hitleriana por los aliados, para un Tedeum en la catedral de Reims en compañía del general Charles de Gaulle, luego con el acuerdo sobre el carbón y el acero que llevó a la apertura de la Comunidad Económica Europea, después con el encuentro de Francois Miterrand y Helmut Kohl en la ciudad de Verdun, campo de batalla decisivo en la Primera Guerra Mundial y de donde quedó una imagen conmovedora con ambos dirigentes tomados de la mano, en fin con la asistencia de Schroeder al desfile del 14 de julio y ahora a Normandía, pasando por los tratados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y del Eliseo, todos momentos de 60 años de diplomacia que culminaron hoy, en palabras del presidente Chirac:

"En esta hora de recuerdo y recogimiento que es también la de construir el futuro de una Europa cuyo proyecto nació aquí con la muerte del IIIer Reich (y que muestra que) no hay conflicto por doloroso que sea que no pueda resolverse por el diálogo y el entendimiento (...) nuestra reconciliación ofrece a lo hombres que se enfrentan en la noche interminable del odio, una verdadera esperanza y más aún les ofrece la elección de la audacia, el valor y la paciencia porque hay siempre un camino posible para la paz.(...) "450 millones de hombres y mujeres en una Europa orgullosa de sí, potencia económica de primer rango, al servicio del empleo y del progreso social, de la inteligencia, el saber y la investigación, capaz de elevar una sola voz humanista al servicio de un orden internacional más justo y solidario, respetuoso de la dignidad del hombre y de la diversidad de culturas y de pueblos. Una Europa fuerte que contribuya a la estabilidad del mundo y dé un nuevo impulso a la relación trasatlántica por su compromiso con la paz y la solidaridad."

A lo que el canciller federal alemán respondió, entre otras frases: "El recuerdo que guarda Francia de este sitio es distinto del que guarda Alemania, pero nos llevan a la misma conclusión (...) los soldados alemanes arrastrados en su caída por el proyecto de sojuzgar a Europa están al lado de los que la liberaron (y de) muchos otros alemanes que murieron por oponerse a Hitler (...) los aliados del oeste liberaron también a Alemania pero no olvidemos a los del este, los soldados rusos". Y, tras agradecer el apoyo de Francia en la reunificación de Alemania, concluyó: "No estoy aquí representando a una sombría Alemania, sino a la que ha rencontrado su lugar en el seno de la construcción de una democracia estable y duradera. Alemania es pacifista pero no evitará las responsabilidades que le incumban cuando se trate de defender la paz y los derechos del hombre".

En su discurso esta mañana en el cementerio que alberga las tumbas de casi 4 mil soldados, en su mayoría estadunidenses, el presidente Chirac dijo, frente a su par estadunidense, Bush: "Un viento de paz, reconciliación y libertad sopla en Europa al fin reunida (...) el reconocimiento a los veteranos compromete a las generaciones futuras (pues) no hay porvenir sin memoria".

Y tras rendir homenaje a los soldados estadunidenses, ingleses y otros aliados, continuó "el combate cambió el alma de Europa (...) nunca más una locura podrá impedir a los pueblos de Europa acercarse, ni podrá impedir su marcha hacia la paz y el orden universal (...) frente a los peligros de un mundo por venir, (Europa será) respetuosa de las ideas, las costumbres y las culturas".

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año
La Jornada
en tu palm
La Jornada
Coordinación de Sistemas
Av. Cuauhtémoc 1236
Col. Santa Cruz Atoyac
delegación Benito Juárez
México D.F. C.P. 03310
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Email
La Jornada
Coordinación de Publicidad
Av. Cuauhtémoc 1236 Col. Santa Cruz Atoyac
México D.F. C.P. 03310

Informes y Ventas:
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Extensiones 4329 y 4110
Email