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México D.F. Domingo 23 de mayo de 2004

Castillos de cartón, novela sobre la inocencia generalizada en la península durante esa década

En los años 80 España se estrenó a sí misma: Almudena Grandes

En la nación ibérica se recuperó el fervor, el control a los gobernantes y la forma de involucrarse en la política, que estaba perdida tras el ascenso de la extrema derecha, sostiene la autora

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

La década prodigiosa en España no ocurrió en los 60, sino 20 años después. En los 80 fue la movida, pero también ''los años sin miedo, sin culpa, los años de una libertad radical'', y en ese sentido Castillos de cartón es una novela representativa de esa época, expresa la escritora Almudena Grandes.

Este libro, el más reciente de la autora española, ''es un ejercicio consciente de la vocación del espíritu de los años 80 en los que la libertad era tan radical que ni siquiera hacía falta recordarle a la gente que su libertad terminaba donde empieza la de uno mismo. Cuando se empieza a recordar eso es que el asunto está fastidiado'', dice en entrevista con La Jornada.

Se trata, agrega, de una novela escrita desde una perspectiva de mucha nostalgia, porque cuando fue escrita, entre 2002 y 2003, ''España se parecía más al país de cuando era pequeña que al que viví en la adolescencia, pero las cosas han cambiado desde las últimas elecciones generales''.

Así, la historia de María José, Marcos y Jaime, los protagonistas de esta historia publicada por Tusquets, es acerca de lo que se ocurría en los 80: ''una especie de inocencia que era general, que se vivía en Madrid, en España, en el aire. Esa inocencia tenía que ver con todo lo que pasaba porque en este país yo era joven, el país era joven, el aire era joven y todos nos estábamos estrenando a nosotros mismos. En ese entonces el exceso era una vía de conocimiento más que un riesgo''.

La España de esa época era joven e inocente. Ahora, después de los atentados del 11 de marzo, de las movilizaciones y del triunfo del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, se puede pensar que es un país maduro, añade la autora de Malena es un nombre de tango.

Más aún, ''se debe pensar que es un país que ha renacido, que se despertó de la atonía en la que había vivido en los últimos años. Lo que ha pasado recientemente habla de madurez y de la recuperación de un fervor perdido, de una exigencia de control a los políticos y de una forma de involucrarse en la política que estaba realmente perdida después de varios años de gobierno prácticamente de la extrema derecha''.

Es una novela nostálgica, ''no de la juventud, sino de una época, de un espíritu determinado'', subraya.

Ambientada en Madrid, Castillos de cartón es la historia de tres estudiantes, dos hombres y una mujer, quienes construyen en medio de esa inocencia una relación que, al pasar las páginas, deviene la destrucción de esa fortaleza de papel.

Los personajes ''construyen un castillo que parece muy fuerte y transmiten esa cosa que es muy propia de la juventud: meterse en algo muy complicado sin darse cuenta, sin valorar bien sus fuerzas. Se dejan llevar por una historia que les da placer y no comprenden hasta qué punto esa historia los va comprometiendo y no se dan cuenta que las consecuencias van a pesar sobre ellos''.

Cargada de sexualidad, el texto no se clasifica en el género erótico, en el que se estrenó Almudena Grandes con la publicación de su primer libro, Las edades de Lulú, pero sí está llena de sensualidad porque ''este aspecto siempre ha sido muy importante para mí. No me interesa escribir de seres asexuados porque me dan mucho miedo. La sexualidad es una dimensión básica de los seres humanos.

''En la novela la sexualidad es una parte fundamental porque es una historia de amor extraña, que empieza siendo una historia de sexo muy rara y que evoluciona desde el sexo hasta el amor. De alguna manera el sexo lo impregna todo y no es porque los personajes sean perversos''.

Existe también un matiz político de izquierda, ala preferida por la escritora, ''y eso también tiene que ver con la época, porque el hecho de que estos personajes se atrevan a vivir su historia es también indicio de una posición política. Hay que tener en cuenta además que en la España de los últimos años de resistencia al régimen, la izquierda asumía la liberación sexual en su ideario y eso ocurre de nueva cuenta con Rodríguez Zapatero con posturas como el apoyo al matrimonio entre homosexuales''.

La manifestació de su pensamiento político en la novela se debe, explica, ''a que la escritura siempre es un hecho ideológico, porque escribir es mirar el mundo y contar lo que se ve. En ese proceso invariablemente está la versión del autor que ve la realidad con todo lo que determina su mirada, en esa visión está también su ideología. Creo que es imposible escribir una literatura que carezca de proyección ideológica, independientemente de que el autor sea consciente o no''.

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