![]() NAIEFYEHYA DE
LA GUERRA IMAGINARIA
El mito de la guerra
Cualquier persona medianamente informada, con cierta sensibilidad y un poquito de inteligencia hubiera podido prever la clase de horrores que tendrían lugar durante y tras la guerra de agresión y ocupación estadunidense contra Irak. Pero se hubiera requerido de más imaginación para adivinar que la operación Libertad de Irak daría lugar a un auténtico festival de la fotografía amateur, a un auténtico Lollapalooza de la tortura (aunque la palabra tortura ha sido meticulosamente expurgada de todo reporte, artículo y debate), un necro-Woodstock sadomasoquista, donde los soldados (y contratistas privados) tuvieran la oportunidad de divertirse y experimentar con sus más turbias fantasías de dominio y donde hasta el soldado raso más insospechado pudiera volverse un Robert Mapplethorpe en potencia. Hoy, el alud de confesiones y revelaciones de víctimas y victimarios se ha tornado en un estruendo mediático que ha acallado hasta a la maquinaria propagandística más poderosa y sofisticada de la historia de la manipulación humana. Sería idiota pensar que la tortura a la que han sido sometidos los iraquíes es lo peor que una fuerza de ocupación ha hecho con sus prisioneros o que estas atrocidades no tienen precedente histórico. Pero el escándalo que estas imágenes han provocado entre muchos de los convencidos de las buenas intenciones de Bush y los neocons ha resquebrajado el mito de la guerra, ha expuesto la podredumbre moral que es sólo una de las consecuencias más superficiales de una guerra y ha puesto en evidencia, con la magia de unas cuantas fotos, la imposibilidad de una guerra limpia y liberadora. Mientras en Irak uno de los torturadores de Abu Ghreib, Jeremy Sivits, era condenado a un año de cárcel, por las fechorías que no sólo cometió sino que fotografió, el sargento Camilo Mejía recibió una condena casi idéntica en Fort Stewart, Georgia, por desertar. Después de servir por seis meses y dirigir a un batallón de infantería, Mejía se entregó ya que se negó a participar en una guerra por ambición y petróleo que considera criminal, en la que "muchas cosas horribles se vuelven aceptables" (como declaró a Bob Herbert, The New York Times, 21-5-2004). La extraña historia
Nick Berg, un joven estadunidense judío de veintiséis años, ha sido presentado como un joven empresario idealista, generoso, inteligente y hasta cierto punto ingenuo, que creía en la guerra de Bush y anhelaba ayudar al pueblo iraquí a construir un nuevo país justo y democrático. De paso, Berg esperaba algún tipo de beneficio económico al ofrecer sus servicios reparando y construyendo antenas de radio y sistemas de telecomunicación. Los propagandistas y apologistas de la guerra han tratado de transformar a Berg en un símbolo del martirio de las buenas intenciones estadunidenses en Oriente próximo y del "tipo de enemigo contra el que están peleando". Las atroces imágenes de la decapitación de Berg (originalmente posteadas el 11 de mayo en el website del grupo Muntada al Ansar, www.al-ansar.biz hoy fuera de línea) han sido objeto del más reciente frenesí morboso en internet, lo que se traduce en que el video ha sido bajado millones de veces por usuarios en el mundo entero. Esta muerte se ha transformado en otro de los acontecimientos mediatizados que están conformando la cara de esta guerra, normando nuestra sensibilidad hacia el horror en la era de la cámara digital y convirtiéndonos en virtuales archivistas de atrocidades. Decenas de civiles murieron en Irak por las balas y bombas de la "coalición" y en Gaza por la incursión del ejército de ocupación israelita durante la semana en que Berg fue ejecutado. No obstante Fox News y varios senadores estadunidenses ladraron hasta la afonía que el mundo árabe no había expresado suficientes condenas en contra de la decapitación, mientras que ellos ignoran sistemáticamente el sufrimiento del mundo árabe que precisamente provoca acciones repugnantes como ese asesinato. Berg no es un símbolo para ninguno de los bandos, sino una víctima más de una guerra peleada por ambición. Una curiosidad más Usualmente la estación de televisión
por satélite qatarí, al Jazeera, ha obtenido las primicias
de los videos provenientes de Oriente próximo. En esta ocasión
Fox, Reuter, BBC y CNN obtuvieron el video (de una página en árabe)
en cuestión de una hora, mientras que al Jazeera fue incapaz de
encontrar el famoso video. ¿Cómo se le escapó esta
primicia? Esto es extraordinariamente inusual y yo diría sospechoso.
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