CIUDAD PERDIDA

Miguel Angel Velázquez

Los tamaños del miedo

El factor Peje
Jugar chueco trae consecuencias

ƑA QUE le temen Doña M. y Mr. Fox? ƑQué es lo que les provoca tan enorme temor? ƑQué los ha llevado a tal paroxismo, enajenación, ataque, arrebato, alteración, furia, ira, violencia, exasperación, irritación? ƑCuál es la razón de la locura?

ƑSERA EL factor Peje el que los tiene en tal estado? Para muchos, para la mayoría cada día más manifiesta ese es el único motivo. Es decir, todo lo que encierra la posible candidatura a la Presidencia de la República del jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador.

PERO HAY algo más, el monstruo que crearon entre los priístas neoliberales, los panistas y quienes han encabezado el Instituto Federal Electoral. Ese monstruo al que citan día tras día, al que pensaron su aliado por siempre, el mismo que les sirvió para llegar a Los Pinos y hacer del país este manojo de contradicciones; ese monstruo alimentado por el mal gobierno que hoy se crece como su enemigo: la democracia. A eso es a lo que en realidad temen.

ES UNA realidad del tamaño del mundo. No quieren enfrentar a López Obrador en las urnas porque en su fuero interno tienen la seguridad de la derrota y, entonces, antes de llegar al único signo de democracia que se ejerce en el país, el sufragio libre, prefieren anularlo de cualquier forma, a cualquier precio.

ELLOS, HIJOS del modelo estadunidense, en su oportunidad se aseguraron que los votos se contaran bien, pero ahora están aterrados por la fórmula, porque las cuentas claras, si todo marcha como hoy, les serán desfavorables y perderán el poder otorgado por la desesperación y la necesidad de cambio, el cual pretenden mantener mientras terminan de vender a México.

PERO HAN jugado una carta de altísimo riesgo, han jugado chueco y en la democracia real eso tiene consecuencias desastrosas para quien lo hace. La respuesta de la gente, del demos, sabe condenar y actúa en contra de quienes lo traicionan, de quienes lo burlan.

ANDRES MANUEL López Obrador ha llamado a resistir en calma los embates del poder, pero el jefe de Gobierno no es el dueño del pensamiento ni de las reacciones de la gente.

LA MANIFESTACION pública del rechazo a ciertas medidas de autoridad, cuando son injustas o sucias, como en este caso, también son parte de la democracia, y no es posible detenerlas con buena voluntad o discursos.

A BUENA parte de la población de este país se le engañó, las autoridades electas le han mentido, la han llevado a la migración, al desempleo o al empleo ilegal, al abandono del campo, a una educación mediocre, al regreso a la insalubridad, a la enfermedad continua y, en muchas ocasiones, al crimen por necesidad, pero además ahora se le pretende impedir, con argucias legaloides torpes, que uno de sus posibles candidatos llegue a la contienda por la Presidencia de la República.

EN OTRAS palabras, se le impide ejercer la democracia, votar por quien pueda considerar la mejor opción, porque seguramente ese voto iría en contra de los compromisos contraídos con quienes otorgaron los dineros a los gobernantes de hoy, para que los engañaran con el sueño de esa democracia.

TAL VEZ esa sea la enseñanza, la más grande enseñanza que nos ha dejado el paroxismo que se vive en la casa presidencial, donde de seguro no habrá registro de errores, porque no sería nada sorpresivo que si López Obrador sale indemne de este ataque, venga otro y otro más con el mismo sello, de la misma factura: el miedo de la propia familia presidencial a la democracia.

SE PUEDE decir, entonces, que el gobierno de Mr. Fox y Doña M. se han convertido ahora en los enemigos más serios y peligrosos de esa democracia liberal representativa de la que supuestamente se sienten tan ufanos, y por ello no queda más que decir: šviva la democracia!, señores.

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