LETRA S
Junio 3 de 2004
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ls-libro De cómo transformar la vergüenza en orgullo

Antonio Contreras

Jean Genet nació en París en 1910 un día que Dios estuvo enfermo, grave. Nunca conoció a sus padres, por lo que fue criado por instituciones de beneficencia pública. A los 10 años de edad, ingresó a un reformatorio acusado de robo, desde entonces y durante las tres décadas siguientes conoció como inquilino muchas de las cáceles más famosas de Europa. En Francia, luego de su décima condena por robo, fue sentenciado a cadena perpetua, la cual no cumplió gracias a la defensa que de él hicieron personajes como Andrè Gide, Jean Paul Sartre y Jean Cocteau.

Ampliamente leído y vilipendiado, Genet hizo arte de su biografía. Su universo literario, como su vida misma, está poblado de seres marginales sin más destino que la santidad o el crimen. En su obra (novelas, piezas teatrales, ensayos) se aprecia la búsqueda de una identificación con los parias y los abyectos, trátese de travestis, presidiarios, ladrones, o militantes antirracistas y anticolonialistas. La cuestión es luchar, siempre y por doquier, contra lo que él llama el Poder.

En Una moral de lo minoritario. Variaciones sobre un tema de Jean Genet, el filósofo e historiador del pensamiento Didier Eribon --muy conocido por los lectores asiduos de Letra S-- señala que para Genet escoger el mal no significa transgredir lo prohibido, sino escoger ser lo que la sociedad ha hecho de él, y "transformar en orgullo, en principio de vida, lo que debería ser sentido como vergüenza, vivido como maldición." Añade que Genet no escribe para "comunicar sus emociones pasadas", sino para crear una novedad, para "componer un nuevo orden moral, todavía desconocido para él".

Desde las perspectivas moral, literaria y psicoanalítica, Eribon desmenuza las entrelíneas tanto de Genet como de quienes se ocuparon de él, ya sea a favor o en contra, para concluir que Genet, en su afán de sintonizar con la experiencia de otros oprimidos, se acerca mucho al Foucault de Historia de la locura, quien no sólo trataba de tejer, a través de las épocas, lazos con las distintas figuras de la exclusión, procurando trazar la genealogía de una alienación común, sino que también quería implantar encuentros en la acción entre los disidentes de todo género, pues a todos los une su enfrentamiento con el poder.

De acuerdo con Didier Eribon, Genet gestó nuevas posibilidades de discurso, aunque reconoce que no se puede escribir o actuar en lugar de otros: "las minorías deben conquistar su libertad por sí mismas". Al respecto, el autor de Nuestra señora de las flores declaró a un periodista mexicano, hace más de 20 años, que "aquellos que viven su homosexualidad como un infierno merecen estar ahí: han caído en la trampa."

Didier Eribon
Una moral de lo minoritario. Variaciones sobre un tema de Jean Genet
Anagrama
Barcelona, 2004.